El teatro también se lee
El 18 de octubre se inaugura en Madrid el III Salón del Libro Teatral Español
17 octubre, 2002 02:00Alonso de Santos
Es difícil que la obra de teatro se abra paso en el mercado editorial, tiene unos lectores muy limitados y una nula promoción. Para difundir la idea de que el teatro es también literatura el 18 de octubre se abre en la Casa de América de Madrid el III Salón del Libro Teatral Español e Iberoamericano, que acogerá las últimas novedades.
Entre las editoriales dedicadas al libro del teatro, hay que distinguir las que se ocupan de autores vivos (Fundamentos, La avispa, Cátedra) y aquellas centradas en los clásicos (Alianza, Austral, Crítica, Reichemberger). Están las especializadas en literatura infantil (CCS) y no hay que olvidar a las variadas instituciones privadas y públicas que también publican (las escuelas de Arte Dramático de Madrid y Murcia, las universidades, SGAE, Asociación de Autores de Teatro, premios...). Tanto estas instituciones como las editoriales suelen contar con ayudas del Ministerio de Cultura a la edición de autores vivos.
Según datos del Ministerio de Cultura, el año pasado creció la edición de literatura dramática un 22,2 por ciento, publicándose 385 registros ISBN. Este incremento sobre el año anterior (315 ISBNs) vino a corregir la caída que experimentó respecto al año 1999 (417 ISBNs). Como señala el autor Alfonso Vallejo, "se edita cada vez más, creo que el panorama ha mejorado sustancialmente sin llegar a ser el deseable, pero el autor sigue teniendo todas las dificultades para ello. No se editan más que textos respaldados por la categoría del autor o porque la obra en cuestión ha merecido un premio o un galardón".
Vallejo es uno de los nombres de éxito de la colección La avispa, un sello que puso en marcha en 1981 la librería homónima de Madrid, especializada en teatro: "Editamos autores de prestigio, como Francisco Nieva, Sanchis Sinisterra o Vallejo. Pero también contemplamos la autoedición, por la que el autor se paga, dentro de nuestro sello, los costes de impresión. Contribuimos a su distribución y, si se da el caso, asumimos las reediciones", explica Charo Solanas, propietaria de La avispa.
éxito o tiniebla
Alberto Miralles, uno de los autores de éxito de Fundamentos y de La avispa, ilustra con ironía el camino que ha seguido para ver su obra impresa: "Hasta ahora no he tenido demasiadas dificultades para publicar. José Monleón me edita en Primer Acto si la obra es rarita; la SGAE, si gano su premio o la represento mucho tiempo; La Avispa si hay reparto de mujeres y monólogos para grupos; y Juan Serraller, de Funda- mentos, exigiéndome un nivel. Por eso, procuro escribir obras raritas para mujeres que ganen un premio por su alto nivel literario. Y si me paso, las tinieblas".
Otro asunto es el de la distribución y difusión de la obra de teatro: "Cuando un texto se propone como lectura obligatoria en los colegios, las ediciones son millonarias. Buero y Valle han sido los más reeditados. Pero también El retaule del flautista, de Teixidor, del que, desde su estreno en los 70, se han hecho más de 30 ediciones formando parte del temario de EGB", explica Miralles. José Luis Alonso de Santos, que junto con Sergi Belbel, puede presumir de ser el autor vivo español que más vende, insiste en esta idea: "únicamente tengo un título del que he vendido casi 200.000 ejemplares, Bajarse al moro, y es así porque es lectura obligada en colegios. El resto de mis obras han tenido una difusión menor porque no han trascendido el mundo del teatro. Y Charo Solanas añade: "El éxito depende de que se recomiende en las escuelas de teatro. El problema es que en las escuelas no se promueve apenas el teatro actual. Tampoco el teatro español en general, a no ser el Siglo de Oro, pero ni Buero ni siquiera Zorrilla son lectura obligada".
Y Valeria Ciompi, directora editorial de Alianza, comenta: "Las ediciones de teatro son limitadas si dejamos a un lado los clásicos, como Sófocles, Brecht o Valle, y en ediciones dirigidas al sector educativo o a un público muy especializado. El interés por autores vivos está ligado a su representación y ésta siempre tiene un alcance temporal y geográfico limitado".
Pero también la edición de obras clásicas tienen sus problemas. Hoy resulta difícil encontrar en español títulos consagrados de Tenesse Williams, Joe Orton o Edward Albee. Son lo que se llaman "libros muertos", ediciones agotadas cuyos herederos piden altos precios por los derechos . El libro es carne de piratería, pues los estudiantes optarán por fotocopiarlo más que pagar unas 3.000 pesetas por un libro de entre 60 a 100 páginas.