Image: La palabra de un maldito

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Teatro

La palabra de un maldito

Xavier Albertí estrena el 4 de abril en el Espai Lliure Orgía, de Pasolini

3 abril, 2002 02:00

La verbalidad radical y el hermetismo poético del teatro de Pier Paolo Pasolini vuelven a cobrar fuerza en la escena gracias a este montaje de Orgía que se estrena mañana. El director catalán Xavier Albertí recupera la obra emblemática del llamado Teatro de Palabra del autor italiano con este montaje, todo un poema dramático que reinventa el lenguaje y muestra las incertidumbres que recorrieron la obra de Pasolini. El Espai Lliure acoge este espectáculo que reconcilia al hombre con el rito y que está protagonizado por Pere Arquillué, Lina Lambert y Alicia Pérez.

Hace casi 30 años que Pier Paolo Pasolini fue asesinado: un crimen político que nadie todavía se ha esforzado en esclarecer hasta el fondo. Un ajuste de cuentas políticas e ideológicas enmascarado de perversiones y querellas homosexuales en la noche romana canalla y suburbial. Al linchamiento moral generalizado, a los recelos de una izquierda en crisis y el odio de una derecha vengativa, sucedió el crimen. Así de simple. La obra de Pier Paolo Pasolini hermética y difícil en sus plurales manifestaciones, permanece.

Poeta teatral
Se estrena ahora en España Orgía, dirigido por Xavier Albertí. En el fondo de Pasolini, en todos los Pasolinis existentes y en los que exégesis futuras puedan aún dilucidar está siempre el poeta:el de Las cenizas de Gramsci que reflexiona ante la tumba del pensador comunista; el Pasolini de la dialéctica marxista, el de la corporalidad angustiada e imposible; el demediado, en suma, entre razón y sensorialidad, entre conciencia histórica y pasión por la belleza: el esteta que se debate constantemente entre reproducción (cine) y representación (teatro).

El teatro de Pasolini, aunque los distintos aspectos de su obra sean indisociables, es lo menos conocido. En España el teatro pasoliniano se conoce, en parte, gracias a las traducciones de Carla Mateini; gracias a la editorial Hiru y a Pipirijaina, ejemplar revista dirigida por Moisés Pérez Coterillo, que murió a manos de otra revista teatral: El Público, dirigida también por Moisés Pérez tras el triunfo electoral del PSOE.

El teatro de Pier Paolo Pasolini se asienta en una verbalidad radical. Teatro de Palabra, lo llamó Pasolini; palabra poética que no es lo mismo que palabra literaria.Tanto en Calderón, primera obra, me parece recordar, traducida al castellano, como en textos como Affabulazione, Pilade, Porcile, o Bestia da Stile, Pasolini procura llevar a la práctica las teorías expresadas en su famoso Manifiesto. Sus textos son un proyecto de dramaturgia, apenas con movimiento, poemático; Orgía es una muestra de ello.

El autor italiano teorizó en un Manifiesto de 32 puntos para un nuevo teatro su posición escénica. Y se situó tanto frente al conservadurismo del teatro convencional burgués como frente a los excesos formales de vanguardias carentes de contenido. Teatro disidente, pues, de lo que Pasolini llamaba Teatro de Charla -denominado por estos pagos "Teatro de mesa camilla"-; y disidente también del teatro de gesto y de grito.

Suscitando la complicidad de los grupos avanzados de una burguesía ilustrada y liberal, el Teatro de Palabra era, para el artista italiano, el único que puede llegar, como elemento agitador y revulsivo, a la clase obrera. Antes que el obrerismo oficialista, burocrático y staliniano, el autor de esta Orgía que se estrena en el Espai Lliure de Barcelona, evoca la revolución de Maiakovski.

Afirmación de radicalidad
En el espejo de éste, y en el de otras mentes preclaras, devoradas por la burocratización de la Revolución de octubre, se miraba a veces Pier Paolo Pasolini. Orgía es, en similar medida al resto del corpus dramático pasoliniano, una afirmación de la radicalidad verbal, un poema con falsa apariencia de diálogo en ocasiones, que presenta todas las tensiones propias de este autor maldito; maldito, rebelde, dialéctico, poliédrico y, al mismo tiempo, unívoco, que ni siquiera en el soporte de la contradicción halló paz a sus angustias e incertidumbres: pulsión de la muerte, sexo y culpa, fetichismo, impulsos masoquistas.... En definitiva, todos los tabúes que atormentan al ser humano; las galerías subterráneas del alma por las que discurren pasiones furtivas y casi siempre inconfesables. Pero que constituyen, en suma, la base de los hombres desgarrados entre la necesidad de libertad y el vértigo que la libertad produce.


Ionesco y Chejov eran, para Pasolini, autores de un teatro de la charlatanería, mientras que el trabajo de grupos como el Living Theatre se reducía al grito y al gesto. Rebelde de acción y de palabra, Pasolini incorporó a películas como Medea y Edipo Rey elementos de la más pura tradición dramática. Autor de varias obras teatrales, en 1966 escribe Orgía, y dos años después su Manifiesto para un teatro nuevo en el que define lo que para él es el verdadero teatro: un Teatro de Palabra que reivindica el valor del lenguaje. El cadáver de Pasolini (1922-1975) fue encontrado en un descampado romano, atrozmente asesinado.