Image: Mirella Freni
Mirella Freni
La soprano Mirella Freni ha desarrollado una de las carreras artísticas más admirables de la segunda mitad del siglo XX. Prueba de ello es este doble cedé que recoge las principales actuaciones de la cantante de Módena en la Staatsoper de Viena. Se abre con su insuperable Mimí de La Bohème de Puccini, personaje del que asistimos a toda su evolución, desde el candor juvenil de su presentación con Herbert von Karajan en 1963 hasta el dramatismo que supo otorgarle 20 años después con García Navarro y Carlos Kleiber. Es magnífica también su Elisabetta de Don Carlo de Verdi, sobre todo la dirigida por Claudio Abbado en 1989, y aparte de su angelical Amelia de Simon Boccanegra -otra de sus especialidades-, la encontramos también en su valiente enfrentamiento del acto III de Otello (junto a Plácido Domingo, con quien protagonizó muchas noches de gloria), que como curiosidad añadida cuenta con la única intervención en el foso vienés de James Levine. Es toda una rareza su intensa Aida de un concierto verdiano de 1990, con Luciano Pavarotti y Roberto Abbado. Si a sus muy dignas Adriana Lecouvreur o Manon Lescaut siempre les faltó ese punto de gran diva trágica a lo Callas, Tebaldi o Caballé, en las dos heroínas rusas, Tatiana en Eugenio Onieguin o Lisa en La dama de picas (ambas con Seiji Ozawa) está magnífica. Para terminar, el dúo de Fedora de Giordano, de su despedida en 1995 junto al tenor argentino Luis Lima y bajo la batuta de Fabio Luisi, nos da la sensación de que una época se acaba definitivamente.
