Teatro

Molly Bloom, tierra y carne

4 julio, 1999 02:00

La sala El Canto de la Cabra de Madrid inaugura sus representaciones al aire libre en la plaza colindante. Para ello cuenta con la presencia, del 1 al 25 de julio, de Agerre Teatroa, que presenta "Molly Bloom". Inspirado en el último capítulo de "Ulises", de James Joyce, es el monólogo de una mujer que recuerda su vida durante una noche de insomnio.

Es más de media noche y Molly Bloom está en la cama junto a su marido Leopold, que duerme. La voz de Maite Agirre se eleva sobre el olivo de la plaza ocupada por el Canto de la Cabra. Al fondo se escucha la música de un chelo que, como un canto de sirena, arrastra al espectador a la cama de Molly, a su mundo.
La compañía Agerre Teatroa ha recuperado este monólogo cargado de sensualidad y verdad que cierra el "Ulises" de Joyce, un texto en el que las palabras, como los pensamientos, no están separadas por puntos, ni comas, ni ninguna otra barrera artificial que censure la libertad del discurso que, como decía el irlandés, "se va desenvolviendo como una gran esfera terrestre lenta segura y uniforme dando vueltas y vueltas girando".
"Lo interesante de la obra es que Molly puede ser cualquier mujer", afirma Maite Agirre, directora e intérprete principal. "Es una mujer normal que observa sus actos, sus relaciones, su cuerpo e incluso sus reacciones fisiológicas... y todo ello con la libertad que otorga el pensamiento, sin las censuras que imponen las palabras".
Para Joyce, Molly era "la carne que siempre afirma", la otra cara del Mefistófeles de Goethe, "espíritu que siempre niega". Quizá por ello la compañía ha elegido este montaje para romper con años de trabajo sobre Beckett, "un autor que nos atrapó pero que no nos dejaba escapar". "Para nosotros, Molly Bloom ha sido una salida hacia la afirmación", añade, una afirmación tan contundente como las últimas palabras del personaje: "and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breasts all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will yes" (y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le latía como loco y sí dije sí quiero sí).

Un personaje universal
Desde el comienzo de la obra la mente insomne de Molly teje una fina tela de araña tan sutil como la memoria y emprende un viaje fascinante, largo como la vida, en el que el personaje se cuestiona todo su mundo, desde sus relaciones con los hombres hasta la violencia, pasando por la realidad europea y, especialmente, la irlandesa. Y es que James Joyce escribió "Ulises" con la pretensión de que si se destruía la ciudad de Dublín, esta se pudiese reconstruir a partir de su novela. Sin embargo, a pesar de la trascendencia de Molly Bloom para Irlanda, no se puede decir que sea un personaje exclusivamente irlandés, sino más bien universal.
Desde sus comienzos en la catalana Dagoll Dagom, Agirre ha trabajado, entre otros, con Lluis Pascual, Mario Gas y Jordi Grael, ha viajado a lo largo y ancho de Europa con la compañía italiana "Domus de Janas" y ha fundado, en 1986, Agerre Teatroa con la que ha realizado numerosas producciones, entre las que destacan sus colaboraciones con Jorge Oteiza, Vicente Amestoy y Koldobika Jaúregi..
Agirre no parece asustarse ante el mito de una de las novelas cumbre del siglo: "Creo que el monólogo de Molly Bloom (que la obra reproduce íntegramente) es más apropiado para oírlo que para leerlo; el mismo Joyce tenía la costumbre de leer en voz alta sus novelas". Además, se sabe que el irlandés amaba el teatro y que escribió una comedia, "Desterrados".

Teatro al aire libre
No es la primera vez que un dramaturgo español se atreve con el monólogo: Sanchis Sinisterra realizó una adaptación en 1982, "La noche de Molly Bloom", con la que debutó la actriz Magöi Mira, y que fue muy bien recibido por la crítica.
Para la puesta en escena Agirre ha aprovechado el espacio al aire libre y el olivo que domina la plaza. De éste se desprenden la cama de Molly y una estatua de una mujer. El suelo está cubierto de hojas secas. "Hay algo terrenal en este espacio que lo hace muy adecuado para la obra", explica la actriz, "pues para Joyce, Molly era tierra". Tierra y carne.