Teatro

Un poeamario colectivo

Teatro de cámara cumple 20 años

9 enero, 2000 01:00

La compañía Teatro de Cámara de Madrid cumple este año su XX aniversario. Para esta ocasión, presenta un espectáculo que reúne simultáneamente dos joyas de la literatura dramática universal: El canto del cisne, de Chejov, y Mozart y Salieri, de Pushkin.

El Teatro de Cámara de Madrid, que dirige Angel Gutiérrez, es un santuario teatral en medio del barrio madrileño de Lavapiés que está a punto de cumplir veinte años de andadura. El número 3 de la calle San Cosme y San Damián, un viejo caserón del barrio, contiene un delicado cenotafio donde se combinan plantas, espejos de teatro y viejos muebles distinguidos antes de entrar al espacio de las gradas y el escenario. Se respira amor y devoción a las tablas en todo el recinto cuajado de flores. El maestro ángel Gutiérrez (uno de los pocos con derecho a ostentar este título en el panorama teatral madrileño) imbuye a sus fieles y disciplinados actores en las estrictas y amorosas reglas de la vida en el teatro. "El teatro es un poeta colectivo gracias a la gran comunicación interna que tiene que haber entre todos los integrantes de la representación; como en una orquesta", comenta ángel Gutiérrez.

Tras el gran éxito artístico alcanzado con Tío Vania de Chejov, que se ha podido ver en Madrid en las dos últimas temporadas y en Moscú este pasado verano, ángel Gutiérrez ha realizado un nuevo espectáculo, un programa doble formado por dos obras cortas de Pushkin y Chejov.

La novedad de Pushkin

Si Chejov es un autor mundialmente conocido, Pushkin es la primera vez que se estrena en España, traducido directamente del ruso por ángel Gutiérrez. La obra, Mozart y Salieri, trata las relaciones de los dos músicos, sin privarse de aventurar una hipótesis de crimen por parte del desesperadamente envidioso Salieri contra el talento divino de Mozart. La tesis del poeta romántico y padre de la literatura rusa (muerto tan joven como el músico de Salzburgo en un equívoco duelo con un caballero francés) es que el asesinato no es compatible con el genio. José Luis Alcobendas interpreta a Mozart con esa precisión técnica que caracteriza a este gran actor madrileño; Germán Estebas da vida al atormentado Salieri. Si hay un autor que fascine a ángel Gutiérrez, ese es Chejov. El canto del cisne es un monólogo tentador para cualquier gran actor, gracias a las posibilidades truculentas y expresivas de este divo, solo y borracho, que se ha quedado encerrado en la noche de un teatro, donde da un repaso a su carrera y a su vida. La obra es un ajuste de cuentas de Chejov con la vida vacia del artista en beneficio del público, y el desprecio profundo de la sociedad por los cómicos. Alcobendas vuelve a tallar su menuda figura para atravesar personajes y edades con una riqueza vocal y una fuerza emotiva deslumbrantes. "El arte está en el detalle, no en las generalidades", afirma Gutiérrez. "El actor es mi punto débil; el epicentro del teatro es el actor; es un puente entre el autor y el director con el público", añade.

ángel Gutiérrez forma parte de esa generación de niños de la guerra civil española que fue enviada a Rusia para alejarla de la muerte y la destrucción. Desde los seis años se ha educado en Moscú. Consiguió ingresar en la prestigiosa Academia Teatral de Moscú, donde sus maestros le transmitieron las enseñanzas directas de Stanislavsky. Posteriormente realizó cuatro años de prácticas en el Teatro del Arte de Moscú. "Yo tenía muchas ganas de regresar y hacer algo por España, crear un foco de luz, de esperanza, de arte y de verdad, entregándoles lo que había aprendido en Rusia", señala el maestro. Este imparable hombre de teatro anuncia proyectos inminentes con sendos espectáculos basados en tres vodeviles de Chejov; y otro, confeccionado a partir de diferentes escenas de comedias de Shakespeare. Se ha encargado igualmente de traducir al ruso la obra de Max Aub Morir por cerrar los ojos para representarla en Moscú. "Que se haya estrenado a Max Aub en España me parece muy bien, pero que se haya montado su San Juan para hacerle la competencia a la película Titanic, me parece terrible"; señala al respecto ángel Gutiérrez.

Cuando el subdirector general del INAEM, Eduardo Galán, llegó a su cargo, se puso en contacto con él para comunicarle que pensaba que el maestro Gutiérrez estaba poco considerado en el teatro madrileño, y que barajarían algún proyecto para él en un teatro público. "Algo de lo que sigo sin tener noticia alguna", comenta Gutiérrez. "Actualmente hay un divorcio muy grande entre el teatro y el pueblo. La mayoría de las veces, la gente de teatro trabaja para sí misma; hay mucha autocomplacencia y poca rentabilidad artística. Aunque, como decía Juan Ramón Jiménez, el teatro es posía, llena de luz, de dolor y de esperanza", concluye ángel Gutiérrez.