Image: Declan Donnellan

Image: Declan Donnellan

Teatro

Declan Donnellan

“La escena no puede olvidarse del 11-S”

3 julio, 2002 02:00

Declan Donnellan. Foto: Javi Martínez

El inglés Declan Donnellan vuelve a España aunque esta vez no viene con uno de esos textos clásicos que tanta reputación y premios le han valido. El 3 de julio estrena en el Grec de Barcelona Homebody/Kabul, un premonitorio texto sobre el 11-S firmado por Tony Kushner en el que el director vuelve a poner el acento en el trabajo interpretativo.

La última vez que vino a España fue hace cuatro años, cuando presentó en el Festival de Almagro Le Cid de Corneille. Donnellan creó en 1981 junto a Nick Hormerod Cheek by Jowl, una compañía cuasiitinerante especializada en textos clásicos. Ahora el inglés errante y su grupo presentan Homebody/Kabul, un texto premonitorio sobre el régimen talibán y la colisión de dos culturas abocadas al conflicto. En él, un padre y su hija emprenden un viaje a Afganistán en busca de la madre secuestrada por los talibanes.

-Sorprende en alguien tan fiel a los clásicos su decisión de dirigir una obra contemporánea como ésta.
-Tony es un gran escritor, un valiente poeta, y su obra tiene un calado épico que me atrae. Además, yo mantengo desde hace tiempo una larga relación profesional con él.

El peso de la interpretación
-¿Cuál es la propuesta temática y estética del montaje?
-Para mí el arte plantea preguntas, no las responde. El hecho de hacerte preguntas es algo sumamente político, y la pregunta que te haces, algo crucial. Pero a nosotros no nos interesaba imponer las preguntas. Más que una idea sobre la que reflexionar, en esta obra profundizo en la interpretación y la interrelación del actor con su cuerpo y el espacio.

-¿Es difícil no hacer una lectura política o social en una obra como esta?
-Por supuesto que el teatro no puede ni debe evitar las cuestiones políticas y, si las hay, deben ser incluidas en tu trabajo. El teatro no puede olvidar el 11-S, pero nosotros no estamos para predicar ni para convertir al público.

- ¿Es un deber del teatro hacerse eco de los conflictos actuales o el arte debe permanecer al margen de eso?
-Por supuesto que todo arte es político, aunque en una pequeña proporción. Pero la política trata de generalizar, y nosotros, de especificar.

-¿Homebody Kabul se escribió antes del 11-S?
-La obra fue escrita en 1998 . En julio de 1999 se estrenó en el Chelsea Centre protagonizado por Kika Markham, para la que se escribió el papel protagonista. Lo más cerca que estuvimos de aquella realidad fue cuando Cheek by Jowl estuvo de gira en Peshawar, donde actuamos ante una audiencia segregada. Más tarde, cuando sucedieron los atentados del 11-S volamos a Nueva York. Lo que vimos fue desolador: niños gritando ante sus padres muertos, el olor del acero derretido por todas partes... Fue muy duro. Después de los acontecimientos del 11-S la obra es ya histórica.

-¿Por qué cree que el actor ha sido relegado tras la figura del director en los años 80, y del autor, en los 90?
-La importancia del actor es crucial e incuestionable. Creo que el actor ha sido relegado a un segundo plano no por culpa del productor , del director o del autor, sino por culpa de "los divos". Y eso también sucede en España, donde todavía hay un gran potencial de talento joven que está esperando para ser organizado y liberado. Y para eso está la figura del director.

El compromiso del director
-¿Cuál es su lectura de los clásicos a la luz del siglo XXI?
-Yo creo que las obras se convierten en clásicos no por lo que cuentan en sí sino por lo que cuentan de nosotros, y la naturaleza humana no cambia aunque nos esforcemos en lo contrario.

-¿Un director tiene algún compromiso con los autores contemporáneos, ya que éstos reclaman más atención y denuncian el protagonismo de los clásicos?
- ¡Los directores no podemos estar en todo! Pero lo que sí sé es que en Gran Bretaña hay muchos directores especializados en las nuevas dramaturgias. Se quejan... pero todo es duro para un nuevo autor, un nuevo actor y un nuevo director.