Image: Tres estrenos revisan obras    de Anton Chejov, Lope de Vega y Albert Camus

Image: Tres estrenos revisan obras de Anton Chejov, Lope de Vega y Albert Camus

Teatro

Tres estrenos revisan obras de Anton Chejov, Lope de Vega y Albert Camus

16 enero, 2002 01:00

Fermí Reixach y Abel Vitón, en primer plano. Foto: Mercedes Rodríguez

Los grandes nombres de la literatura dramática se imponen en la cartelera durante las próximas semanas: Lope de Vega, Anton Chejov y Albert Camus. El veterano Miguel Narros estrena hoy en el teatro Lope de Vega de Sevilla Tío Vania, protagonizado por Berta Riaza y Fermí Reixach. Helena Pimenta dirige a la Compañía Nacional de Teatro Clásico en La dama boba, de Lope, que hoy se escenifica en La Comedia de Madrid. Y mañana, en el Teatro Nacional de Cataluña, Carles Alfaro muestra su adaptación de La caída, de Albert Camus.

Tío Vania

Este proyecto es un viejo sueño que Miguel Narros arrastraba desde el montaje de Tío Vania de William Layton, cuando Narros era su ayudante de dirección junto a José Carlos Plaza. "Siempre tuve este título en mente", comenta el director, quien cree que ahora es el momento idóneo para retomar la obra "debido a su temática. Vivimos en una época en la que la sociedad fagocita los individuos, y el ser humano no importa", asegura Narros. Decepciones y amarguras tejen el día a día de los personajes chejovianos de este título, escrito en 1898, y que se ha convertido en una obra codiciada por directores y actores debido a la complejidad psicológica de sus personajes y la riqueza de matices temáticos. Los actores Berta Riaza, Fermí Reixach, Nuria Gallardo, Mélida Molina y Abel Vitón, entre otros, dan vida a los protagonistas de este drama rural en el que el conflicto entre realidad y deseo frustra las existencias de quienes lo habitan.

La llegada de un profesor y su mujer a la casa del tío Vania y Sonia, alterará las costumbres de tío y sobrina. La expectación y el deseo son sentimientos que poco a poco se irán transformando en desencanto y soledad. Lo que se supone que debería salvar las vidas de estos seres nunca llega; en su lugar, decepción y paso del tiempo marcan cada segundo de sus vidas. "Tío Vania es un hombre entrañable que acaba absorbido por la sociedad, en la que no tiene cabida. Para él y Sonia, que sufre un desengaño amoroso, no hay esperanza, no son necesarios en ese presente; pero aún así, ellos luchan por seguir viviendo", explica Narros.

El director ha planteado este montaje de forma realista, "siendo fiel al estilo de Chejov, porque eso es lo maravilloso de sus obras: son de un realismo y una poesía absolutas". Gracias al trabajo escenográfico de Andrea D’ Odorico, Narros ha potenciado la dualidad entre espacios, ya que la obra bascula entre dos mundos, el interior de una casa y el exterior del campo, símbolos del choque de dos culturas, la urbana-encarnada por el matrimonio invitado- y la rural -personalizada en Vania y Sonia-. En este montaje la presencia de la naturaleza es imprescindible, ya que Narros le ha dado un significado simbólico de " salvación para el hombre". Este Tío Vania también es un ejercicio de rechazo de los tópicos comunes que rodean el teatro de Chejov y que "convierten sus textos ricos y sorprendentes en obras aburridas y llenas de lugares comunes", señala el director.

La dama boba

Helena Pimenta vive uno de sus mejores momentos profesionales. Tras el éxito de Sigue la tormenta la directora se desmarca parcialmente de su compañía Ur Teatro para abordar La dama boba, un encargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Pimenta, acostumbrada a trabajar con textos clásicos, afronta el texto de Lope de Vega con la ayuda de Juan Mayorga, que firma la versión del texto. "ésta es una obra muy apropiada para mí, primero porque es un clásico, y segundo por la ternura que destila", dice la directora. Para Pimenta, la pregunta que plantea la obra -por qué alguien prefiere mantenerse en la niñez y no madurar- lleva a "una reflexión en torno al mundo de los sentimientos frente al de la apariencia, al hecho de madurar y de cómo una persona puede mantener sus principios vitales en una sociedad que te obliga a renunciar a tu forma de ser", comenta.

Pimenta y Mayorga han buscado distintos matices de humor a la vez que han dado al texto una pátina moderna, reflexión incluida sobre el no-lugar de la mujer en nuestra sociedad. "La obra es un canto al conocimiento. La dialéctica entre espíritu y alma domina cada verso", explica Pimenta.

Adultos que se niegan a crecer para defender su universo. Dureza, ternura y humor marcan el tono en el que discurre la obra, "todo un viaje vital con un final abierto y positivo en el que se defiende cierta visión de la vida". Su puesta en escena recuerda a la España de los años 30 e insinúa lugares mágicos, lo que hace que el montaje se contagie de "cierto aire de fábula".

La caída

Albert Camus publicó La caída por primera vez en 1956. A pesar de no tener una construcción teatral, esta narración de una voz que toma conciencia de lo que sucede a su alrededor ha tentado constantemente a directores e intérpretes. El último en sucumbir a la fuerza de este lúcido monólogo ha sido Carles Alfaro, quien lleva a escena una particular adaptación teatral de La caída. Coproducida por el Teatro Nacional de Cataluña y Moma Teatre, la obra está protagonizada por Francesc Orella. "éste es un proyecto que llevo persiguiendo desde hace siete años. Desde que lo leí por primera vez vi un tremendo potencial teatral en ella", comenta Alfaro.

El director de Moma Teatre asegura que el tema de La caída es tan complejo como atractivo: "la aparición de la conciencia en un ser humano, la constatación de la felicidad que daba su ausencia y la libertad de elección". El montaje, que en su origen iba a ser protagonizado por Jordi Dauder, es un complejo monólogo convertido en texto teatral gracias a la adaptación de Rodolf Sirera y la dramaturgia realizada conjuntamente con Alfaro. "Yo tenía una serie de obsesiones en torno a este texto. Pero sobre todo quería escapar a las trampas de la retórica que un trabajo como este puede presentar. He apostado por la dialéctica que surge del estado del hombre y de sus emociones, sin fanfarrias, siendo contemporáneo". La caída desgrana la historia de un hombre que, al llegar a la cima profesional, hace un repaso a su vida y se da cuenta de que el interés y la falta de solidaridad han estado presentes en todo lo que le rodeaba. "Se trata de una obra desnuda, para ser escuchada, donde la palabra es capital y en la que se reflexiona sobre la dualidad humana, esa que nos hace ser a todos un poco culpables y un poco inocentes".