Image: El mejor Dario Fo

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Teatro

El mejor Dario Fo

29 mayo, 2003 02:00

Una escena de la obra con José Ramón Soroiz, Ramon Ibarra y Ane Gabarain

Muchos la consideran su mejor obra. Muerte accidental de un anarquista, del Nobel italiano Dario Fo, llega al escenario del Infanta Isabel para cubrir, con su teatro político y humor bufonesco, el vacío dejado por Ricardo Darín y Art. Pere Planella dirige este vodevil político que critica con dureza el abuso del poder y que protagoniza Aitor Mazo.

Han pasado tres décadas desde su escritura y dos desde su estreno en la sala Olimpia de Madrid, bajo la dirección del propio Pere Planella. Sin embargo, Muerte accidental de un anarquista sigue conservando la esencia del teatro político conjugado con la comedia que Fo ha cultivado en gran parte de sus textos, especialmente en ¡Pum, pum! ¿quién es? ¡La policía! (1972) y Aquí no paga nadie (1975). Con ésta última se cierra el periodo dedicado a la escritura de un teatro combativo para pasar a ocuparse de la problemática de la mujer y de la pareja que expondrá brillantemente en Pareja abierta.

Muerte accidental de un anarquista fue escrita en unos años convulsos en los que Italia sufrió, a finales de los años 60 y principios de los 70, una oleada de violencia fascista. Esta etapa oscura culminó con represalias a la izquierda. En ese ambiente de terrorismo se produce el atentado a un banco en Milán, suceso que se salda con 16 muertos y la detención de un anarquista, el ferroviario Pinelli, que supuestamente se suicida desde una ventana de una comisaría milanesa. Por aquellos días, Fo acababa de crear junto a Franca Rame "La Comune", colectivo con el que representará Muerte accidental de un anarquista, justamente un año después del "suicidio" de Pinelli. Lo que a todas luces parecía un torpe delito de Estado se convierte en materia prima para un Fo que juega a enmascarar ese origen escudándose en otro "suceso real". Crea así un juego de espejos cuando advierte en el prólogo que su texto está basado en "un hecho que ocurrió realmente en Estados Unidos, en 1921. El anarquista Salsedo, ‘cayó’ desde una ventana del piso 14 de la comisaría central de Nueva York".

Crítica a la justicia
Pasan los años, las obras -más de 50 textos tiene Fo en su haber- y Muerte accidental... parece inmune al paso del tiempo. ¿Por qué? Para su director, Pere Planella, la obra ya es "un clásico contemporáneo. Está muy bien escrita, tiene los ingredientes de la comedia farsesca y da en la diana en su crítica de los poderes fácticos, es decir, la justicia, la iglesia, la policía y el orden militar".

"Un despacho corriente en la jefatura central de policía".Con esta primera acotación, Fo nos sitúa en el escenario del crimen, en el que irrumpe un loco que padece histriomanía y que es arrestado por doceava vez tras hacerse pasar por obispo, capitán de infantería, ingeniero naval... A partir de ahí las situaciones estrambóticas se disparan y la lógica de los locos deja en evidencia la cordura de los que están dentro de las normas. Escondido en su locura y sus disfraces, apunta y dispara contra la justicia, la policía, criticando el terrorismo de Estado y a quienes lo ejecutan. "El principal objetivo de la obra es ridiculizar a estos poderes que, como en el caso de la policía, se equivocan hasta en su propia defensa". Este personaje de "loco" que aquí es interpretado por Aitor Mazo, está hecho a medida del el propio Fo, actor histriónico y gran fabulador. Mazo, que trabajó con Planella en Mefisto de Klaus Mann, Translations de Brian Friel, asegura que el teatro actual está necesitado de buenos textos que critiquen el abuso del poder. "Muchas de las frases de la obra se las oímos ahora a nuestros políticos".

Buscar la distancia
Con una estética "setentera, para que el retroceso temporal marque cierto distanciamiento", dice el director, la obra propone también un juego metateatral: "teatro dentro del teatro para apoyar ese distanciamiento". Esta es la tercera colaboración de Planella con Tanttaka -productora del montaje junto conTentezioa-. Planella estrenó esta obra en 1981 y retomó el montaje el fatídico 11-S de 2001, en el País Vasco. Desde entonces están realizando una amplia gira por Cataluña y el País Vasco que ahora hace parada en Madrid.