Teatro

Más que Momix

La compañía de Pendelton llega al teatro de Madrid

3 octubre, 1999 02:00

Las metamorfosis que experimentan los bailarines de Momix, mezcla de magia y acrobacia, dejan apabullado al público. Esta rompedora compañía que dirige Moses Pendelton desde hace 18 años es un ejemplo insólito de americanos que triunfan en Europa. Durante todo este mes presentan en el Teatro de Madrid "Super Momix", una antología de sus mejores coreografías

Momix, la compañía de danza estadounidense liderada por el polifacético Moses Pendelton, ha creado verdaderos adeptos durante sus dieciocho años de trayectoria. De hecho, actúa en Madrid durante un mes, un periodo considerado muy largo para una compañía de danza contemporánea y más aún tratándose de un grupo norteamericano.

¿Cuáles son las claves que explican el triunfo en Europa de esta compañía americana? Desde el punto de vista de la danza contemporánea europea, acostumbrada a un intenso tenebrismo que se entretiene en las profundidades sentimentales y luce una fuerte carga teatral, el trabajo de Momix se ve muy "light". Al fin y al cabo, Momix es un producto de una mentalidad tremendamente americana. Por eso, resulta sorprendente su popularidad en Europa

¿Qué se espera, pues, de una compañía de danza que toma su nombre de una marca de pienso bovino y cuya mejor arma para conquistar al público es una acertada agudeza visual, una excelente preparación física y un imaginación desenfrenada?

Momix despierta un curioso bipartidismo entre los espectadores. Las obras de Pendelton presentan una mayor preocupación estética que metafísica, aunque algunas de las piezas ofrecen imágenes que evocan estados emocionales muy específicos. Para algunos, a las propuestas de Momix les falta sustancia pero el gran público asiste fascinado por su belleza, las proezas físicas de sus intérpretes, la imaginación surrealista de Pendelton y el buen humor. La forma ingeniosa de manipular el cuerpo caracteriza unas coreografías llenas de sorpresas visuales.

La misma compañía se describe, muy acertadamente, como bailarines-ilusionistas que tejen imágenes insólitas y sugerentes con un sutil juego de cuerpos humanos, luz y unos cuantos atrezzos muy bien seleccionados.

El enfoque artístico de Momix no es su único rasgo atípico. Instalados lejos del mundanal ruido, en Connecticut, presumen de vivir en el campo. Su director es un coreógrafo también atípico: experto esquiador, excelente fotógrafo, intérprete privilegiado. Comenzó su peculiar idilio con la danza en 1971 como confundador de Pilobolus, una compañía rompedora para su época que fundía acrobacia con movimiento coreografiado. Dentro del panorama de la danza moderna americana, tan amante en su momento de la narrativa y el movimiento puro, fue toda una sorpresa. Pilobolus, y más tarde Momix, crearon un estilo propio fácilmente reconocible y sumamente fácil de disfrutar. Si no manejaban un vocabulario formalista tan elaborado como Martha Graham o Merce Cunningham, su inventiva plástica cautivó a un público amplio que acudía por primera vez a un espectáculo de danza.

En 1980, Pendelton se independizó de Pilobolus y creó la pieza "Momix", para clausurar los Juegos Olímpicos de Invierno y al año siguiente nació su compañía.

Desde entonces, Pendelton no ha parado. Su dedicación a la compañía, no le impide actuar como intérprete prestando su toque surrealista en obras de ópera, televisión, cine o videos musicales ("Batdance", de Prince, de la banda sonora de "Batman"). Sus próximos proyectos son tan eclécticos como siempre, desde un montaje teatral de "El jorobado de Nôtre Dame", de Walt Disney, a una producción para el equipo de gimnasia de Rumanía.

Lo mejorcito de su repertorio

Los siete bailarines que actúan en Madrid se han unido a la compañía recientemente. ésta requiere a sus intérpretes una preparación física completa, no exclusivamente de danza.

Respecto al programa de "Super Momix", incluye diez piezas cortas de lo mejorcito de su repertorio. En su mayoría solos y dúos, que recogen los aspectos más destacados del estilo Momix, al ritmo de músicas que abarcan desde Peter Gabriel, The Art of Noise, Michael Dog a Vivaldi y Stravinsky.

Momix muestra una capacidad sorprendente para relacionarse con los objetos, como la esfera que sirve de carcasa móvil en el solo "Orbit", o los esquís de la archiconocida "Skiva", creación en la que Pendelton idea un bello paso a dos que es un alucinante desafío a la fuerza de la gravedad.

"Super Momix" ofrece también la oportunidad de ver a la compañía en su salsa. Como se demostró con los espectáculos de gran formato, -"Passion" (inspirada en la música de Peter Gabriel) o "Baseball" (ideada para inaugurar el campo de entrenamiento del equipo de béisbol de los San Francisco Giants)- , las mejores obras del grupo son sus piezas cortas. Hasta ahora, su fórmula no ha sido eficaz para sostener obras de larga duración.
Guiso exquisito o ligero merengue, según los criterios de cada cual, lo más seguro es que Momix tiene aguante para seguir deleitando a un público ávido de pasarlo bien en el teatro.