Image: Descenso al infierno

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Teatro

Descenso al infierno

Francesc Orella protagoniza La caída

20 marzo, 2003 01:00

Francesc Orella transita por un escenario simbólicamente inundado de agua

Brutal y lúcida, como toda la prosa camusiana, La caída se estrena el 20 de marzo en La Abadía de Madrid. El actor Francesc Orella se enfrenta en escena a este descarnado monólogo sobre la condición humana. Su director, Carles Alfaro, cabeza visible de la compañía valenciana Moma, ha apostado por una escenografía llena de simbolismo.

La caída es una bajada a los infiernos. En pocos textos se ha descrito la esencia del ser humano de forma tan demoledora y lúcida como en éste de Albert Camus que, siendo la obra que menos conexiones reales tiene con su propia vida -no lo sitúa en su Argelia natal sino en Amsterdam, y su protagonista es un abogado de éxito que poco tiene que ver con el artista que lucha en la Resistencia- sin embargo, es "su texto más autobiográfico en contenidos", según Carles Alfaro .

Hace ocho años Alfaro, director de Moma Teatro de Valencia, leyó la novela y quedó fascinado por su contundencia y lucidez. "Enseguida quise adaptarla al teatro, porque tenía el reto añadido de que no es una pieza dramática sino una novela". La caída es un monólogo en el que se desgranan los últimos cinco días en la vida de Jean-Baptiste Clamence, un abogado francés de éxito al que la caída de un cuerpo inerte en el Sena le lleva a revisar su vida. En los canales de Amsterdam, sobrios y cargados de presagios, Clamence deambula hacia el infierno interior. Para Alfaro, este personaje "se da cuenta de que su vida ha estado movida por intereses y necesita redimirse a sí mismo. Es el hombre que se convierte en su propio juez y tiene la necesidad de la autolapidación". La aparición de la conciencia demuestra que "la libertad no es algo cómodo".

Confesión brutal
Francesc Orella sostiene durante casi dos horas un incisivo monólogo lleno de sombras y nieblas, como los canales de ámsterdam. Alfaro le ofreció el papel porque "sólo lo puede interpretar un actor que tenga la necesidad de hablar de esto". Orella transita por una "confesión brutal e impactante" y la define como "una obra sobre el ser humano en épocas convulsas y que supone todo un reto para el actor". Alfaro, sin embargo, asegura que es esa oscuridad la que arroja luz sobre la condición humana. "Camus nos da la vuelta a lo que hasta entonces creíamos que eran virtudes para enseñarnos su otra cara, llena de intereses y de farsa".

El autor francés bate en duelo al hombre consigo mismo para enseñarnos que "hay que tener sentido crítico y estar alerta" porque, como se dice en el texto, "no podemos afirmar con plena seguridad la inocencia de nadie pero sí podemos afirmar con certeza la culpabilidad de todos". Alfaro ha optado por una puesta en escena sobria y simbólica. "El escenario está lleno de agua y hay un ciclorama que lo convierte en un desierto de agua, en un espejo".

Esta versión adaptada al teatro por Rodolf Sirera se suma al montaje de Los justos de Camus que se exhibe en el Lliure. La Caída se estrenó en el Teatro Nacional de Cataluña la temporada pasada.