Image: Brecht según Bieito

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Teatro

Brecht según Bieito

El director estrena La ópera de cuatro cuartos el día 25 en el Grec de Barcelona

19 junio, 2002 02:00

Boris Ruiz y Cecilia Rossetto dan vida a Mackie y Jenny

Donde había unos suburbios ahora hay una tómbola, y en la mano de Mackie Navaja donde se escondía la afilada arma ahora hay un micrófono inalámbrico. Calixto Bieito vuelve a reinterpretar a los clásicos y, en esta ocasión, el dardo ha ido a dar en La ópera de cuatro cuartos de Brecht y Kurt Weill. El montaje, con música en directo, se presentará también en Salamanca del 24 al 27 de julio.

Prostitutas, delincuentes, vagabundos, policías corruptos... Los personajes de Brecht -encabezados por el inmortal Mackie Navaja- y que Kurt Weill definió en cada una de sus famosas canciones, deambulan por La ópera de cuatro cuartos para dar vida y credibilidad a esta fábula sobre los estragos del capitalismo. En ese submundo, el agua turbia de las cloacas es el espejo elegido por el alemán para reflejar la corrupción del ser humano en un mundo que sólo se mueve con el dinero.

La ópera de cuatro cuartos ha pasado por las manos de decenas de artistas a lo largo de más de medio siglo. En nuestro país José Tamayo, Mario Gas o Roberto Vidal Bolaño han dirigido a actores como Amparo Soler Leal, Santiago Ramos, Constantino Romero y Vicky Peña. En el extranjero Heiner Möller, Peter Stein, Ute Lemper y hasta Sting no han podido resistirse a la atracción de este texto, obra emblemática del tándem que formaron Bertolt Brecht y Kurt Weill en la Alemania convulsa ante la irresistible ascensión del nazismo al poder.

En La ópera de cuatro cuartos los hallazgos musicales de Weill -que compuso una fascinante partitura en la que incorpora el cabaret, el jazz y la música culta, aunque satirizada- se unen a los planteamientos escénicos de Brecht, que había quedado hechizado por la dieciochesca ópera del bandido, de John Gray.

Del suburbio a la tómbola
Era cuestión de tiempo que Calixto Bieito se fijara en esta obra. Si la música de Verdi-Un ballo in maschera- le inspiró al director imágenes como la de una hilera de políticos con los pantalones bajados sentados sobre otra hilera de retretes, o tradujo Macbeth a un ambiente de mafiosos -donde el sexo y la violencia explícita acompañan la prosa de Shakespeare-, ¿qué podrá suceder con La ópera de cuatro cuartos, material altamente polémico?

Para empezar, Bieito se ha rodeado de un equipo artístico de confianza, entre los que se encuentran actores asiduos en sus montajes como Roser Camí, Daniel Klamburg y Mingo Ràfols; Lluís Vidal en la dirección de la orquesta de cámara del Lliure, y Xavier Zöber, Pablo Ley, Josep Galindo y el propio director como autores de la dramaturgia.

Bieito ha situado la acción en una tómbola moderna que nada o muy poco tiene que ver con esa estética oscura de corrupción que se desprende de la obra original. Xavier Zöber, uno de los autores de la dramaturgia, asegura que lo que les interesa "es hacer un montaje muy radical, directamente relacionado con ese mundo capitalista sobre el que gira la obra. Por eso hemos llevado la acción a una tómbola, donde se amontonan objetos, desde una lavadora hasta una vajilla o un juego de café. En ella sólo hay sitio para lo material, lo que deseas está allí, y depende del destino o del azar que ganes o que pierdas".

Eliminado el "lado romántico de la obra", Mackie, el protagonista, "se convierte en una víctima más del mundo material en el que vive, donde el dinero no sólo sirve para realizar sueños, sino para aniquilarlos. Frente a él se encuentra Jenny".

Zöber defiende esta puesta en escena aludiendo que "la estética original, en los tiempos que corren, está pasada de moda". Así que ellos se alejan de esa atmósfera de la Alemania suburbial y grotesca que recuerda a los cuadros de George Grosz para acercarse a una estética fría donde los objetos y no las personas acaparan la escena. De esa forma también han querido subrayar "el verdadero mensaje de Brecht -dice Zöber-: Cómo el interés capitalista y el dinero puede destruir al ser humano". Mackie y Jenny, los protagonistas, acaban por diferentes motivos bajo esa rueda del dinero y el poder.

Canciones intocables
La potente partitura de la obra convirtió esta mezcla de cabaret, ópera, opereta y drama burgués en antesala del musical americano. Sus melodías han sido entonadas por artistas tan dispares como Mariane Faithful, Teresa Straatas, Nuria Espert -ya adentrados en aguas nacionales-, Ana Belén y Miguel Ríos, entre otros. Para este montaje, la música ha sido respetada "ya que la partitura de Weill es muy precisa, y define a todos y cada uno de los personajes con unos pocos acordes, desvelando hasta su alma". La bailarina Mar Gómez se encarga de la coreografía de este montaje que es una coproducción del Festival Grec, Salamanca 2002 Ciudad Europea de la Cultura, el teatro Cuyás de Las Palmas y la empresa privada Focus.