Bob Wilson

Es uno de los directores de escena más respetados e inquietantes. Y vuelve a dar pruebas de ello con Russian Madness, una exposición concebida por Wilson en la que muestra el trabajo de jóvenes artistas plásticos rusos, y donde confirma su gusto por lo interdisciplinar. La instalación se inaugura el próximo 12 de junio en Valencia.

-¿Cómo surge este proyecto y ese interés por Rusia y por interactuar con artistas jóvenes?
-Nace de un proyecto de estructura similar a éste que iba a crear para las Olimpiadas Teatrales de Moscú. Estaba interesado en ver las conexiones que existen actualmente entre las artes, y quería incluir a estos artistas como parte de un festival de teatro. Pero el proyecto no fue aceptado. Luego me propusieron hacer algo para la Bienal, así que pensé retomar el proyecto de Moscú. Me interesa muchísimo el trabajo de los artistas jóvenes y darles una oportunidad para poder exhibir sus trabajos.

-¿Qué pueden aportar al teatro artes como la escultura o la pintura?
-No las considero artes distintas. Creo que todo forma parte de un mismo proceso de reflexión, de unas mismas decisiones sobre el espacio y el tiempo.

-Entonces, ¿qué es para usted el teatro?
-El teatro es una forma de vivir. Una forma de pensar. ¡Es mi vida!

-Muchos se empeñan en calificarle de director multimedia. ¿Cree que tienen razón?
-No me gustan las definiciones. Yo soy un artista y no me interesa cómo definen los demás lo que yo hago. Es algo que tú experimentas.

-¿Cómo ha evolucionado su carrera desde el mítico Einstein on the Beach hasta Russian Madness?
-El trabajo de un artista es un proceso continuo que está constantemente evolucionando como un río, una corriente que siempre está fluyendo. Desde Eisntein... un aspecto de mi trabajo que no existía antes se está desarrollando, interesándose por formas que tienen que ver con la narratividad y con obras dotadas de un origen, un desarrollo y un final. Esto no formaba parte de mis primeros trabajos.

-En escena le gusta indagar en el uso del espacio y del tiempo. ¿Con qué resultado?
-Me siento comprometido con una continua exploración del tiempo, que para mí es una línea vertical que se extiende desde el centro de la tierra hacia los cielos. El espacio es una línea horizontal. Esas dos líneas crean un punto de cruce que es la arquitectura básica de todo.

-Dice que sus obras nacen siempre de una imagen. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de esta obra?
-Comencé con una forma abstractra, una mega-estructura que, en este caso, surge como reacción a la arquitectura de Atarazanas.
-¿Ha encontrado puntos de unión con la obra de estos artistas?

-En mi trabajo siempre he involucrado distintas disciplinas. Esa ha sido siempre mi concepción estética y mi forma de trabajar. No pienso en términos de categorías estrictas. No distingo categorías en las artes. Y creo que todo arte es digno de ser experimentado.

-¿Es la locura la mayor fuente de inspiración del hombre?
-La inspiración es un misterio del que no sabemos nada.