Image: ¡A quemar el telón!

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Teatro

¡A quemar el telón!

Los creadores de escena rompen con la convención y buscan nuevos espacios

12 diciembre, 2001 01:00

La Fura sitúa su última acción en una botella de vodka

Hospitales, poliderportivos, naves industriales, mataderos, funerarias o bosques cobran un sentido diferente en manos de los artistas de escena. Cansados de la convención, los creadores buscan insólitos espacios y usan las nuevas tecnologías para mostrar sus trabajos y llegar a públicos diferentes. La Fura, Rodrigo García, Marcel.lí Antúnez, Simona Levi y Ana Vallés reflexionan sobre las posibilidades creativas que ofrece actuar en escenarios no convencionales.

Los creadores escénicos rompen con la convención, se olvidan del telón de boca y buscan nuevos espacios más allá de la clásica disposición proscenio-platea de los lugares cerrados. El límite ya no está en las tres paredes infranqueables de los teatros a la italiana. Galerías de arte, iglesias, polideportivos, naves industriales, mataderos, cárceles, funerarias, cuartos de baño, fuentes públicas, hospitales o bosques cobran nuevas dimensiones en manos de artistas como Rodrigo García, La Fura dels Baus, Simona Levi, Els Comediants o La Ribot -que próximamente estrenará en la galería de arte Soledad Lorenzo- son algunos de los nombres que están redefiniendo en nuestro país el concepto del espacio y su relación con la obra de teatro y de danza. La frontera entre espectáculo y espectador se rompe.
Ya en la década de los 60 y principios de los 70, los "accionistas vieneses" reivindicaron otra concepción de la actividad artística unida a nuevos espacios. Hermann Nitsch y Otto Muehl, entre otros, dotan de una nueva utilización a galerías, hospitales y talleres. Además, grupos como Living Theatre o Bread and Puppet Theatre trasladan sus acciones a la calle, a lugares hasta entonces vetados al teatro... y Tadeusz Kantor hace de la orilla del mar Báltico testigo de su happening del mar. La gramática teatral sigue transformándose.

El ejemplo alternativo
Además de criterios estéticos y de investigación, la necesidad económica llevó en España a grupos como Els Joglars a profanar, en sus comienzos, el abismo que separa platea de proscenio, limando distancias con el espectador. Pasados los años 80, en los que grupos como La Fura dels Baus irrumpieron y sorprendieron con montajes como Accions y Suz/o/Suz -en lugares tan emblemáticos como el matadero de Legazpi o la cárcel de Badajoz en la que estuvo El Lute-, nuestros artistas vuelven a buscar espacios insólitos, tierras vírgenes para la creación. De hecho, las propias salas alternativas son el resultado de convertir garajes o viejos almacenes en salas de teatro.

Jurgen Möller, uno de los componentes de La Fura dels Baus, especialistas en convertir los lugares más insospechados en escenarios de sus montajes, cree que asistimos a "un intento de crear nuevos espacios escénicos que está directamente relacionado con el
desarrollo de una cultura alternativa ," comenta Möller. "Cada cierto tiempo surgen nuevas propuestas inconformistas porque la gente está dispuesta a experimentar y a llegar de otra forma al espectador".

De sex shops a bibliotecas
La Carnicería Teatro, con Rodrigo García al frente, lleva desde 1989 dando muestras de una investigación continua del lenguaje teatral, incluido el espacio. Somebody to love, que se presentó en Madrid en una galería de arte, Conocer gente comer, comer mierda, que se desarrollaba en distintos espacios, o su más reciente After Sun - que se presenta hoy en el mítico Shausböhne de Berlín, y que luego girará por escenarios internacionales como el Teatro Nacional de Toulouse o el Saint Gervais de Ginebra- contienen la concepción de García sobre el espacio. "Actuamos en cabinas de sex shops, en piscinas de hoteles, en bibliotecas, en galerías de arte...pero buscando la complicidad con el espacio, jamás intentando transgredirlo. Es muy estimulante trabajar pensando para un espacio que no es un teatro porque debes elaborar una propuesta novedosa para la relación obra-público. Cuando he sacado una creación fuera del teatro lo he hecho porque creía que expresaría unas ideas mejor que en una sala convencional".

La búsqueda de nuevos espacios convierte a la acción teatral en algo vivo e interdisciplinar. Al eleminar el simbólico telón se eliman fronteras entre lenguajes artísticos: la danza, la arquitectura civil, la música y sobre todo la imagen se interrelacionan. Marcel.lí Antúnez -uno de los fundadores de La Fura dels Baus- lleva años realizando un trabajo individual al margen del grupo catalán. En sus obras el discurso textual se diluye entre el discurso visual que proporcionan las nuevas tecnologías y de las que el espacio es cómplice. El espacio físico se funde con el espacio virtual. Trabajos como Epizoo o Afasia, son una muestra de cómo una obra "puede adaptarse a lugares tan distintos como las Atarazanas e iglesias antiguas. Intento que el público interactúe gracias a los ordenadores. Hay -comenta- un resurgir de este tipo de acciones porque hay un cansancio de las propuestas y formulaciones convencionales". Antúnez presentará en el Mercat de les Flors este verano su última obra, que contiene "un planteamiento espacial radicalmente distinto". Por otro lado, la utilización de internet como soporte de montajes está revolucionando los conceptos de espacio y tiempo. Y los artistas lo están incorporando a sus discursos.

Internet llega a la escena
Prueba de ello fue el proyecto de teatro virtual que realizó la pasada temporada el Mercat de les Flors. O el nuevo proyecto del Liceo, que transmitirá a varias universidades y un cine las óperas que se programen vía internet. La posibilidad de marcar el ritmo de la obra interactuando con los actores es el comienzo de una nueva etapa en el arte escénico. De hecho, los intérpretes reales ya están actuando junto a los virtuales.

La búsqueda de nuevos espacios también es la búsqueda de nuevos públicos y, sobre todo, de una mayor involucración... Y si el público no va al espectáculo, el espectáculo irá al público. Eso es lo que han hecho los organizadores del festival de danza contemporánea "En Pé de Pedra" que organiza el teatro Galán en Santiago de Compostela, un ejemplo de simbiosis entre danza, espacios abiertos y arquitectura pública. Plazas, fuentes y bosques sustituyen el despliegue tecnológico por la lucha contra el viento, los adoquines, la lluvia o el granizo. "El propósito era acercar la danza contemporánea a un público que de otra forma no pagaría por verla", comenta Ana Vallés, responsable de programación del teatro Galán. Todos los artistas coinciden en evitar "que el público se sienta ridículo o lo pase mal cuando participe".

Simona Levi es una interesante artista afincada en Barcelona que hizo de una tienda de conservas su hogar y más tarde su propia sala y taller, hace ya siete años. En su centro de creación "Conservas", Levi muestra sus obras, intentando "adaptar la pieza a espacios convencionales pero dándoles otro sentido" -comenta-. Llevo la acción al cuarto de baño, a los pasillos, a un ascensor, a la cabina del técnico". Levi ha hecho de su última producción Femina ex machina, un buen ejemplo de cómo una pieza se puede adaptar a espacios totalmente distintos.