Teatro

Lluisa Gunillé y Paco Zarzoso estrenan "Viajeras"

Con la maleta a cuestas

6 junio, 2001 02:00

Formas de viajar hay muchas. Con maletas o sin ellas, lejos o cerca, el viaje es la metáfora por antonomasia sobre la vida y el tiempo. La compañía valenciana Hongaresa recupera al homo viator como protagonista de la escena y estrena hoy, en la sala Beckett de Barcelona, Viajeras, un montaje con firma de dos plumas brillantes y alternativas: Lluisa Cunillé y Paco Zarzoso, que también dirige la obra. Lola López y Victoria Enguídanos protagonizan esta comedia llena de poesía e intimismo que promete, para empezar, el viaje mental de la reflexión.

Zarzoso y Cunillé forman un interesantísimo equipo de escritura teatral que, además de situarlos en la avanzadilla de las letras dramáticas actuales más inquietas, ya ha dado dos obras conjuntas: Intempérie (1995) y la actual Viajeras. Son además, junto con la actriz y directora Lola López, el núcleo desde hace seis años de Hongaresa, compañía de propuestas tan inteligentes como personales. En su línea de trabajo, donde poesía, misterio y evocación forman un rico universo dramático, se sitúa esta Viajeras. Sexta producción de la compañía, el montaje toma como punta del iceberg los viajes y las distintas maneras de enfrentarse a ellos.

Indagación sobre el tiempo

Los autores han querido hacer con esta obra "una reflexión sobre el tiempo y el espacio", asegura Paco Zarzoso. "Queríamos indagar y alcanzar una complejidad mayor respecto a otros trabajos. Nos interesaba reflexionar sobre estas dos coordenadas tan moldeables, y por tanto las biografías de los personajes son la excusa, por eso no siguen una lógica narrativa".

Otra vez, como sucedió en su anterior montaje, Mirador, la estructura de la obra responde más a lo sugerido que a lo explícito. "Es una pieza más perversa", confiesa el director. Las actrices Lola López y Victoria Enguídanos dan vida a las dos mujeres protagonistas de este texto, que es la culminación de un primer borrador, Vigilia, escrito hace cinco años.

Dos mujeres, dos arquetipos, en fin, del viaje que "a pesar de ser radicalmente distintos se complementan", explica Zarzoso. "Una de las protagonistas es una viajera mental, hace viajes sin salir de casa. La otra, en cambio, se desplaza físicamente, se pasa la vida de hotel en hotel -dice Lola López-. Son como las dos caras de una moneda, en las que todos nos podemos reconocer".

Recuperar la identidad

Con un escenario lleno de baúles y maletas y siempre en la absoluta nocturnidad transcurren los monólogos y diálogos a los que sus autores han dado aire de comedia. De esta forma, la compañía retorna al formato que constituye la marca de la casa Hongaresa: "Pequeño formato, intimista, donde lo importante es lo que no se dice. Es como una ventana indiscreta por la que te asomas a mundos personales", comenta López.

Esos mundos personales salen de la pluma de Cunillé y Zarzoso, de su trabajo en equipo donde investigación y fascinación mutua han dado lugar a una fructífera sintonía dramática. "Nuestras escrituras son dos territorios hermanos y a la vez muy distintos donde impera lo misterioso, lo inexplicable, lo no evidente -analiza Zarzoso-. De Lluisa me fascinan sus espacios y sus personajes; me gustaría cenar en la mesa de al lado y escucharlos. Se arriesga mucho formalmente, su obra evoluciona, y yo aprendo de ella porque plantea cosas nuevas. Entre los dos hay un deseo de encontrarse, de crear cortocircuitos".