Amparanoia regresa a ritmo de fanfarria: "Nos quieren polarizados, pero la música tiene el poder de unirnos"
La banda de Amparo Sánchez y la charanga Maestros del Gremio se unen en 'Fan Fan Fanfarria', un disco de música mestiza en el que predominan los aires balcánicos.
6 enero, 2024 02:36Suenan los primeros compases y podría ser Emir Kusturica con su No Smoking Orchestra, Goran Bregovic, Fanfare Ciocarlia u otra banda de los Balcanes. Pero enseguida aparece la voz de Amparo Sánchez revelándonos que lo que nos entra por los oídos y nos sale por los pies (imposible estarse quieto en la silla) es Fan Fan Fanfarria, el nuevo disco de Amparanoia en colaboración con la charanga Artistas del Gremio.
Para este nuevo guiso de ritmos del mundo, que define como "balkan-mex-swing-electro-charanga-mestiza", Amparo Sánchez ha juntado a su banda Amparanoia, compuesta mayoritariamente por mujeres, con la formación zaragozana, una de las brass bands más solventes del panorama nacional. En el caldero borbotean a partes iguales versiones de algunas de las canciones más populares de su carrera, como “Que te den” y “Buen rollito”, y también temas nuevos.
Entre estos últimos están los tres primeros sencillos que han visto la luz en los últimos meses: el corrido tumbado con conciencia social “Algo está pasando”, el hip hop old school y autobiográfico de “La Balanza” y la festiva “Fanfarria” que abre un disco en el que también colabora su hijo Yeyo en la producción y que han publicado con el propio sello de Amparo, Mamita Records.
Pionera del mestizaje
A finales de los noventa, Amparo Sánchez fue una de las pioneras en España de la música mestiza y de fusión (la llamaban “la Manu Chao española”), aunque con toda honestidad señala antes que a ella a Santiago Auserón y Víctor Coyote entre los primeros referentes del pop español que empezaron a indagar en las músicas de raíz de otras latitudes, especialmente del otro lado del Atlántico. “Lo que pasa es que yo manejaba otras influencias, porque yo cantaba blues, soul, jazz, rumba, reggae… Siempre he sido muy diversa musicalmente, de muchos estilos en diferentes momentos de mi vida, y todo eso se materializó en el proyecto Amparanoia”, explica. “Mi propuesta musical creo que no tiene que ver con ninguna. Me han copiado muchas veces, pero no hay nada que se me parezca”.
Esto lo dice también en “La balanza”, una de las canciones nuevas que aparecen en Fan Fan Fanfarria”. Con aires de Mala Rodríguez, Amparo Sánchez rapea en este tema sobre su vida y da gracias, sintiéndose bendecida por haberse podido dedicar a la música durante casi 30 años, aunque aún no haya actuado en el Wizink. “No deja de ser un sueño. Yo me veo joven, no es que lo quiera conseguir este año ni el que viene. Mira a Chavela Vargas y a Cesária Évora: tuvieron su momento más álgido en la madurez de su vida. A lo mejor para mí también está reservado eso. O no, quizá nunca llegaré a tocar en el Wizink y lo acepto”.
Música y amistad
La cantante y compositora granadina, que se instaló de nuevo en su ciudad natal después de haber pasado 11 en Madrid —donde se dio a conocer allá por 1997 con el disco El poder de Machín— y otros 14 en Barcelona, nos da las claves de su décimo trabajo discográfico, donde los vientos metales comparten protagonismo con las bases electrónicas. “Para mí este disco es la oportunidad de versionear mis temas clásicos y compartir temas nuevos. Tiene esa fusión característica de mi música, suena a Amparanoia, pero combinada con el sonido de las producciones actuales sin olvidar la música electrónica de los noventa que a mí me gustaba, como Asian Dub Foundation o Zuco 103”.
Sobre su alianza con la charanga Maestros del Gremio, explica Amparo: “El algoritmo los trajo a mi vida. Yo de pronto vi un vídeo con unos chavales con minifalda y con medias, haciendo versiones a pie de calle, en formato charanga, con esa comicidad, con esa alegría y sonando increíble, y empecé a seguirlos”.
Así, cuando se planteó hacer una nueva versión de su canción “Mi genética”, de su disco Himnopsis colectiva, se acordó de ellos. Grabaron juntos la canción y el videoclip durante cuatro días y se tomaron “mucho cariño”, así que ella los invitó al fin de gira de Amparanoia en Granada como teloneros y también para que subieran a tocar con ella en algunos temas. La experiencia fue tan bien que esta vez fueron ellos quienes le propusieron que hicieran varios conciertos juntos, y ella dobló la apuesta proponiendo que hicieran un disco y una gira, de la que por ahora hay confirmadas cinco actuaciones: Zaragoza (19 de enero), Vitoria (23 de febrero), Bilbao (24 de febrero), Madrid (2 de marzo) y Barcelona (22 de marzo).
Para Amparo Sánchez, lo principal para hacer una colaboración musical es que haya conexión. “Los seres humanos emitimos una vibración y una información que hace que conectemos en amistades, en el amor, o simplemente paseando por la montaña o sacando al perro. Y en la música funciona igual y además hay una admiración mutua. Ahora estoy armando una gira por Europa para el mes de abril y he invitado a Raly Barrionuevo, un cantante de folclore con el que ya llevo colaborando varios años. Pasaremos una semana tocando y gozando, no solo el rato que estamos en el escenario, porque vamos tocando y cantando por la carretera, llegamos al camerino y seguimos tocando y compartiendo canciones. Todo eso lo nota el público cuando subes al escenario”, explica.
“Lo que nunca, nunca, nunca he hecho en mi carrera ha sido aceptar una colaboración que no he sentido”, continúa. “Café Quijano me invitó a colaborar en “La Lola”, su gran hit. Oí el tema y dije: ‘sí, el tema puede estar bien, pero yo no me siento identificada, la veo un poco machista. A mí esto no me vibra’. La compañía me insistió pero no la quise hacer. Y luego el tema se oyó muchísimo un verano, dos veranos, tres veranos. Mi hijo me dijo: ‘¿Ves? Tenías que haber colaborado en la canción’, pero yo le dije: ‘Cariño, cada uno tiene su camino’. Yo todo lo que hago lo hago de corazón, nunca por interés”.
Conciencia social
“¿Qué hacemos con la gente que anda durmiendo en la calle? ¿Qué hacemos con la gente que hacen las colas del hambre?”, pregunta Amparo Sánchez en “Algo está pasando”. Sin perder el ánimo festivo, la artista granadina señala las injusticias que nos rodean mientras que las letras del pop y la música urbana que triunfan hoy mayoritariamente transitan entre lo insustancial, el ego y la hipersexualización.
“Eso ha pasado en todas las épocas. En el pop las canciones de amor, ñoñas, de cachondeo o de picardía siempre han existido, lo que pasa es que ahora es mucho más salvaje y explícito. Ahora la cultura está muy mediatizada por internet y las redes sociales y los jóvenes consumen porno desde muy temprano, por eso las letras están tan relacionadas con esa exposición a la sexualidad tan fuerte”, opina Amparo. “Ahora muchas cantantes salen en tanga y me parece perfecto, pero es una muestra de lo sexualizado que está todo. El sexo siempre ha sido una fuente de distracción y evasión, pero también hay una juventud comprometida y una generación de cantautores y cantautoras con mensaje y sensibilidad, que apelan a otros aspectos de la vida”.
Lo festivo y lo reivindicativo van siempre de la mano en la música de Amparo Sánchez, una conjunción que expresaba muy bien el título de su segundo disco, Feria furiosa. “Yo hago canciones sobre temas sociales porque me afectan. Todo nos afecta. Hago esas canciones porque lo necesito, luego a la hora de seleccionarlas para un disco lo que más me interesa es la propuesta musical de cada una de ellas”, explica.
“Yo me siento con libertad para escribir acerca de lo que quiero y lo que intuyo que va a conectar con la gente. Venir a un concierto y que una mujer esté al frente produciendo y creando canciones ya es un posicionamiento muy claro”, dice la artista. Y afirma: “Mis canciones claro que tienen un mensaje: el de sentirnos unidos, celebrar y sentir nuestro poder e ir a por lo que queremos lograr”.
¿Se puede llegar a todo tipo de públicos cuando un artista se moja en determinados asuntos? Sobre el público que paga por asistir a sus conciertos, destaca que "el 90% son mujeres", de entre 25 y 50 años. "Pero también hemos tocado en las fiestas de Burgos o de Pamplona y ahí nos ve todo el mundo. Gente que me conoce y gente que no. Y cuando digo "brazos arriba" o los pongo a hacer un coro, ahí canta todo el mundo", señala. "Para mí la música tiene un poder superior que es el de decirnos que estamos todos unidos. Yo no pongo filtros. Aquí es bienvenido toda aquella persona que de pronto conecte y le guste lo que está oyendo. Y si no te gustan los mensajes, te puedes ir y ya está. Allá cada uno con su nivel de intransigencia. Vivimos en una época en la que nos quieren polarizados y enfadados. Yo no quiero eso en mi vida y la música tiene el poder de conectarnos".