Image: Huppert frente a Kane

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Teatro

Huppert frente a Kane

La actriz lleva a Gerona 4.48 Psicosis

21 noviembre, 2002 01:00

Isabelle Huppert. Foto: Jaime Villanueva

Dirigida por Claude Régy, la actriz Isabelle Huppert vuelve a su cita periódica con los escenarios y, en esta ocasión, con un texto inquietante y devastador: 4.48 Psicosis, escrito por la autora británica Sarah Kane un mes antes de su muerte. La obra, en la que interpreta a una suicida, se presenta los días 26 y 27 de noviembre en el Teatro de Salt, dentro del Festival Temporada Alta de Gerona.

Ha sido una parricida en Violette Nozière, una asesina en La cérémonie o una neurótica masoquista en La pianista; también ha muerto guillotinada en Une affaire de femmes. Ahora, Isabelle Huppert, uno de los rostros más enigmáticos del cine francés, una de sus presencias más sólidas, una de las actrices francesas más solventes, ha puesto todo su empeño en convertirse en una suicida sobre el escenario. Huppert regresa al teatro para defender el poético testamento de Sarah Kane, 4.48 Psicosis, la última obra de la dramaturga inglesa, un texto que terminó tan sólo un mes antes de suicidarse: en Londres, un frío día de febrero de 1999; Sarah Kane tenía entonces tan sólo 28 años.

Isabelle Huppert, dirigida por Claude Régy, acompañada sobre el escenario tan sólo por Gérard Watkins, presentará en el festival Temporada Alta de Gerona esta pieza dura, devastadora, con pocos asideros... La obra se estrenó el pasado 1 de octubre en el Théâtre des Bouffes du Nord de París.

Una obra perturbadora
"La idea de representar el relato de alguien que habla sobre el suicidio y ha acabado por suicidarse es perturbadora, aunque 4.48 Psicosis trate de otras cosas además del suicidio", reconoció la actriz poco antes de defender este texto en los escenarios de París. "Sarah Kane narra de una manera muy precisa lo que ella vivió poco tiempo después de haberlo escrito". Kane, enfant terrible de la escena británica, murió con un legado de cinco textos a sus espaldas: el último, este 4.48 Psicosis en quien muchos han visto algo de testamento y un mucho de vida propia: antes de su certero suicidio, Sarah Kane (Londres, 1971) ya había intentado acabar con su vida. Muchos han querido ver en los textos de Kane -muy polémicos en Inglaterra a consecuencia de sus escenas de sexo y violencia extremadamente explícitas- síntomas de su desequilibrio mental. A él achacan no tan sólo el fondo sino también la forma deslavazada de sus escritos. "Muchos han dicho que no hay sentido en su forma, pero es muy potente y poética; transmite sensaciones a través de sonoridades, de ritmos, cadencias y silencios... muchos silencios. Es el lenguaje de lo vivido más que el del sentimiento", dice la actriz. Isabelle Huppert, pese a no ser ajena en las lides teatrales -sin ir más lejos hizo Medea en el Odéon de París-, es mucho más conocida por sus atormentadas apariciones en la pantalla grande. Y aunque muchas de las mujeres a quienes ha dado cuerpo hayan sido atormentadas, también han sido introspectivas, inescrutables.

A un paso del delirio
Isabelle Huppert tiene una teoría: "El actor está siempre en la frontera entre el control y la espontaneidad, entre el estado de consciencia y el de inconsciencia. Si se abandonara totalmente, si hubiera una ausencia total de control, sería algo delirante. En 4.48 Psicosis lo complicado es que esa frontera se desvanece poco a poco; siempre estamos a un paso del delirio aunque no nos abandonemos a él", ha reconocido Huppert, a quien el director Claude Régy -quien le propuso este texto- ha obligado a aparcar el "saber hacer" en favor del "saber estar". Sarah Kane escribió una especie de monólogo interior que no siempre ha representado una única mujer -en el montaje del Royal Court londinense, por ejemplo, se lo repartieron entre tres actores-. Régy ha decidido dividir esa larga y agónica reflexión en dos voces: la de Huppert y la de Gérard Watkins. "El hecho de ser dos hace que la obra parezca más sencilla, uno puede imaginar que esta mujer se habla a sí misma y que la voz del hombre surge de su interior como una voz mediadora entre ella y el mundo".