Image: “Los invasores del palacio”, en Bilbao

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Teatro

“Los invasores del palacio”, en Bilbao

El Gatopardo de Fernán-Gómez

5 marzo, 2000 01:00

Escrita hace 20 años y nunca representada hasta la fecha, Los invasores del palacio, de Fernando Fernán-Gómez, se estrena el próximo jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao. Dirigida por Carlos Fernández de Castro, la protagonizan Gemma Cuervo, Nathalie Seseña, Juan Antonio Quintana y Rafael Castejón. Su argumento recuerda a El Gatopardo, ya que retrata la decadencia de la aristocracia a través de un marqués encerrado en su mundo, arruinado y amante de las artes.

El azar parece marcar la existencia de esta obra que, hasta la fecha, muy pocos conocían. Por azar ha reconocido el propio autor que le vino la idea de Los invasores del palacio. Eran los años 70 y Fernán-Gómez rodaba la película Vera, un cuento cruel en una finca señorial en las afueras de Madrid. De la inspiración literaria robada a los descansos del rodaje surgió esta pieza teatral, basada en el marqués y su palacio, donde se filmó la película. Desde entonces, había permanecido casi olvidada hasta que en 1990 hubo un intento de llevarla a escena. El intento se quedó sólo en eso, pero su autor reescribió el texto adaptándolo a los tiempos actuales.
También por azar el director Carlos Fernández de Castro y el productor Salvador Collado decidieron representarla, al suspenderse el montaje de Por parte de madre -también de Fernán-Gómez- por enfermedad de su protagonista, Juanito Navarro. A pesar de no estar el texto ni siquiera editado, Gemma Cuervo y el resto de los actores no dudaron en participar en esta obra "tierna y poética, escrita en clave de comedia", como la define la actriz.

Poesía, realismo y humor

Realismo depurado, poesía, absurdo y humor son los elementos con los que autor, director y actores han construido esta historia, la del Marqués de Trespasos, un aristócrata que se ha encerrado voluntariamente en su palacio, decadente y hermoso, donde se dedica plenamente a la música y a la pintura. Por falta de dinero, se ve obligado a alquilar su palacio para el rodaje de películas e incluso acaba aceptando que conviertan el jardín en un "safari park".

Para Fernández de Castro, "la obra tiene un estilo complicadísimo, porque las comedias de Fernando Fernán-Gómez no son clásicas. Son complejas y hermosas. Su forma de escribir y de utilizar el lenguaje es muy peculiar: te habla de cosas cotidianas pero lo impregna todo de un ritmo interno muy especial. Eso hace que las cosas aparentemente normales suenen hermosísimas".
Una belleza que, sin embargo, también tiene espinas, ya que complica el trabajo interpretativo. "Las características del texto hacen difícil su memorización -confiesa Gemma Cuervo- porque aquí no puedes cambiar nada, todo debe ser dicho como está escrito, si cambias una coma o una preposición, pierdes la coherencia interna".

Un palacio ruinoso y unas ventanas que dan al mundo exterior son los elementos escénicos con los que el director ha jugado para representar la caída de una clase social y de unos valores que poco tienen que hacer en un mundo de ritmo vertiginoso y tempo acelerado, desacompasado con el adagio aristocrático.

En el choque de esas dos realidades ha puesto Fernán-Gómez el detonante de la acción, una excusa perfecta para indagar en temas como el paso del tiempo, la decadencia de las clases sociales y, sobre todo, la soledad. "En la obra se hace una defensa clara de la soledad, la misma que el propio Fernán-Gómez defiende en la vida real. Pero es una soledad llena de cosas, que persigue un enriquecimiento del mundo interior", explica el director.
Mirado a contraluz, tras la figura del diletante marqués asoma la silueta de Fernán-Gómez, algo que no ha pasado inadvertido ni para el director ni para Salvador Collado, el productor. "El protagonista tiene que ver mucho con Fernando, sobre todo en sus últimos años, porque aunque trabaja como actor está apartado del teatro y se dedica a escribir", explica Collado.

En medio de esa finca señorial con vistas al exterior -la escenografía es de Carlos Cugat- se van descubriendo poco a poco las múltiples caras de los personajes, complejos a la vez que humanos y divertidos. El marqués, papel interpretado por Juan Antonio Quintana, es una especie de Gatopardo que, como el personaje de Lampedusa, se resiste a que su mundo termine, a la vez que entra en conflicto con el "universo exterior" del que la actriz Nathalie Seseña se convierte en embajadora: "Mi personaje es el de una chica joven dedicada a los negocios, que encarna la vida moderna. Es agresiva, va a lo suyo y sus valores son muy distintos a los del marqués. Al principio se ríe de todos los formalismos aristocráticos que él representa, pero luego empieza a sentir respeto".

La marquesa, Gemma Cuervo, es otro contrapunto al protagonista, ya que únicamente se dedica a mantener una intensa vida social. "Los dos se destrozan, son muy distintos y han perdido su amor hace tiempo, pero se siguen necesitando el uno al otro". La actriz ya había trabajado con Fernán-Gómez en obras como El pensamiento, de Andreiev, y en la película El mundo sigue, que él mismo dirigió. Aceptó o este trabajo "por el profundo cariño y respeto que tengo a Fernando". Junto a ellos, dos mayordomos y una pareja de animales fugados del "safari park" cierran un desfile de personajes tiernos y extravagantes.

De estructura compleja, la obra combina realismo y teatro del absurdo, comicidad y drama. Su lectura va más allá del conflicto entre clases sociales: "Ni Fernando Fernán-Gómez vende el tema principal por hacer un chiste fácil, aunque la obra sea una comedia, ni yo mantengo una dirección lineal. He intentado ser realista conservando su poética y dejando una puerta abierta a la imaginación", asegura Fernández de Castro.

El reflejo de la vejez, de la soledad, y la caída de una clase social son algunos valores que Salvador Collado destaca de esta obra representada por actores tan distintos como dispares son los personajes. A la veteranía de Cuervo, Quintana y Castejón, se le suma la intuición y disciplina de Nathalie Seseña, actriz habitual de producciones teatrales "independientes y alternativas" como el monólogo de Phillipe Gaulier que protagonizó la temporada pasada en Madrid.

El propio Fernando Fernán-Gómez ha sido consultado. La obra se estrena el próximo jueves en el Teatro Arriaga de Bilbao -que también coproduce el montaje- y permanecerá en cartel hasta el día 12. Luego iniciará una gira por Málaga (los días 16 al 19), y más tarde por ciudades como Palma de Mallorca e Ibiza. Madrid tendrá que esperar al próximo mes de septiembre para incluirla en su cartelera.