Image: Rodrigo García

Image: Rodrigo García

Teatro

Rodrigo García

“Aquí no se me apoya, fuera lo tengo todo”

20 febrero, 2003 01:00

Rodrigo García. Foto: Mercedes Rodríguez

Tras su triunfo en Aviñón 2002, se ha convertido en Francia en el niño bonito del teatro español. En cambio, en nuestro país apenas actúa en los teatros públicos y comerciales, sigue limitado al circuito alternativo, donde tiene un público joven y entusiasta. El 21 de febrero estrena en la Cuarta Pared de Madrid La historia de Ronald, el payaso de McDonald’s.

Recuperado del accidente de tráfico que sufrió el pasado verano, Rodrigo García tiene esta temporada una apretadísima agenda que le está llevando por Francia, Alemania, Irlanda, Suiza e Italia. De momento, en su país sólo dos bolos: Sevilla y Madrid.

-¿Qué hay de nuevo en este espectáculo? Tengo entendido que vuelve a hablarnos del consumo, a hacer del escenario un estercolero. ¿Repite aquí el mismo tema que en Compré una pala en Ikea...?
-La vida se repite y no se repite. Con las obras que hablan directamente de la vida, ocurre otro tanto. Hay elementos que vuelven a estar ahí junto a cosas nuevas. También la mirada hacia las mismas cosas puede cambiar con el tiempo. En Ikea hay un entorno bastante familiar, una crítica directa a la familia. En La historia de Ronald… hay una rara asociación entre consumo y tortura. Otra vez el consumo, otra vez la familia y la educación, otra vez el mundo del trabajo, pero no es lo mismo formalmente. En Ronald… hay ambientes más opresivos y secuencias más largas, no tan fragmentadas como en Ikea.

-¿Por qué sólo actores masculinos? ¿Hay niños?
- Sentí la necesidad de hacer una obra solo con hombres. Siempre que pienso en torturadores pienso en hombres: Videla, Astiz, Suárez Mason, Pinochet… Hay un momento de la obra en que aparece la familia de uno de los actores. Su mujer y sus dos hijos.

Tres obras al año
-La historia de Ronald... no parece un texto dramático, sino una reflexión, casi un monólogo, sin acotaciones para su puesta en escena. ¿Cómo es su método de trabajo con los actores?
-Los textos menos teatrales en apariencia pueden dar excelentes resultados en escena. En cambio los que a simple vista "funcionan" no hacen más que agregar más leña a la gran hoguera del teatro convencional, de museo. Las creaciones -por mi ritmo de trabajo, tres obras al año- las hago en el momento de los ensayos: el texto, las acciones, las proyecciones, los videos, el espacio escénico…En esos dos meses nace todo, en paralelo. Y cada parte se alimenta de otra, todo crece junto. En esta obra he escrito pensando mucho en qué actor va a decir el texto. Los temas son los míos, son realmente privados, pero la energía, la cadencia de un texto está manipulada para que le sirva a un actor en particular. Digamos que yo hago el anillo con mi material pero tengo la medida del dedo de quien lo va a usar.

-Y ¿cómo se las arreglan los que montan sus obras sin esas acotaciones? ¿Cómo fue que que Matthias Langhoff montara en Francia Borges?
-Esta clase de textos seduce bastante a directores y sobre todo a actores que están hartos de procesos de trabajo faltos de creatividad, están cansados de repetir fórmulas, de analizar en una mesa una obra… ¡Los actores no deben estar sentados en los ensayos! Entonces se meten en mis obras o como se les quiera llamar, ya que en apariencia no son obras teatrales. Luego vienen los que aciertan y los que fallan. El caso de Matthias es un buen ejemplo. Langhoff hace un teatro muy distinto al mío, podríamos decir que es mi abuelo. Me dice que mi teatro le gusta más a su hijo que a él y nos reímos de eso. él le ha dado a Borges un contenido político muy claro que en la obra estaba implícito. él lo ha hecho evidente y ha hecho crecer el texto con su mirada política, con su punto de vista, con una manera personal de ver la historia. Lo malo es cuando un director toma mis textos y no tiene nada que poner de su cosecha.

-¿Cuánto dura La historia de Ronald? ¿Va a retener en el teatro a los espectadores hasta la exasperación como ya hizo en Compré una pala...?
-Bueno, yo no estoy de acuerdo con eso. No creo que Ikea exaspere a nadie. Si fuera así, ¿cómo va a estar programada quince días en el Festival de Otoño de París y va a girar por todo el mundo? Ronald dura algo menos de dos horas y como dije anteriormente, es un ambiente muy distinto. Pienso que en esta obra las cartas están echadas muy pronto y quien no esté a gusto se marchará en los primeros quince minutos.

-Céline y Bernhart son los autores que más le han influenciado. Y Möller. También Bill Viola y otros artistas de las artes plásticas. ¿Siguen siendo sus fuentes de inspiración?
-No. Ahora me intereso por autores menos iracundos (Aunque no me canso de decir que en Céline o Bernhart hay un gran optimismo bajo la máscara de la crueldad y la crítica feroz). Robert Walser es un escritor sutil que me interesa. Y el humor de Jonathan Swift también. Y Scott Fitzgerald, que conoce el oficio de escribir. Sigo muy pendiente de las artes plásticas pero en mi obra reciente (Ikea, Ronald y Jardinería Humana) cada vez hay menos referencias.

-Ha habido un antes y un después en su carrera tras Aviñón 2003. ¿Cómo explica el éxito que tiene en Francia?
-Eso hay que preguntáselo a Le Monde. ¿Por qué saca en la portada del periódico una foto de mi última obra y me dedica la primera página de Cultura entera? También puede preguntárselo a Liberation, que ha hecho lo mismo. O al director del Teatro de la Ville, que me coproduce, o al director de Aviñón. También puede preguntárselo a los directores de Schauböhne, gente joven al frente de un gran teatro público, que cuentan con nosotros cada año. Y habría que preguntárselo al público, en todos los sitios donde actuamos, un mes antes no hay entradas. Está claro que la instituciones y los medios de comunicación de Francia vieron en mi obra algo que las instituciones y los medios españoles no han visto".

Sentido de la realidad
"Pero eso me da un sentido de la realidad. Las mismas obras se valoran de una forma tan diferente en mi país y en Europa. Aquí no gozan de gran respeto ni de grandes apoyos; fuera lo tienen todo, no puedo pedir más. Te das cuenta de que la apreciación de una obra es subjetiva y pasajera. Aviñón no ha significado un cambio ya que el trabajo importante fuera de España lo veníamos haciendo desde hace cinco años. Aviñón fue la explosión, el escaparate. Pero lo fundamental es el público. Aquí se recibe mi obra tan bien como fuera. Aceptan las contradicciones, las ofensas y las ofrendas de mi teatro con entusiasmo crítico.

-¿Tiene la sensación de que el teatro en España es conservador? ¿Por qué?
-Porque lo marca la política teatral, las instituciones. Una obra mía, tiene en España una gira reducida y en circuitos vamos a llamarlos de clase B. La misma obra en Francia se exhibe en no menos de 20 teatros nacionales. La obra es la misma. Los gestores no. Entonces, ¿cómo alguien va a hacer algo creativo y arriesgado en un país que no va a distribuir su obra? Los artistas también comen y cenan y tienen hijos. Y claudican por hastío. Pero ojo: hay excepciones y esto va a cambiar. Tiene que cambiar. ¿No me diga que en España no hay creadores estupendos? Solo hay que alentarlos, no hundirlos!


[Performance, teatro físico, experimental... difícil de clasificar lo que hace Rodrigo García (Buenos Aires, 1964) y su compañía La Carnicería, que fundó en 1989 cuando todavía se dedicaba a la publicidad. Atento al arte contemporáneo, "compone" un teatro muy plástico, con instalaciones audiovisuales y actores que hacen un trabajo físico, al tiempo que recitan textos provocadores. Sus primeras obras como Notas de cocina (en la que se cocina un pollo), Matando horas o Prometeo, (editadas en La avispa) son muy solicitadas. Haberos quedado en casa capullos, After sun, Compré una pala en Ikea, Borges, Creo que me habéis entendido mal son sus trabajos más recientes.]