Image: Antígona vanguardista

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Teatro

Antígona vanguardista

La compañía Parracs estrena a Anouilh en Barcelona

9 mayo, 2001 02:00

El director italiano Roberto Romei humaniza a la heroína de Sófocles en un montaje que acaba con el coro griego y recurre a la vanguardia, al frío metal, a los tiempos modernos. El montaje, basado en el texto de Anouilh, se estrena el viernes en el Teatro Nou Tantarantana.

Su nombre es sinónimo de la lucha contra lo formalmente establecido. Su batalla, una contienda universal en la que se ven muchos jóvenes que no quieren acabar bajo la rueda del sistema. Antígona, la heroína que el dramaturgo Jean Anouilh (1944) rescatara de la obra de Sófocles para arrancarle los ropajes mitológicos y arrojarla a un mundo sin dioses en el que sólo se puede jugar un papel -el que la sociedad te impone- vuelve a pasearse por los escenarios. En este caso revisada por la compañía catalana Parracs, decidida a montar textos "con personajes jóvenes", comenta Tono Saló, uno de sus fundadores. Bajo la dirección del italiano Roberto Romei, esta Antígona "muestra la lucha diaria de muchos chicos que se niegan a aceptar cual autómatas unas reglas que no han elegido y que los demás les imponen", explica Romei. "Antígona -comenta el director- se enfrenta a Creonte y su confrontación muestra las opciones vitales de los jóvenes de todos los tiempos: o estás dentro de la gran maquinaria o te mantienes fuera, excluido, con todo lo que eso conlleva". La apuesta de Antígona también es la de muchas mujeres de la actualidad que han decidido escapar a un destino prefabricado sobre un modelo social injusto y obsoleto. "Desde el tema de las drogas hasta el movimiento hippie pasando por la resistencia a los nazis... esta historia refleja esas luchas personales y sociales, como el movimiento feminista. Pero sobre todo, es un enfrentamiento que se da en las pequeñas decisiones de cada día, cada época".

De la psicodelia al metal

Y esta historia, que es la de la humanidad, se cuenta con un "lenguaje escénico que acentúa la parte moderna": el vestuario atemporal tan pronto insinúa un futuro por llegar como un pasado con sabor a psicodelia o felices años 20. Y la escenografía apoya esa apuesta con aire de vanguardia para el drama clásico mediante enrejados, verjas y estructuras metálicas que fagocitan o excluyen a los personajes. Los actores Montse Vellvehí, Xavi Capdet, Tono Saló y óscar Muñoz realizan un sólido trabajo actoral basado en el cuerpo. "El intercambio de roles -salvo el papel de Antígona, los demás personajes femeninos son interpretados por hombres, como en el teatro griego- viene a confirmar el juego de máscaras de la sociedad actual", comenta el actor Tono Saló.
La compañía catalana Parracs -deudores nominales de la obra de Bertolt Brecht- es un buen ejemplo de cómo un grupo de licenciados del Institut del Teatre pueden llegar a crear una formación profesional. Con tres estrenos como aval de su corta pero certera trayectoria -se formó en 1997- y bajo el tutelaje, hasta ahora, del director Joan Castells, la compañía ha ido encauzando su trabajo hasta llegar a Antígona. Con ella cierran ciclo creativo y comienzan trilogía escénica. Generació perdida es el título de una serie de tres obras dedicadas a los problemas de la juventud. "Con Anouilh la compañía empieza también una nueva etapa con la colaboración del director italiano Roberto Romei", comenta Saló.

Romei -que desarrolla su carrera entre Italia y España y que la próxima temporada estrenará película y obra en Roma y un Madame Bovary en Francia- permanecerá con la compañía durante los próximos dos