Disco de difícil crítica en pocas líneas. Sale cuando aún se halla reciente la interpretación de Renée Fleming en París de El Pirata, una de las obras belcantistas más difíciles de cantar y con la que cosecharon grandes triunfos María Callas y, más aún, Montserrat Caballé. Los archivos que me llegaron de esa interpretación muestran una Fleming de timbre cautivador, buena técnica, graves dudosos y no demasiada idea de lo que es el belcantismo. Para ella se trata más bien de "canto cursi" o "canto exagerado" y las cosas no son así.

Esa misma impresión es la que queda tras la audición del compacto ahora editado. Se puede comprobar en el inicio de Il Pirata, afectado y de lentitudes extremas o en el "bel raggio lusinghier" de Semiramide, con adornos adicionales en la repetición. En cuanto al aria conclusiva de La Sonámbula cabe objetar su falta del aire etéreo que precisa. La melodía no acaba de levitar.

El disco, con arias de las óperas citadas y de Armida, Lucrecia Borgia y Maria Padilla, pretende convertirse en sucesor de los de Caballé. No lo consigue. Si les interesa este repertorio, acudan a la soprano catalana o a Joan Sutherland. Sin embargo, dado el atractivo del timbre, los recursos técnicos y la escasez de alternativas actuales, habrá público a quien le entusiasme Renée Fleming en este repertorio.

De otro lado, no deja de tener una virtud: la posibilidad de reconocer de inmediato a quien canta, es decir, una personalidad y tampoco andamos muy sobrados de ellas.