Image: Deuda con los ancestros

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Teatro

Deuda con los ancestros

24 octubre, 2002 02:00

Fantoni interpreta una docena de personajes en la obra. Foto: Antonio Moreno

Andrea Fantoni se nos reveló gracias al cine, de la mano de En la puta vida. Pero a partir del 24 de octubre se presenta en Madrid, en El Canto de la Cabra, con Te casarás en América, un monólogo en el que muestra ese teatro sencillo, hecho con la delicadeza y la precisión de los pequeños gestos y por una actriz que cree en el texto que interpreta.

Su menuda presencia y la leve sonrisa de su suave rostro hacen de Andrea Fantoni la antítesis del tópico de la "gran actriz". Pero ahí, en su sutil sencillez, está el secreto de su gran interpretación, de la verosimilitud absoluta que imprime en ese personaje que se desdobla en otros tantos para hablarnos de una situación vivida por muchos de los habitantes de Uruguay, donde ella nació en 1966, nieta de una abuela gallega, biznieta de una francesa y un italiano. "Los tres nos sentimos tocados por el tema puesto que todos somos nietos de inmigrantes, era una deuda que nosotros, la generación nexo, teníamos con nuestros ancestros".

Viaje al ghetto de Polonia
"Te casarás en América se basa en el tema de las raíces, del origen de tantos y tantos uruguayos nacidos de padres o abuelos italianos, alemanes, españoles, judíos...". Es el viaje a los orígenes, de la mano de esa muchacha llena de ternura que recorre anécdotas y personajes, invisibles presencias de un largo viaje a ninguna parte, impresionistas fragmentos de vidas unidas por el nexo común de la inmigración. "Antes de hacer el espectáculo, todos hicimos el viaje a Polonia, al ghetto, para empaparnos de ese viaje a las raíces". La obra parte de la narración oral, de las vivencias descritas por hijos y nietos de inmigrantes que instalaron sus vidas en Montevideo. Luego, los relatos fueron reescritos por Miguel Romer y, se estrenaron con dramaturgia y dirección de Mariana Percovich, música de su hermano Sandro Percovich, e interpretación de Andrea Fantoni. Es ya en sí mismo, un grupo especial el que gesta el espectáculo.

Mariana es periodista cultural y profesora de literatura, quería dirigir teatro y comenzó con este espectáculo, cuyo éxito ha tenido como consecuencia el ser el primero de una larga serie que dirigirá en la Comedia Nacional de Uruguay. Romer, de origen judío, es Master en Marketing pero su hobby era el teatro y había actuado en el colegio del que Mariana era profesora. Quiso poner su profesión y su interés por el teatro al servicio de la idea que está en la base del espectáculo. Y Mariana conocía a Andrea porque la había entrevistado cuando a los 20 años había sido premiada como Actriz Revelación por Trenes y lunas, su primer trabajo, una creación colectiva de gente joven, estrenada a la salidad de la dictadura en Uruguay, y espectáculo apadrinado por el Odin Teatret. Andrea era pues la única que ya pertenecía al mundo teatral, como actriz y como gestora.

Lleva cinco años viviendo en Barcelona. Como actriz ha protagonizado la película En la puta vida, coproducción española-belga-uruguaya por la que ha sido premiada también por la crítica como actriz revelación. Como gestora, ha estado visitando los principales teatros de Europa para llevar a cabo el proyecto de futura gestión del Teatro Solís de Montevideo, el más tradicional de la capital uruguaya, fundado en 1856 y que ahora se está rehabilitando arquitectónicamente. "He viajado por los teatros europeos y el catálogo-proyecto para el Teatro Solís se expuso en la Bienal de Arquitectura de Venecia, pero ahora, con la crisis económica, todo esta parado. De momento, no pienso en el regreso".

Sin maniqueísmos
Ví el espectáculo en Barcelona. Me pareció la esencialidad de la sencillez, capaz de llegar a cualquier espectador a partir de una actriz con carisma que cree en el texto que interpreta y lo hace con la delicadeza y precisión de los pequeños gestos. "Es necesario representarlo en un espacio pequeño, porque necesito mirar a los ojos del público". Andrea es una joven judía, es un italiano, es una francesa, es el que se lleva semillas de vid a América aunque allí no prenderán, es el que nunca volverá a comer fresas, es la mujer a la que despiojan para ponerla a tocar el violín en un campo de concentración. Es el sentimiento de la identidad, del mar que se cruza para ir adonde la única pregunta que importa es ¿cuánto dinero tiene usted? Son las invisibles presencias de un largo viaje a ninguna parte.

Sin maniqueísmos ni excesos en el texto, desde una identificación vital de quienes han gestado el espectáculo, esa voz, esa mirada de Andrea Fantoni son un raro placer que nos depara el teatro.