Image: Cantata a la tolerancia

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Teatro

Cantata a la tolerancia

Autores de seis países mediterráneos estrenan mañana El clavel y la espada

17 octubre, 2002 02:00

Lobna Bokaae, Chimen Costa y Raquel Gómez en un ensayo. Foto: M.R.

Un diálogo entre civilizaciones. Eso es lo que propone José Monleón y el Festival Madrid Sur con El clavel y la espada, que mañana se estrena en el Teatro de Móstoles (Madrid). Pedro álvarez Ossorio dirige esta obra en la que participan autores y actores de varios países mediterráneos. Toda una reflexión sobre el 11-S y otra lectura de la Historia.

Llegaron el 11 de septiembre. Con los ecos del aniversario aún resonando en los televisores, radios y cientos de páginas de periódicos, una palestina y un judío se daban la mano antes de empezar a trabajar juntos. Los actores Lobna Bokaae y Lior Elmaleh forman parte del equipo multicultural de El clavel y la espada. Durante los ensayos actores de seis países intentan quebrar las barreras idiomáticas y acabar con odios ancestrales para demostrar con su propia experiencia que la convivencia es posible. En más de una ocasión las sesiones de trabajo se han tenido que interrumpir ante la noticia de los atentados en Oriente Medio. Entonces, Lior y Lobna corrían hacia el teléfono para saber si ese día las bombas habían alcanzado a una de sus familias. Para ellos el hecho de coger el autobús en Madrid es toda una experiencia. "En nuestras ciudades al autobús lo llamamos la ruleta rusa", comentan los actores.

La historia revisada
Asistir a un ensayo de esta obra es una auténtica lección de conviviencia. Actores belgas, argentinos, franceses, palestinos, israelíes y españoles trabajan juntos en un montaje que "partiendo de acontecimientos recientes como los atentados del 11-S revisa la historia de las civilizaciones judaica, cristiana y musulmana para encontrar ejemplos de convivencia y de transigencia frente a las matanzas en nombre de la religión y la identidad nacional", comenta José Monleón, alma mater de este proyecto, director del Festival Madrid Sur y fundador del Instituto Internacional del Teatro Mediterráneo, uno de los productores. Monleón ha reunido a seis dramaturgos -el argelino Erez Biton, el francés Michel Simonot, el marroquí Tayeb Saddiki, el belga Michel Tanner, el israelí Kassel Shaaban y la española Itziar Pascual- y ha coordinado sus propuestas textuales. Si en Argonautas 2000 y La noche de Casandra se planteaban la metáfora del viaje y la defensa de los Derechos Humanos, en esta especie de continuación, se propone "una discusión, primero en el texto y luego sobre el escenario, para buscar en la Historia ejemplos de convivencia frente a las matanzas en nombre de distintos dioses", dice Monleón. A partir del ensayo La guerra de las civilizaciones de Samuel Huttington e instigados por los acontecimientos del 11-S, autores, director y actores proponen un montaje basado en la búsqueda de un Mediterráneo dialogante.

Al-Andalus como ejemplo
El director Pedro álvarez Ossorio -responsable de los espectáculos anteriores- ha realizado la complicada tarea de coordinar a un equipo de actores, musicos y bailarines de distintos países y de hacer comprensible su discurso, a pesar de realizarse en varios idiomas. "Estos artistas se entienden en la palabra, a pesar del idioma. Esas diferencias no nos enfrentan sino que nos completan", explica. Los actores Josep Albert Ruiz, Lobna Bokaae, Chimen Costa, Emmanuelle Delchambre, Lior Elmaleh, Raquel Gómez, Paco León, Antonio Maya y Cales Moreau han comprobado en los ensayos cómo el teatro puede acabar con algunas fronteras.

Durante el tiempo que ha durado la creación de los textos y tras varias jornadas de preparativos, se ha perfilado un nombre como respuesta a los interrogantes que la obra plantea: Al-Andalus. "Allí encontramos un ejemplo de tolerancia entre tres civilizaciones muy distintas". La religión, la política, los mensajes de violencia y de amor.... todo es cuestionado bajo una nueva lectura "no politizada". El resultado es esta especie de gran cantata, de auto sacramental laico donde se mezcla la danza sufí, los poemas de Santa Teresa y la música de Eva Gancedo y Luis Delgado.