Image: Directores de primera fila

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Teatro

Directores de primera fila

27 marzo, 2002 01:00

De izda a dcha: José Carlos Plaza, Helena Pimenta, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Miguel Narros, Álex Rigola, José Luis Gómez y Josep María Flotats. Sentados, José Tamayo y Rodrigo García, en una sa

No están todos los que son, pero sí son los mejores directores de la escena teatral española. No fue fácil reunirlos: agendas complicadas, estrenos pendientes, ensayos, viajes... Pero aceptaron y consintieron en recibir instrucciones -ellos, que precisamente acostumbran a darlas- para posar para El Cultural con motivo del Día Mundial del Teatro, que se celebra el 27 de marzo. Desde que André Antoine fundamentó su concepto de puesta en escena a finales del siglo XIX, el director dejó de ser un organizador de los elementos escénicos para convertirse en un intérprete de la obra dramática. Su protagonismo y la subordinación a él del resto de los participantes del espectáculo es uno de los rasgos más destacados en el teatro de la pasada centuria. Su creciente poder ha hecho que los autores se sientan desplazados y en esa dialéctica seguimos. El Cultural ha planteado a 20 destacados directores las siguientes cuestiones :
1. ¿Cuál es la aportación del director al teatro y qué efectos ha tenido su protagonismo?
2. ¿Considera creativa la labor del director?
3.- ¿Qué temas le resultan difíciles de tratar?

Sergi Belbel
Autor y director
1.- El director de escena no es un pilar esencial de la teatralidad (son tres: autor, actor, espectador). Lo que es cierto es que el teatro del siglo XX está marcado por las grandes aportaciones de los grandes directores de escena, en cuanto a renovación de lenguajes, dinamización, relecturas y reinterpretaciones de grandes textos clásicos, apertura a otras artes no teatrales, etc. Pero al mismo tiempo, la consolidación del director como figura esencial ha coincidido (no sé si es una coincidencia o una consecuencia...) con una profunda crisis del autor dramático. Se nos recuerda que nuestros textos no son ni Shakespeares ni Molières. Los autores compiten con 2500 años de tradición. Los directores "sólo" compiten con ciento y pocos años de tradición. Lo más curioso es que la mayoría de los directores que menosprecian a los autores vivos jamás han escrito una réplica teatral. Es injusto.

2.- La oposición autor/director es absolutamente relativa y simplista. El autor, cuando escribe, dirige (como mínimo "virtualmente"). Muchos directores hacen auténticas "creaciones". No hay nada como escribir y dirigir al mismo tiempo. Te das cuenta realmente de que lo difícil es la escritura. No tienes a nadie en quien apoyarte. El director está siempre arropado por escenógrafos, figurinistas, músicos y, cómo no, los auténticos protagonistas del hecho escénico: los actores y las actrices. Si el equipo funciona, el espectáculo funciona. El autor sólo se tiene a sí mismo. Por tanto, se considera el carácter creativo del director en cuanto hay una recreación, una reescritura, pero nunca es una creación en un sentido absoluto. (La auténtica creación surge de la "nada", o de un cúmulo de "influencias"). Comprendo que muchos directores reivindiquen una parte de los beneficios del espectáculo, pero no creo que deban restarse a los del autor. En todo caso, a los de los "productores". Debería ser un asunto privado, de mutuo acuerdo, entre directores y productores.

3.- El teatro tiene unas leyes muy extrañas. Es un espacio excelente para tratar temas polémicos pero al mismo tiempo cuesta mucho dar una visión coherente de la más rabiosa actualidad. En nuestro país, sólo Boadella (pocos autores más) es capaz de tratar temas y personajes reales. Es difícil, por ejemplo, escribir un diálogo entre Aznar y Ana Botella, o una escena en un consejo de ministros. Shakespeare ya lo advirtió cuando para explicar la situación política y social de su tiempo, recurría a la historia de Grecia y de Roma. No sé qué pasa en el teatro, pero a mayor proximidad con la realidad, mayor alejamiento de la verosimilitud. Es una paradoja.

Calixto Bieito
Director del Teatre Romea
1.- Aporta las ideas, la imaginación y la pasión. El director normalmente ocupa una misión de empuje de un proyecto. En las buenas experiencias teatrales se trata de una pieza más, de un arte concebido como un trabajo en equipo.Es evidente que un director no puede hacer un espectáculo solo.
2.- Los directores siempre deberían hacer un trabajo creativo, por definición. Normalmente "creador" es una palabra que me produce bastante reparo, me evoca a mis tiempos de los jesuitas; una vez aclarado esto, creo que la relación de un director con un autor vivo adquiere la dimensión de intérprete y cuando el autor no está, caso de los clásicos, el director reinventa al autor.
3.- He tratado todo tipo de temas en mis espectáculos y si he hecho unas obras es porque sus contenidos me apasionaban. Normalmente escojo los títulos de mis producciones.

Albert Boadella
Autor y director de Els Joglars
1.- En principio, la aportación de un director de escena convencional es hacer comprensible y darle el máximo relieve a la obra de un autor. Sería igual que un director de orquesta cuando intenta que luzca al máximo una partitura de Beethoven. Pero hay otra cuestión. Yo, como autor, sólo respondo de mis actos, no tengo que responder ante ningún autor. Me puedo manipular constantemente, al igual que los actores me manipulan a mí. Sí creo que el protagonismo del director ha perjudicado en parte a los actores, los únicos imprescindibles en el teatro. El teatro es sobre todo el arte del actor, puede faltar incluso el autor, pero nunca el actor. Y luego creo que el protagonismo del director ha cabreado bastante a los autores. Es un juego muy ilegítimo, una estafa, cuando un director coge una obra y hace lo que le da la gana. O se es dramaturgo o director o las dos cosas pero hay un tipo de director que ha usurpado el papel del autor sin serlo.
2.- Supongo que el asunto de la creatividad del director se refiere a cobrar derechos.Entiendo que un director reclame ciertos derechos de autoría de una obra colectiva, pero también los autores e incluso cualquier otro que participe en el proceso colectivo. Reparto los derechos de autor con los actores de mi compañía e incluso con el escenógrafo si la idea ha sido suya. La autoría en el teatro es un hecho diverso.
3.- Para mí el tema del amor ha sido difícil porque está muy manido por el cine, así que me cuesta mucho tocarlo. Tema peligroso en nuestro país es el terrorismo, te juegas la vida. Luego está el tema del Rey, que está protegido por ley. Y ahora resulta arriesgado el islam.

Joan Lluís Bozzo
Director de Dagoll Dagom
1.- El director es el responsable de dotar al espectáculo teatral de un punto de vista. Por una parte está el texto del autor y por la otra todo el equipo artístico y técnico que compone un espectáculo teatral. La labor del director es unificar todos los criterios en una sola dirección, según su visión del texto. El director también es el responsable de ayudar a los actores a dar a luz a su personaje en base a sus explicaciones. Es el eslabón que une las dos dimensiones del texto con las tres dimensiones de la escena.
2.- Considero que un director es un artista que trabaja a partir de materiales diferentes y que debe contar con toda la libertad de creación. En este sentido, creo que la propuesta textual del autor no tiene por qué ser prioritaria. A mí siempre me ha interesado más el trabajo de un director discreto que no el trabajo de un director cuya puesta en escena pretende pasar por delante de todos los demás elementos dramatúrgicos. Me interesa que el espectador perciba el texto de la manera que yo creo que es más correcta. Si quisiera gozar de un protagonismo textual me dedicaría a escribir mis propios espectáculos.
3.- Algunos creadores consideran que su misión es derribar temas tabúes (el sexo, el poder, la religión) y otros, como yo, no lo creen prioritario. Si en mi trabajo tengo que topar contra alguna prohibición, intento salirme con la mía, pero no considero que mi misión histórica sea la "transgresión" que, por otra parte, me parece un poco petulante.

Ernesto Caballero
Autor y director
1.- Enorme. El beneficio a los actores también. La aparición de esta figura viene determinada por una necesidad del actor: al hacerse más compleja la representación, requiere a un "intermediario" entre él y el texto. También se han beneficiado los autores. Esta experiencia ha determinado en los dramaturgos otra forma de escribir, que a partir de ahora van a contar con los que "escriben" la escena, con los directores.
2.- Indudablemente existe toda una autoría, toda una creatividad en las puestas en escena. Ello no quiere decir que se entre en contradicción con el autor. Existen dos tendencias a este respecto: la primera es aquella que sostiene que la puesta en escena debe ajustarse a unos indicadores implícitos en el texto. La otra plantea cierta distancia con respecto a éste. Con cualquiera de estos dos enfoques el texto dramático puede salir fortalecido; aunque con la segunda existe mayor riesgo de desvirtuar las obras. Personalmente, procuro instalarme más en el primer modelo cuando dirijo textos inéditos de nuevos autores, y en cambio, cuando trabajo sobre obras del repertorio me sitúo en el segundo.
3.- Dice Chereau que el buen actor es el que sabe sacar todo lo que detesta de sí mismo. En mi caso me aplico esta máxima a mi labor como dramaturgo.

Josep Maria Flotats
Actor y director
1.- Si hablamos de directores como José Luis Alonso, Strehler, Stanislavski, Jean Vilar, etc... la aportación es colosal. Obviando el talento, fenómeno inextricable, hablaríamos entonces de cultura, rigor, honestidad y compromiso. Un programa de tal altura no dejaría de incentivar a las compañías, motivar a los autores, mejorar a los actores y en este caso, el protagonismo del director sería percibido como maestría.
2.- Ninguno de los grandes directores antes citados reivindicaron creatividad alguna, la demostraron. Si después de haber tenido el privilegio de ver representada una obra del repertorio universal dirigida por Strehler, la comparamos con la misma obra dirigida por otro, rarísimas veces éste soportará la comparación. Siempre preferiremos a Strehler. La creatividad habla por sí sola. ¿Las implicaciones prácticas que tendría reconocer la creatividad? llenar o no el teatro. En estas condiciones ¿qué autor rechazaría a Strehler y un teatro lleno?
3.- Siempre, desde los griegos, la voz del poeta ha provocado la reflexión, el debate, la crítica, el cuestionamiento, siempre ha sido un revulsivo contra la intolerancia y los fanatismos, siempre ha reivindicado la libertad y la dignidad del hombre y naturalmente ha topado con el poder. Hablamos de teatro, del gran teatro, del teatro de verdad, claro está.

Joan Font
Director de Comediants
1.- El director es un catalizador de energías: debe estar al servicio del actor y de la globalidad del montaje, dar el ritmo adecuado a la representación e intentar que la fusión de los aspectos formales y de los contenidos sea coherente y responda plenamente a la lectura de la obra que se ha propuesto llevar a cabo. Una de sus principales responsabilidades es ayudar a los actores a encontrar el camino para insuflar vida al personaje. Es una relación de intercambio en la que los actores y el director comparten dudas y certezas. El teatro es un trabajo de equipo y no hay una separación de roles ni una jerarquía. Para analizar adecuadamente el protagonismo del director hay que distinguir entre diferentes formas de creación: a/ La forma clásica. Puedes intentar que la letra impresa cobre vida en el escenario, lo cual no es nada fácil. A veces el director realiza o colabora en la adaptación o la dramaturgia y se convierte en co-autor de una obra nueva. b/El proceso de creación de un espectáculo, desde la idea primigenia hasta la representación. En estos casos, el director es la figura que cohesiona y da unidad a las aportaciones del resto del equipo y, al tener una amplia perspectiva de la trayectoria de la compañía, se enfrenta al reto de hacer evolucionar su lenguaje y su estilo.
2.- El autor aporta la materia prima, la base, es decir, el texto. El director aporta su visión particular, una lectura de dicho texto. Es evidente que realiza una labor de carácter creativo. En algunos casos en que adapta o modifica un texto se le puede considerar un co-autor. En Comediants, generalmente el director se implica desde la primera idea y por tanto comparte la autoría de la obra junto al dramaturgo, el compositor o el coreógrafo. Por tanto, el hecho teatral no se basa sólo en el texto. Si fuera así, estaríamos hablando de un programa radiofónico.
3.- La violencia manifestada de forma evidente me resulta difícil de asimilar en un escenario. Me gusta crear mundos mágicos, sugerir a los espectadores un imaginario quimérico y comunicarme con ellos a través de las emociones.

Rodrigo García
Autor y director de La carnicería
1.-¿Qué es un director? ¿Alguien que le dice a un actor: mira cómo hago esto y cópialo? ¿Esa actitud puede beneficiar a alguien? Sólo salen ganando actores, directores, escritores... Antes pensaba que la obra era una cuestión del director de escena, jamás del autor. Ahora creo que el dueño por excelencia de la obra es el intérprete, que tiene la capacidad de hacer vivir la comunicación en el teatro. El concepto de autoría debe ampliarse. Necesitamos actores-autores. Directores-autores. Y autores-autores, que es paradójicamente lo más difícil, ya que el autor es el más lejano al momento en que ocurre el teatro. Soy autor y soy director, además de escenógrafo y técnico. Cuando otros montan mis obras me da miedo, sé que me espera el respeto. Los directores aseguran que respetan al autor y en realidad lo que están diciendo es: no tengo ideas propias, no tengo una visión personal de las cosas, solo sé poner los muebles en orden y lograr que al final aplaudan. Si en cambio me encuentro en escena con un mundo más amplio que el que he plasmado como autor, pienso que ha merecido la pena que ese director partiera de mi obra. Lo sensato sería la proliferación de equipos de trabajo donde no se sepa, no se reconozca quién es quién. El anonimato a favor de la obra. Si tenemos directores con calidad de creadores, es probable que eso sea estimulante para actores y compañías. Pero ¿dónde están metidos esos directores con estéticas diferenciadas, propias?
2.-El director de escena que no se reconozca como creador, mejor que dirija el tráfico o pite un Valladolid-Depor.
3.- El verdadero problema del teatro no son los temas difíciles, sino lo tímido de su tratamiento por parte de directores, autores y actores. El peor de los males del artista es el pudor. En Europa estamos hasta arriba de obras pudorosas. Da asco. Si sientes pudor y has elegido el arte, estás loco.

Mario Gas
Director
Pregunta y respuesta previa: ¿Hablamos de teatro de texto? ¿No verbal? ¿Performances? ¿Fusión? En cualquier caso el teatro se diferencia totalmente de la literatura dramática...y ahí entra el equipo teatral, y entre ellos el director... cada espectáculo es diferente aunque se base en el mismo texto. Esa es una de las grandezas del teatro.
1.- Mucha. Puede ser beneficiosa... inerte... y/o nefasta. Sí en muchos casos, tanto para actores, autores y compañías. Pero cuando su protagonismo se convierte en megalomanía, narcisismo no analítico, endiosamiento ... puede encarcelar la verdadera respiración de los espectáculos y de las gentes que lo conforman.
2.-Es obvio. él amalgama, propone, unifica, busca; es un tercer ojo con vocación de contador de historias, partiendo de una realidad textual que se modifica por obra y virtud de todo el equipo. ¡A la creación por la artesanía! ¡Desconfiar del "genio a botepronto"! ¿Derechos? todos para todos. Disciplina, rigor, búsqueda...
3.- El teatro plantea preguntas, convoca fantasmas... el tabú, sea el que sea, siempre es coyuntural y cultural y debería estar en la base de estas interrogaciones existenciales, sociales, ideológicas, políticas, poéticas, humanas, teatrales. ¿Mis tabúes? Queda para otra encuesta.

José Luis Gómez
Actor y director
1.- Coherencia de las partes, unidad y musicalidad interna del espectáculo, respeto al autor. Sobre si ha beneficiado a los actores el progresivo protagonismo del director, cualquier actor necesita, en su proceso creativo, la compañía de un director escénico que le ayude y le encamine. Las revoluciones teatrales del primer tercio de siglo las emprendieron, en su mayoría, directores que eran actores y que, además de concebir la representación como un hecho artístico, revolucionaron, mejoraron y dignificaron la actuación y la formación.
Cuando las obras estaban a la merced de los primeros actores, estos las desequilibraban a su favor. Los grandes directores tenían , y tienen, la disposición e intuición de aprecio por la palabra y los nuevos mundos de los poetas del teatro, los dramaturgos. Que estos talentos no abunden, no contradice el aserto. Y evidentemente las compañías, los grupos, se forman siempre en torno a una personalidad creadora que, en la mayoría de los casos, es un director.
2.- Los directores que son creadores, tienen razón al reivindicarlo. Su función no consiste en ordenar los desplazamientos de los actores, elegir un escenógrafo o un figurinista, o dirigir la luz. Su función es la creación del mundo físico, plástico, las atmósferas: elaborar las metáforas materiales y espirituales que desprende el texto. Un buen director desvela, desentraña y otorga, junto con sus actores, vigencia física a la obra literaria. Un mal director la destruye. La autoría de los directores debería ser reconocida, como lo es en la música. Tan creador es un director como un intérprete, a diferentes niveles, por supuesto.
3.- El teatro, que yo sepa, ha tratado todos los temas, excepto la clonación de las hormigas rojas.

Ricardo Iniesta
Director de la compañía Atalaya
1.-El siglo XX ha marcado un antes y un después en la historia del teatro y si éste sigue vivo al terminar la centuria, pese al cine, la televisión o el fútbol, es gracias al director de escena que lo ha reformado devolviéndolo a su idea original, el espectáculo ritual, a la idea del teatro como arte. De hecho si no hubieran aparecido directores como Antoine, Meyerhold, Stanislavski, Grotowski, Kantor..., el teatro se hubiera convertido en algo fosilizado.
2.- Absolutamente creativo. En sus orígenes eran los autores los que dirigían sus obras, aunque hay excepciones. Hoy, sin embargo, hay autores que no dirigen y tienen la osadía y la desfachatez de exigir que su texto sea intocable. Para mí el texto es el motivo sobre el que dibujo, pero el trazo lo decido yo. Puedo ver dos versiones de Hamlet, una dirigida por Bergman y otra por un aficionado. El texto es el mismo, pero seguro que la diferencia estará en la maestría con la que Bergman la ha montado.
3.- Lo que peor funciona es la reproducción de lo cotidiano. Para eso ya existe el cine, la televisión. Para reproducir la actualidad prefiero recurrir a los mitos clásicos. Todo lo que carezca de metáfora me resulta ineficaz en el teatro.

Jordi Milán Milán
Autor y director de La Cubana
1- Creo que la mejor aportación es haber recuperado la figura del director-creador. Eso beneficia a todo el mundo, a autores, actores, compañías ... Quedan lejanos los tiempos en los que el director de escena era "un mandao" contratado por un productor o por una "primera figura" para hacer lucir sus "dotes interpretativas". Ahora el director aglutina y ordena el trabajo de todos los creadores que forman un espectáculo.
2- Es un trabajo creativo. Un espectáculo no es sólo un texto, es un conglomerado de muchas cosas.Un guión solo no va a ninguna parte, como tampoco va a ninguna parte un buen director sin unos buenos actores. Toda persona que interviene en un espectáculo es en realidad un creador. Es una historia que crean cada noche todos los que participan en ella. Quizá yo no sea el más adecuado para opinar, pues soy director y autor de los espectáculos que dirijo y todo queda en "el mismo saco", pero creo que no entra en ninguna contradicción con los autores. Los autores ya estamos bien respaldados. Los músicos también. No sería tan difícil buscar una fórmula para respaldar también al director y al resto de los creadores.
3-Pienso que "a priori" no existen temas "tabú" (o al menos no tendrían que existir). Otra cosa es que tu quieras tocas un tema y como en esta profesión siempre dependemos del "San Dinero", te encuentres que los que llevan el pendón en la profesión del "Santo" no les gusta que lo toques y no te lo dejan tocar.

Miguel Narros
Director
1.- El director ha aportado una renovación del arte teatral, una rehabilitación de la escena. Así lo han demostrado artistas como Piscator, Strehler, Brecht, Stanivslavski. Y una de sus funciones es la de estar al servicio del actor, cuya personalidad siempre debe estar. A través del análisis del texto en conjunto, el director llega al personaje, y le brinda esta enseñanza al actor. Hacemos un análisis distinto al del autor, es decir, hacemos una escritura escénica distinta a la escritura literaria, y lleva a conclusiones distintas a las del autor.
2.- El trabajo del director es otra forma de escritura. Y como ese trabajo es absolutamente creativo debe ser remunerado, el director debe sacar unos beneficios de eso, por lo que se debe llegar a un acuerdo para compartir los derechos de autor. La puesta en escena es un acto creativo. Quién le negaría eso a Piscator, a Brecht... que además adquirieron un compromiso social.
3.- Hay algunos temas, como el terrorismo, que son un arma de doble filo. En mi caso, no me gusta tratar temas inmovilistas como la religión, porque debo hacerlo desde mi punto de vista e inevitablemente tengo que atacar a sacerdotes, curas... Las religiones son muy primitivas.

J. C. Pérez de la Fuente
Director del C. D. N.
1.- El director debe saber utilizar todos los signos teatrales para contar su historia, para dialogar con el público. El concepto de protagonismo es perverso porque el teatro es un arte colectivo donde cada creador desarrolla un trabajo en función de una determinada lectura propuesta por el director de escena. Es cierto que en los últimos tiempos el director ha adquirido más notoriedad pública pero no para quitarle protagonismo al actor ni al autor sino para ocupar el lugar que le corresponde. Eso sí, un buen director de escena nunca debe anular a un actor profesional, como tampoco el actor debe ensombrecer la propuesta del director. Y para un autor es beneficioso que un director monte sus obras, porque un director que elige en libertad un texto es porque le atrae ese universo y quiere enriquecerlo.
2.-El destino de la literatura dramática es la escena, y el encargado de realizar ese tránsito es el director de escena. El director es autor en tanto que es el creador de un montaje en un tiempo teatral histórico a partir de la semiótica teatral. Muchas son las dificultades para llevar a la práctica su reconocimiento legal, lo cual no quiere decir que no se le deba reconocer como creador. Los autores, vivos y muertos, tienen perfectamente legislados sus derechos. Creo que no hay contradicción con ellos sino complementariedad.
3.- Lo más difícil es reflejar en un escenario un conflicto cuando éste todavía se está generando en la sociedad. Por eso muchas veces recurrimos a textos clásicos. En el teatro caben todas las utopías, todos los fracasos, pero estar en el epicentro de un conflicto impide mantener la perspectiva para realizar un teatro que no sea efímero.

Gustavo Pérez Puig
Director del Teatro Español
1.- Siempre he pensado que el director debe ser un adelantado que corrija defectos, potencie el espectáculo, elija los elementos más idóneos (actores, escenógrafo, figurinista...) para servir el texto y que éste llegue al espectador con la fidelidad que soñó el autor. El protagonismo del director ha beneficiado a los actores en algunos casos, aunque en la mayoría no. Los excesos y el ansia de protagonismo de algún director han convertido a veces a los actores en meros muñecos, enterrados por elementos abrumadores, superfluos y que difuminan la interpretación. Y en relación con los autores, creo que éstos desean que sus obras suban al escenario. No puedo pensar que ningún escritor piense al fabricar una comedia en ningún director, con cuidar que su texto y su pensamiento lleguen a los espectadores tiene bastante. En los últimos tiempos es imposible imaginar un espectáculo de categoría sin que haya un director solvente.
2.- Según lo que se considere creatividad, pero el que quiera crear en serio y de verdad debe escribir su propia obra y no arrogarse derechos de talento maravilloso para traicionar al autor. El director debe ser una correa de transmisión entre el creador y el espectador y esta labor hecha con talento, entusiasmo, tesón y fidelidad me parece suficiente, lo demás son ganas de adornarse con plumas de pavo real.
3.- Jamás he tenido temas tabúes. Siempre he hecho lo que me ha gustado y de los géneros más diversos. Nunca he prescindido de algo que me satisfaciera, por eso he hecho desde Mihura a Alfonso Sastre, desde Muñoz Seca a Buero Vallejo, Gala, Guillén de Castro, Valle Inclán, Zorrilla, Marsillach o Jardiel Poncela. Mi único tabú ha sido que no me gustara el texto.

Helena Pimenta
Directora de Ur Teatro
1.- Sus aportaciones al teatro moderno son numerosas y difíciles de resumir. Su labor define el teatro moderno como un arte de equipo que se inicia con el texto del autor y culmina con la representación ante el público. Es su responsabilidad trazar las líneas maestras de la puesta en escena y ejecutarlas aunando los talentos individuales en un acto de creación común. Su actuación ha de garantizar la coherencia entre el origen, -el texto del autor-, los medios -actores y demás oficios teatrales- y la sensibilidad del público. Las tareas del director aportan profundidad a la lectura de los textos, ayudan a la expresión del talento de los actores, abren caminos a los diferentes creadores y potencian en definitiva la coherencia.
2.-Es sin duda un trabajo de creación y como tal ha de ser considerado. Esto implica pertenencia del resultado a dicho creador y la imposibilidad de que sea alterado caprichosamente por diversos motivos en las diferentes representaciones.
3.- Elijo las obras porque me interesan y porque siento la necesidad de trabajar en ellas en un momento determinado. Igualmente, pongo el acento en los temas que la obra señala y que el equipo consideramos destacables. Nunca he sentido que estaba esquivando ninguno, aunque seguramente lo haga al no elegir determinadas obras o no privilegiar ciertos temas.

José Carlos Plaza
Director de escena
1.- Aporta objetividad sobre la actuación subjetiva del actor, creatividad de un lenguaje escénico, coordinación de los diferentes elementos del hecho teatral, interpretación ideológica y estética de un texto y adecuación a las necesidades actuales de la sociedad. La figura del director ha existido desde los tiempos de Tespis. El beneficio o perjuicio de éste sobre las otras figuras depende -como en todo- de las personas y de las circunstancias.
2.- El director crea un lenguaje escénico que tiene como instrumento las emociones, silencios, movimientos, comportamientos, intencionalidades, energías, formas, materiales, luces, sonidos, colores, etc, y, sobre todo, coordinación de ese lenguaje, análisis y conclusiones en relación con el mundo de hoy. Por tanto las implicaciones prácticas de ese reconocimiento sería que conste su autoría en el Registro de Propiedad Intelectual y entrar a formar parte del reparto de los derechos de autor. Los derechos de un autor literario son intocables. Los derechos de los directores son derechos paralelos y también intocables. Es un enfrentamiento inexistente. ¿Es que no hay diferencia entre un texto escrito y una representación? Indudable-
mente. Luego, ¿dónde está la contradicción? Habría que añadir que los derechos de creación del hecho teatral no son sólo los de los autores o directores, sino también los de los escenógrafos, figurinistas, etc.
3.- Durante la época negra franquista, los de todos. Hoy es difícil hablar del ser humano y de su sociedad, de sus problemas y de sus necesidades, ya que parece ser que algún poder fáctico está consiguiendo que la gente sólo busque la diversión banal y que el pensamiento no alcance altura mayor que la de un animal de compañía.

Carme Portaceli
Directora
1.-Conocemos el teatro sólo por lo que ha quedado, el texto escrito; pero lo que caracteriza al teatro de cada época son las puestas en escena, así como las escenografías. En el teatro la lectura de una obra es determinante para la manera de explicarla. No se ha comprendido que es un arte colectivo; hay tareas, no jerarquías. A los autores sólo les podría incentivar trabajar para realidades concretas como pasa en los lugares de más tradición de Europa: compañías, teatros, actores y, por supuesto, directores. No sé si las compañías existirían sin directores que pudieran marcar una línea (es su tarea).
2.- ¡Es de carácter absolutamente creativo! Es como si dijeras que un arquitecto no es un artista. Claro que los hay que sólo son constructores. Es un trabajo creativo porque trata de la creación y la transmisión con un lenguaje artístico. La autoría de un texto es la autoría de un texto, y la autoría de una puesta en escena es la suya propia. Sólo es una cosa perversa cuando entran en juego los intereses económicos.
3.- Hay muchos temas difíciles; los sentimientos es un tema difícil y complejo para mí. Hablo, claro está, desde un planteamiento riguroso y profundo, que haga que los personajes y la historia que explicamos sea "real" y pueda "interesar", no de una feria de tópicos. Lo que me gustaría es poder imitar un día a Brook, Bergman, Gruber, Peter Stein... aquellos que han logrado desaparecer de su obra y han conseguido explicarla de verdad.

Àlex Rigola
Director
1.- Su aportación es la de ser una parte más del engranaje teatral, un creador más, igual que los actores o autores, pero su particular característica es la de fundir todas las creaciones (actores, autor, escenógrafo, iluminador...) en una sola.
2.-Por supuesto que su labor es creativa. El trabajo del director comprende también la función de creador-autor. Recordemos que el texto original no es teatro en sí, sino la base para realizar un espectáculo, que es realmente la finalidad misma del teatro.
3.-Para mí los temas difíciles son esos que me alejan de la actualidad, de lo que pasa hoy en día en todo el mundo, los que no me hacen meditar ni reflexionar, los que no denuncian, los que tratan al público como auténtico subnormal. En ese sentido la mayoría de textos shakesperianos sólo me facilitan el trabajo. En cambio todo el trabajo arqueológico por recuperar textos que hablan sobre el honor y tonterías por el estilo, lo seguiría manteniendo fuera del alcance del público, no fuera que cogieran una enfermedad: la deserción de los teatros. Multitud de chavales llevados a ver ciertas "maravillas" rupestres sólo facilitará que no vuelvan a pisar una platea.Háganme caso, no abran tumbas faraónicas o la maldición de algún neandertal caerá sobre nosotros.

José Tamayo
Director de la Cia. Lope de Vega
1.- La aportación de una creatividad propia, que promueve a un también conjunto de creatividades, buscando un rendimiento máximo porque el Teatro es el Arte de representar. Ha beneficiado al Teatro mismo: a los autores, a los actores, escenógrafos, figurinistas, músicos etc..., porque el conjunto de todos ellos es el Teatro.
2.- ¡Naturalmente!. Sin creatividad, ¿en qué consistiría su trabajo? ¡Cuántas obras habrá salvado un director! Porque lo contrario es imposible. Un buen texto no hay quien se lo cargue.
3.- ¡Todos!