Image: El dinero y la vejez mejor

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Teatro

El dinero y la vejez mejor

El Centro Dramático estrena Los viejos no deben enamorarse, de Castelao

10 abril, 2002 02:00

Fernando Chinarro y Mercè Pons, en un ensayo

El Centro Cultural de la Villa de Madrid estrena el día 12 de abril el único drama que escribió Castelao: Los viejos no deben enamorarse. Una obra de ambiente carnavalesco sobre el amor, la vejez y la muerte protagonizada por tres veteranos actores (Fernando Chinarro, Fernando Delgado y Fernando Ransanz) y que dirige Manuel Guede.

No se puede imaginar la Galicia contemporánea sin Castelao. Por eso, y aunque el creador sólo escribió una obra de teatro, Los viejos no deben enamorarse, ésta se ha convertido en un clásico de la dramaturgia gallega. Ahora el Centro Dramático Gallego (CDG) la estrena en Madrid en una coproducción con el Centro Dramático Nacional, fruto "de las estrategias comunes de estas dos instituciones que tienen una voluntad plural y una deuda con el teatro contemporáneo ". Así lo asegura el director del CDG, Manuel Guede, que celebra la que, según dice, es la primera traducción al castellano por parte de un teatro público de una obra en lengua española no castellana.

Los viejos no deben enamorarse se estrena arropada por un plantel de actores de primera línea, veteranos de las tablas de la talla de Fernando Chinarro, Fernando Delgado y Fernando Ransanz . Escrita en tres lances, un prólogo y un epílogo, la obra denuncia la desigualdad amorosa marcada por las clases sociales y no, contrariamente a lo que se cree, por la desigualdad de edad, ya que sus protagonistas, tres viejos, se enamoran de tres jóvenes doncellas -interpretadas por la misma actriz, Mercè Pons-.

Un carnaval a la italiana
Fiel al texto, pero proponiendo su mirada personal sobre el tema, Guede lleva a escena una obra "de construcción compleja donde se invierten los roles y que transcurre simbólicamente durante el carnaval". El gran carnaval, y la Comedia del Arte italiana marcan la estética de esta obra sobre la que planea constantemente la muerte, "entendida como sólo se entiende en el Finisterre".

La larga gestación del texto, escrito entre 1921 y 1941, permitió que Castelao -miembro de la "Generación Nos"(movimiento cultural de marcada cariz político)- se empapase de las vanguardias de la época. Al parecer, el texto nació de la fascinación que le produjo al autor el Teatro del Arte de Nikita Balieff, al que conoció en un viaje a París. Descubrió entonces las posibilidades que tendría para un teatro popular gallego la aplicación de ciertos usos de estilización poética. Estas experiencias explican cierto simbolismo y surrealismo que destila la obra y que Guede ha adaptado a un lenguaje contemporáneo con un resultado que "estiliza el alma y la cultura gallega", dice el director. La obra fue el primer texto que puso en pie el CDG y hace dos años la volvió a montar con motivo del 50 aniversario de Castelao.

Itzíar de Francisco


ética y muerte
Eduardo Blanco Amor describió que Castelao no dejó una escuela, sino una ética. Puede ser cierto. Hombre tan polifacético como Castelao no podría crear escuela en todas sus variantes de artista y de intelectual. Castelao es, sin duda, la figura estelar de un galleguismo militante, republicano y antifascista, sistematizado en su libro Siempre en Galicia. Político, narrador, pintor, caricaturista, periodista, dibujante de las atrocidades de la Guerra Civil en tres álbumes: Galicia mártir, Atila en Galicia y Milicianos. Si es verdad, como dijo Mark Twain, que debajo del humor hay mucho dolor, el dolor y la rabia de estos dibujos, con su correspondiente pie literario, es inabarcable. Los viejos no deben enamorarse es la única obra de teatro de Castelao y por su familiaridad con la muerte y los cementerios podría tener un precedente: Un ojo de vidrio, narración subtitulada Memorias de un esqueleto que, según Luis Seoane, se escenificó como monólogo en 1923. Castelao definió Los viejos... como una farsa gallega de pintor. Por la vivacidad de sus diálogos y por el tratamiento del conflicto podría ser la obra de un consumado dramaturgo que aporta la modernidad de fusionar palabra y pintura. Para alguien como Castelao, en cuya obra hay una centralidad galleguista, la esencia galaica de los amores de Saturio, don Ramón y Fuco, debía de estar en la familiaridad con la muerte y en la radical plasticidad. El tema de viejo que en la pasión por moza halla destrucción y vilipendio no es nuevo en el teatro español; pero Castelao le dota de una especial piedad. Sus viejos son más generosos que lascivos. Nada, sin embargo, les salva del fracaso y la muerte.