La misa negra de Genet
Aitana Sánchez-Gijón y Emma Suárez vuelven a las tablas con Las criadas
16 enero, 2002 01:00Aitana Sánchez-Gijón y Emma Suárez. Foto: César Lucadamo
Las criadas supone el reencuentro de dos actrices de cine con el teatro. Aitana Sánchez Gijón y Emma Suárez han coincidido en un momento en el que buscan nuevos desafíos que les estimule profesionalmente. Arropadas por uno de los directores de escena más acreditados, Mario Gas, y con el texto de un autor rebelde y maldito, Jean Genet, su vuelta tiene carácter de acontecimiento teatral. El estreno está previsto para el día 22, en el teatro Borrás de Barcelona, donde permanecerá en cartel hasta el 3 de marzo. Posteriormente, la obra se escenificará en el teatro Albéniz de Madrid.
Razones parecidas esgrime Aitana Sánchez Gijón, que interpreta a Solange en la pieza: "Las criadas es un texto soñado y temido por cualquier actriz. Vi el montaje de Nuria Espert y Julieta Serrano y me quedé impactadísima y, desde mucho antes, siempre me ha rondado por la cabeza. Pero La gata sobre el tejado de cinc me desgastó muchísimo, después de la gira no quería ni oír hablar de hacer teatro. El hecho de estar en el escenario y producir también la obra me cargó de responsabilidades que me influyeron a la hora de salir a escena; es algo que no pienso volver a repetir". Una experiencia que despidió a la actriz de las tablas por ocho años aunque ahora esta producción la haya rescatado: "Viví la gestación de este proyecto y cuando me di cuenta de que si tardaba más tiempo en superar el miedo me quedaba sin hacer Las criadas, me dije que no podía ser que me paralizara ante algo con lo que siempre había soñado". Así que actrices, director y una productora que conoce bien a sus artistas, María Andura, llevan desde el pasado mes de diciembre ensayando en intimidad y aparente armonía.
Amor y odio
En la obra, Genet se inventa a dos criadas, Clara y Solange, que se aman y se odian entre ellas y que admiran y detestan a su ama, quien para ellas es la encarnación de un mundo justo, noble y feliz que jamás alcanzarán. Su rebeldía no se manifiesta en una reivindicación -como dice Gas, para eso "ya están los sindicatos"-, sino en una especie de ceremonia, de misa negra, en la que ambas representan alternativamente el papel de la señora, mientras la otra interpreta el papel de su compañera, no el de sí misma; un rito en el que planean su muerte. Es por ello que las actrices encuentran muy complicado el texto pero a la vez todo un ejercicio de interpretación.
"No estamos locas"
"La primera vez que leí esta función no entendía nada", explica Suárez, "me decía que estas dos mujeres estaban totalmente perturbadas y hasta que no la leí varias veces no me dí cuenta de que el hilo argumental es lo de menos, que se trata de mostrar emociones, descubrir a dos personajes atormentados, humillados, que necesitan inventarse otros personajes para sobrevivir". Por sus palabras se puede comprender que la actriz está en total sintonía con el director: "Es fácil que cuando alguien se sale de la norma y adopta conductas que son poco comprensibles para la mayoría se les acabe tildando de locos, pero a mí no me interesa que la definición de estos dos personajes sea una patología clínica porque no tendría ningún sentido", explica Mario Gas.
Las dos actrices mantienen en escena un tour de force en el que tienen un protagonismo equilibrado. Una tercera actriz, Maru Valdivielso, se suma al reparto con una única y larga aparición en el papel de la señora. Mario Gas firma la traducción y también la escenografía junto con Antonio Belart y la música es de José Antonio Gutiérrez. Aunque Suárez confiesa que esta obra es de las que necesita tiempo, ambas actrices la representarán tan sólo dos únicos meses (uno en Barcelona y otro en Madrid) y son conscientes de que, en contraste con el cine, una vez que suba el telón, las riendas del espectáculo estarán sólo en sus manos.
Su propia vida inspiró la obra de Jean Genet. Hijo de padre desconocido y de una madre que le abandonó en la calle, a los diez años fue sorprendido robando. Después vino el reformatorio, la fuga, la Legión extranjera, la deserción, el vagabundeo, la delincuencia, la cárcel... y gracias a la amistad de Sartre y Cocteau esquivó una condena a cadena perpetua. Cultivó varios géneros y de su teatro destaca Alta vigilancia, Los negros, El balcón y Los biombos.