Image: Calixto Bieito

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Teatro

Calixto Bieito

“Soy polémico, pero no hago terrorismo escénico”

13 febrero, 2002 01:00

Calixto Bieito. Foto: María José Rasero

Después de su controvertido paso por Salzburgo, donde desató recelos y pasiones en igual medida, el Macbeth que dirige Calixto Bieito llega al Romea de Barcelona a partir de hoy. Bieito explica a El Cultural el por qué de esta moderna visión del clásico de Shakespeare, que el director catalán ha situado en un clan de mafiosos y con una variación respecto al final original.

Sus propuestas escénicas pueden gustar o no, pero una cosa está clara: Calixto Bieito llena teatros. En Munich agotó la semana pasada todas las localidades para su Macbeth, que hoy presenta en Barcelona con un reparto catalán. Fuera de nuestro país se lo rifan. Tiene en cartel Don Giovanni y Macbeth en Alemania; Così fan tutte en Gran Bretaña y estrena este mes Un ballo in maschera en Londres; y en Irlanda prepara Carmen para abril.

-¿Por qué ha elegido esta obra?
-El festival de Salzburgo me ofreció hacer Shakespeare o un clásico alemán. Me apetecía trabajar con una obra maldita sobre el miedo y la violencia.Y Macbeth es todo eso.

-¿Cómo explica la presencia de ese clan de mafiosos y la estética kitsch?
-Está protagonizada por unos mafiosos porque creo que los héroes de hoy no son los reyes. Quería crear un ambiente más doméstico y cercano. No retrato el mundo de la mafia sino a un hombre que lucha por poder; quería hacer algo más prosaico que épico. Del contraste entre la brutalidad del ambiente y el lirismo de Shakespeare surge la poesía.

-La obra es más que una puesta al día: cambia hasta el final. ¿Qué gana con eso el montaje?
-Lorca ya introdujo variaciones en los clásicos, y a Picasso nadie le discute su visión de Las Meninas. Las obras están vivas y necesitan una mirada de ahora sin caer en clichés. Y eso es lo que yo intento hacer. Quiero que parezca que Macbeth está escrita hace dos semanas. No voy a mostrar por enésima vez a las tres brujas alrededor de un caldero.

-¿Eso implica cambiar incluso el final?
-Shakespeare escribió Macbeth con unos condicionantes morales que yo no tengo. El montaje es muy abierto, tiene varias lecturas pero hay una que para mí está clara: el mal no muere. Los personajes son deshonestos y el ambiente es de una violencia doméstica atroz.

-Se le critica que constantemente recurra al sexo y a la violencia en escena. ¿Son elementos indispensables en su teatro?
-Macbeth es una obra sobre la violencia y por eso este montaje es violento. Si hiciera Tío Vania la cosa cambiaría. Lo indispensable es la emoción, no la violencia, aunque a veces no soy muy consciente de su presencia en mis montajes.

-Si tiene claro cómo debe ser los personajes, su estética, el final... ¿Por qué no escribe las obras que dirige?
-No lo he pensado nunca, pero creo que sería incapaz.

-¿Por qué trabaja siempre con los clásicos? ¿No ha pensado llevar a escena un autor español vivo?
-No tendría problema en trabajar con un autor español. Hay gente que escribe muy bien en España, y además nos queda todo un trabajo de recuperación del Siglo de Oro. Para que me decida por una obra me tengo que enamorar del autor. A Shakespeare me lo tengo que reinventar.

-Se ha convertido en un director polémico...
-Empiezo a ser consciente de ello, pero yo no hago terrorismo escénico. Hago un trabajo serio, de comprensión del autor, del texto, de la música... Una vez alguien me insultó en un restaurante barcelonés. No me agrada la intransigencia, pero no voy a dejar de hacer las cosas como creo que se deben hacer.

-¿Tiene la sensación de ser un director más valorado fuera de España?
-No. Aquí también tengo muchas ofertas y trabajo bastante. El problema es que el panorama teatral necesita cosas nuevas -de eso se han dado cuenta en el extranjero- y ese papel me está tocando a mí desempeñarlo.