Teatro

El mundo en un escenario

17 octubre, 1999 02:00

Del 25 de octubre al 28 de noviembre actuarán en Madrid y 29 municipios de la Comunidad 70 compañías de teatro, danza y música, la mitad de ellas extranjeras. Junto a nombres consagrados de la escena como Mihail Barysnikov, Robert Wilson, Peter Sellars -que visita nuestro país por primera vez- o el Piccolo Teatro de Milán, llegan un buen número de espectáculos desconocidos para los que el Festival de Otoño quiere servir de trampolín.

Otro año más el Festival de Otoño va a dar a Madrid un aire cosmopolita y políglota. Nueva York, Los ángeles, Londres, Tokio, Berlín, París..., el teatro del mundo al alcance de los aficionados de este pueblo manchego de paletos universales, capaces de disfrutar con un mónologo japonés o con una danza hipervanguardista con gritos-sonidos espasmódicos. Una ocasión extraordinaria para degustar el arte fugaz y exquisito del mejor teatro.
Por eso, muchos convienen en que el Festival de Otoño es insustituible. Primero, porque es el festival más importante del país si se atiende a lo que cuesta -500 millones de pesetas- y a sus dimensiones -79 espectáculos en cinco semanas- (sólo el Grec de Barcelona se aproxima con sus 300 millones de presupuesto). En segundo lugar, porque es la gran cita anual que permite a los madrileños y visitantes ver grandes espectáculos extranjeros.
Desde 1985, cuando se celebró la primera edición que fue inaugurada por el tenor José Carreras, el certamen ha intentado preservar su sello de "internacional". Así lo cree Alicia Moreno, recién nombrada Consejera de Cultura del gobierno de Ruiz Gallardón y que ha dirigido este festival desde 1997, cargo que ha cedido a su ayudante Mora Apreda.

A Moreno le gusta creer que en todos estos años uno de los signos que parecen haber consolidado el festival es que ha ganado proyección internacional, es decir, que cada vez vienen más directores de otros certámenes y programadores a ver espectáculos que, a su vez, pueden contratar.

Competencia desleal

En su opinión, lo que justifica un festival así es que "ofrece todo aquello que no tiene la cartelera de teatro habitual". Opinión que no comparten los productores y empresarios de teatro de la ciudad, que se han quejado de la competencia "desleal" que les ocasionaba. Su queja no ha caído en saco roto, ya que paulatinamente el festival se ha trasladado de fechas y su tiempo de duración ha ido reduciéndose, pasando de los dos meses de los primeros años, a las ocho semanas de 1997 y a las cinco que dura en la actualidad. La intención de Moreno es dejarlo en un mes, pues a su juicio debe ser un acontecimiento excepcional, con espectáculos que se programan dos o tres días.

Lo que sí se ha mantenido son las colaboraciones que el festival establece con los teatros públicos y privados. En total, el festival se desarrolla en trece teatros de la capital y en 29 espacios de otros tantos municipios de la Comunidad. De hecho, el festival supone una fórmula de financiación para estos teatros, ya que suele asegurar a las salas el caché de las compañías que programan, mientras la taquilla es negociable según el caso.
Además, el festival contribuye a financiar espectáculos, aunque este año sus producciones brillan por su ausencia. únicamente ha colaborado en el montaje de La Abadía "Los enfermos", de Antonio álamo. Según Moreno, las fechas del festival impiden llegar a acuerdos de coproducción con otros certámenes internacionales: "Los grandes festivales como Peralada, Mérida, Edimburgo o Aviñón se celebran en verano, una fechas muy alejadas del nuestro".

Consagrados y desconocidos

Respecto a la programación de esta edición, Moreno ha tenido en cuenta que "había que aunar espectáculos de creadores consagrados, como Bob Wilson o Peter Sellars, con otros de compañías menos conocidas, porque creo que el festival debe servir de plataforma a esas formaciones. Y, por otro lado, pienso que ahora estamos en el momento de arriesgar, de mostrar los trabajos menos convencionales, donde se mezclan lo audiovisual, lo interactivo". Además, se ha pretendido homenajear a Samuel Beckett (del que este año se cumplen diez años de su muerte), a Borges, (por el centenario del nacimiento del escritor), y a "La Celestina", (por conmemorarse el V centenario de su primera edición).En total, el número de espetáculos asciende a 79, de los que 43 son de teatro, 26 de música y 10 de danza.

Para la inauguración, el día 25 de octubre, se ha optado por una fórmula similar a la del pasado año: "Cien poemas para cien años (Poesía española del sigloXX)", un espectáculo que, dirigido por Mario Gas (ver entrevista, pag. 54 y 55), hace protagonista a la palabra en el umbral del milenio.

Comenzando por las producciones internacionales, la primera en llegar es "Gemelos" (día 26 de octubre), de La Troppa, prestigiosa compañía chilena que participa en colaboración con el festival Madrid-Sur. Cuenta una desgarradora y cruel historia basada en la novela de Agota Kristof "El gran cuaderno", en la que se ofrece una apocalíptica visión del ser humano.

Uno de los espectáculos más esperados del festival es "The story of a soldier" (día 29 de octubre), dirigido por el norteamericano Peter Sellars. Y americano es también otro de los grandes títulos del festival: "The days before: Death , Destruction & Detroit III" (día 18 de noviembre), que dirige el célebre Robert Wilson.

Los también consagradísimos Piccolo Teatro di Milano vuelven este año para festejar el aniversario de Beckett con el montaje de "Días felices" (día 24 de noviembre), que Giorgio Strehler dirigió en 1981. La compañía italiana ha remontado el espectáculo con la misma actriz, Giulia Lazzarini, y respetando la escenografía de entonces.
Otro de los títulos que más curiosidad despierta es el de la compañía japonesa Dumb Type (4 de noviembre), apenas conocida en nuestro país y representante de una vanguardia extrema. Practican un teatro mitad espectáculo, mitad instalación, con profusión de elementos multimedia. En "MemoRandom", espectáculo que traen a Madrid, indagan en los inestables procesos de la memoria humana.

Y de Francia , y en colaboración también con el festival Madrid-Sur, llega "Le sang des Labdacides", tetralogía de Sófocles, y "Cities", basada en "Las ciudades invisibles", de Italo Calvino, y que combina teatro, danza y música para ofrecer una visión poética e impresionista de cinco ciudades: Amsterdam, Bratislava, Madrid, Oslo y París.

Mimo, clown y vagabundos

Otras exquisiteces extranjeras son: "Ristorante inmortale o Sobre lo precario de la Existencia" (20 de noviembre), por la Compañía del Gesto, alemanes que gustan del absurdo. Los ingleses Peepolykus, un trío gamberro y humorístico que presenta "Let the Donkey Go" (23 de noviembre). Y "Barboni" (12 de noviembre), por la compañía de Pippo Delbono, una formación italiana que ha creado este espectáculo a partir de su experiencia con auténticos vagabundos.

Pero de todos los países, Argentina es el más representado, pues de allí comparecen un buen puñado de producciones de pequeño formato que permitirán evaluar el buen pulso escénico que allí se vive de la mano de los creadores a los que se ha dado en llamar "Hijos de la Dictadura". La primera de ellas es "Cachetazo de Campo", escrita y dirigida por Federico León. Un autor que con tan sólo 25 años ha convertido su única pieza en un objeto de culto. La compañía Teatro Llanura, integrada por Jorge Ricci y Rafael Bruza, ambos autores e intérpretes, presentan tres piezas: "El clásico binomio" (12 de noviembre), dirigida por Mauricio Kartum, otro nombre capital de la escena argentina; "El cruce de la Pampa" (16 de noviembre) y "Actores de provincia" (18 de noviembre). Por su parte, la compañía Patrón Vázquez escenifica dos piezas: "Reconstrucción del hecho" (18 de noviembre), de Daniel Veronese, con dirección de Rubén Szuchmacher, y "La modestia", del director y autor Rafael Spregelburd (20 de noviembre). Tanto Veronese, fundador del grupo El Periférico de Objetos, como Spregelburd son autores que se ríen de lo cotidiano y que huyen de preocupaciones políticas.

De las producciones nacionales, a destacar la dirigida por Juan Margallo sobre un texto de Peter Hacks, "Una conversación en casa de los Stein sobre el ausente señor Von Goethe" (día 31 de octubre), una graciosa obra que bordea el absurdo en torno al genio romántico. "Naque o de piojos y actores", escrito y dirigido por Sanchis Sinisterra y "Un peso en el mundo", sobre textos de José María Guelbenzu (3 de noviembre) y protagonizado por Pepe Martín y Marina Saura. Producciones ya estrenadas la pasada temporada completan el programa junto con coloquios, mesas redondas y puestas en escena de textos de Borges. Además, la sala Pradillo ha organizado unas sugestivas noches "transgresoras".

Protagonista de la danza

Respecto al programa de danza, vuelve una figura que sin duda acaparará todo el protagonismo, Mikhail Baryshnikov (11 de noviembre). El bailarín llena a rebosar los teatros. Al parecer le gusta el Albéniz y su público y ha aceptado actuar once días. Todo un lujo. Presenta "White Oak Dance Project", un trabajo personalísimo que el bailarín ideó con Mark Morris y que, entre otras, integra coreografías del japonés Tamasaburo Bando. Pero la atención que el bailarín despierta no debería oscurecer la presencia en España, y por primera vez, de la prestigiosa compañía Bastheva Dance Company de Tel Aviv. Fundada en 1964 por la baronesa Batsheva de Rothchild y Marta Graham, hoy está dirigida por Ohad Naharin, cuyo trabajo es una sabia mezcla de danza, texto y música.

"The Happiest Day of my Life" se clasifica en términos anglosajones como teatro físico y así se hacen llamar: DV8 Physical Theatre. La compañía inglesa, dirigida por Lloyd Newson, trae un espectáculo que investiga sobre las convenciones sociales. Otra guinda procedente de la India: Malavika Sarukkai que baila "Bharata Natyam", un estilo de danza que requiere un gran trabajo de pies.

El programa se completa con espectáculos españoles (la compañía de Luisillo, La Ribot, y la compañías de Merche Esperanza), así como con un programa musical de 26 obras.