Image: Àlex Rigola

Image: Àlex Rigola

Teatro

Àlex Rigola

“Quiero que el Lliure refleje lo que hoy nos preocupa”

17 abril, 2003 02:00

Àlex Rigola. Foto: Santi Cogolludo

Está al frente del Teatre Lliure, una de las instituciones teatrales más importantes de España. Tras la muerte de Josep Montanyés y descartado Lluís Pasqual, Àlex Rigola ha sido elegido su nuevo director. Un puesto difícil en el que tendrá que lidiar con distintas instituciones y perfilar la próxima programación. A sus 33 años, esta nueva faceta como gestor le viene en un momento profesional inmejorable: prepara el estreno de Glengarry Glen Ross de David Mamet para el Lliure después del éxito obtenido con su versión de Julio César. El heterodoxo Rigola hace un hueco en su apretada agenda para hablar con El Cultural del vértigo de los primeros días, de su gestión, de la nueva programación y de cómo abandonó su carrera de telecomunicaciones para dedicarse al teatro.

-¿Su entrada en el Lliure ha sido accidentada?
-La verdad es que yo no me lo esperaba en absoluto, pero las circunstancias han llevado a esto, para bien y para mal. La muerte de Pep Montanyés y la renuncia de Lluís Pasqual han provocado esto, pero estoy encantado con el cargo.

-¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta el Lliure?
-Aún es pronto para saberlo, pero el presupuesto actual es muy inferior al necesario. Tanto las instituciones como el propio teatro Lliure creen que se tiene que mejorar.

-El presupuesto para el 2003 es de 7.136.727 euros. ése fue uno de los problemas con los que se topó Pasqual.
-Pasqual decía que era insuficiente. Actualmente estamos estudiando y reestructurando el organigrama, desde el funcionamiento de la casa hasta la programación, ya que se modifican con mi entrada. Y eso también hará variar los presupuestos. Sería interesante empezar enero del 2004 con un nuevo presupuesto aceptado por todas las instituciones.

Visión contemporánea
-¿Qué nuevo rumbo quiere que emprenda el Lliure?
-Quiero que esté relacionado con el teatro contemporáneo, aunque eso no significa que pase por "moderno". Me interesa un teatro de contenido actual donde la sociedad vea reflejados una serie de temas que les tocan de cerca, que les preocupan.

-¿Cuáles cree que son esos temas que preocupan al espectador?
-Sin ir más lejos la guerra actual. No quiero que las piezas que forman el hecho escénico provengan de un estudio arqueológico, como se hacía antes. Me interesa provocar un teatro comunicativo de los problemas que nos afectan hoy. Apuesto por contenidos contemporáneos.

-¿Y eso no se estaba realizando en el Lliure hasta ahora?
-Se combinaba de todo. Había unas producciones que sí y otras que no. Pero que yo tenga esa visión actual no significa que no se pueda recuperar un clásico, siempre que aborde los problemas actuales.

-¿Estaba conforme con el rumbo que llevaba el Lliure?
-Uff.... es que cada director artístico tiene su línea artística, no se puede definir. Además el Lliure acaba de estrenar un edificio y eso entraña dificultades. Pep Montayés estaba buscando cómo amoldarse a el.

-¿Puede definir otras de las líneas maestras de su gestión?
-Me gustaría recuperar las relaciones internacionales tanto en lo referente a la exportación de los productos propios como a la impor-
tación de productos extranjeros para que la ciudadanía tenga la posibilidad de verlos.

-¿Puede adelantarnos algo de la próxima programación?
-A principio de temporada habrá un Rey Lear que dirigirá Carme Portaceli y que se estrenará en el Grec. Yo dirigiré Glengarry Glen Ross de David Mamet. Sobre el resto estamos trabajando en estos momentos. Además se van a incorporar algunos contenidos del Forum 2004, que nos traerá producciones extranjeras. No podemos olvidarnos de que hay otro gran teatro institucional y que entre uno y otro tendrán que complementarse en cuanto a líneas artísticas, no se deberían reproducir dos programaciones iguales en la misma ciudad.

-¿Se reserva algún otro montaje?
-Esta temporada no.

-¿A qué compañía le gustaría invitar al Lliure?
-A Els Joglars.

-¿Cree que los teatros necesitan más presencia de gente joven en sus cúpulas de dirección?
-No es que necesiten gente joven, sino mentalidades abiertas. La edad no importa.

-Pero lo cierto es que hay pocos jóvenes en la gestión.
-Poner gente joven supone un riesgo. Pero en esos casos una inexperiencia se suple con una frescura y una conexión con el público que a veces los grandes maestros no tienen.

Pensar en el espectador
-¿A qué se debe esta falta de comunicación que usted acusa tanto entre el teatro y el espectador?
-A muchas cosas. Me he dado cuenta de esto no sólo en los espectáculos que voy a ver sino en algunos míos, en los que había apostado fuertemente por una línea artística olvidándome de la comprensión de los espectadores. Reflexioné sobre ello y entendí que tenía que rectificar.

-¿Qué tienen en común Shakespeare, Jarry y Mamet?
-Todos tienen un contenido actual. Están hablando de cosas que nos tocan hoy en día.

-Ha representado muchos textos clásicos, pero ninguno de un autor español vivo. ¿Por qué?
-He tocado más autores vivos que a clásicos: he representado textos de Tabori, Dresser, Mamet... Para mí el concepto de territorialismo no existe. Estamos en un sistema global.

-¿Qué encuentra en Shakespeare, autor que ha representado dos veces?
-Es el dramaturgo más contemporáneo que existe. Me ofrece cercanía, contenido y un juego de formas que permite crear mucho.

-¿Cómo y cuándo decidió ser director de escena?
-En una ocasión que acudí al teatro, precisamente al Lliure. Yo era muy joven. Aquello me impresionó de una forma distinta y nueva porque chocaba con la idea de teatro que yo tenía en ese momento. Eso es también lo que le pasa a buena parte de la sociedad, aunque ésta sea culturalmente rica. Ese sector aún reconoce como teatro La venganza de don Mendo. Y no es así, el teatro va de Shakespeare a Rodrigo García, pasando por todos los sitios que tú quieras.

-Creo que abandonó sus estudios de comunicaciones por el teatro.
-Sí, porque yo quería que mi trabajo fuera mi hobby al mismo tiempo. Entonces opté por hacer teatro debido a mi incompetencia en la música, otra de las cosas a las que me hubiera gustado dedicarme. Siempre quise ser músico de jazz y tocar el piano o la trompeta.

-Su teatro es muy heterodoxo. ¿Qué artes le han influido?
-Van desde el cómic al cine, la literatura, evidentemente la danza, y todo lo que pasa por audiovisuales, incluida la informática.

-Pasar de la sala de ensayos a la sala de juntas... ¿Se le va a hacer difícil discutir presupuestos, negociar contratos, etc.?
-Afortunadamente tengo gente a mi lado que me apoya muchísimo y que sabe más de eso que yo. Estoy muy atento a todo lo que pasa pero si hay algo que se tiene que hacer es tener responsabilidades en la materia que cada uno domina.

-Iba a dirigir el Orfeo que se acaba de estrenar en el Romea. ¿Por qué se ha desmarcado del proyecto?
-Sobre ese tema no tengo nada que decir.

-Aparte del texto de Mamet, ¿qué otros proyectos tiene a la vista?
-Antes de eso tengo un concierto recital con Albert Plá en el teatro Capitol de Barcelona en junio, y después El Cancionero de Palacio, que es música del siglo XV con una recreación escénica particular y que se estrenará en Perelada.