Image: Albert Boadella: “Ahora pasa por genio cualquier indocumentado”

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Teatro

Albert Boadella: “Ahora pasa por genio cualquier indocumentado”

Tres Cervantes a Escena

8 enero, 2004 01:00

Ramon Fontserè, Xavier Boada y Minnie Marx en el Retablo

Un retablo inexistente que dos pícaros se inventan y que sólo puede ser admirado por gente de alto linaje. Ese es el punto de partida del famoso Retablo de las maravillas, obra que se ha convertido en parábola de la hipocresía social y que tiene todos los ingredientes para despertar el interés de Albert Boadella. El director de Els Joglars toma como punto de partida este entremés cervantino para arremeter contra el arte vanguardista, la cocina experimental, la religión y la política.

-Esta es una de las escasas ocasiones en la que no dirige un texto escrito por usted.
-Más bien es una de las escasas ocasiones en la que el motivo inicial de la obra está basado en una pieza clásica, que es el entremés de Cervantes El retablo de las maravillas. Pero de los 110 folios de texto de la obra 108 son nuestros. Ha quedado muy poco del original, aunque mantenemos el argumento para intentar localizar otros retablos de la sociedad actual.

-¿A qué se debe esta elección de los entremeses, tiene algo que ver con los fastos del IV centenario?
-Lo del centenario es coincidencia. A mí me interesaba hablar del complejo de la gente que es capaz de hacer cualquier estupidez para esconder sus frustraciones. Eso que ya contaba Don Juan Manuel un siglo antes que Cervantes no sólo no ha desaparecido, sino que esa estupidez ha aumentado. A ello han contribuido muchos los medios de comunicación, sobre todo los audiovisuales.

-¿Cree que hay una relación directa entre la mediocridad y el poder?
-Existe una ascensión constante de mediocres y cretinos a lugares importantes de nuestra sociedad, como el mundo político y el empresarial. Además de la pieza de Cervantes, la de Don Juan Manuel y el cuento de los Andersen El vestido del emperador, existe un relato de Jerzy Kosinski, "Desde el jardín", que sirvió de guión para la película de Peter Sellers Bienvenido Mister Chance, en la que un imbécil llega a ser Presidente de los Estados Unidos. A mí me interesaba subrayar que esa ascensión se debe a los ciudadanos que lo respaldan.

Cocineros en vez de filósofos
-¿Y no le tienta llevar a escena el Quijote?
-Cervantes es mi ídolo. Sería incapaz de dirigir el Quijote porque creo que es una pieza literaria tan perfecta que no hay que tocarla ya que todo lo que se hiciera sería inferior. Sin embargo, me interesa mucho la relación entre don Quijote y Sancho y creo que ese espíritu está en El Nacional y Daaalí.
-¿No es un poco osado por su parte "modernizar" a Cervantes?
-Esa es la insensatez de la ignorancia de nuestra época de la que yo también he sido víctima. La verdad es que El retablo... tiene su propia brillantez. En mi montaje parto de la base de que en la actualidad achacamos los errores del pasado a que eran más burros que nosotros. Y lo que quiero demostrar es que no sólo no eran burros sino que tal vez nosotros seamos más tontos que ellos.

-¿A qué "actualizaciones" ha sometido la obra?
-He hecho cuatro retablos más aparte del original sobre varios temas: la religión, que está llena de aprovechados que sacan partido de la necesidad de ficción de la gente; el arte de vanguardia, donde los Estados y las instituciones encumbran a una serie de débiles mentales que pasan por genios; la gastronomía también empieza a transitar este camino: ahora los nuevos genios de la sociedad no son los filósofos sino los cocineros; y por último la política, donde algunos débiles mentales se convierten en las máximas autoridades de un país. Pero teníamos gran cantidad de retablos para escoger.

-¿Cuáles se han dejado fuera?
-El Forum 2004. Es uno de los retablos más perfectos que han existido. Empezó sin que nadie supiera de qué se trataba, ni los mismos que lo crearon, pero ya tenía presupuesto.

-Me sorprende que no le dedique un retablo a los medios de comunicación, usted que ha sido tan crítico con ellos.
-Los medios de comunicación audiovisuales de por sí ya son un retablo, así que en muchos momentos de la obra hago referencia a ellos. Hay millones de personas idiotizadas que se tragan sus mentiras.

-¿Quiénes son los mayores hacedores de retablos, los políticos o los medios de comunicación?
-Los unos se aprovechan de los otros, pero el político financia. Por eso interviene cada vez más en los medios, la economía y las artes.

-No es la primera vez que trata el tema del arte. ¿Aún le quedan cosas por decir?
-En Daaalí me basé en el pensamiento del pintor, mientras que aquí expongo mis ideas sobre el arte. Y estoy convencido de que Cervantes también firmaría esto.

Tàpies y la pared desconchada
-¿Qué ideas suscribiría él?
-La descodificación de las artes plásticas que lleva a la pérdida de referentes y que hace necesaria la existencia de un intermediario, que es quien dice que entre una pared desconchada y Tàpies hay una diferencia, que lo primero no tiene valor y lo otro, que es igual pero que está firmado por un señor, es una obra de arte a la que se le pone una cotización. Así se ha encontrado una fórmula extraordinaria para invertir y blanquear dinero en la que sólo intervienen los expertos, los bancos... y el gran público se queda fuera sin entender nada. Por eso ahora cualquier indocumentado pasa por genio.

-Si en El retablo se juega con el temor a no parecer de cierto linaje, ¿con qué miedo se juega en el arte?
-A no tener sensibilidad y parecer un facha o un retrógrado.

-¿Cree que el arte experimental es un engañabobos?
-En un alto porcentaje sí.

-¿Qué nuevo retablo están intentando vender los políticos?
-Que ellos son los que mandan cuando en realidad son las empresas. Se deberían votar listas de empresarios, como sucede en Italia.

-¿Y cómo es el retablo de Maragall y Carod-Rovira?
-Nos venden la patria feliz, el retablo de la felicidad.

-¿Está contento con el resultado de las elecciones?
-Estoy contento porque un régimen de 23 años ha saltado por los aires.

-¿Esa situación cambiará ahora?
-Nosotros por sistema adoptamos la postura higiénica de estar al margen de los poderes. Estar al lado del poder le interesa a los empresarios, pero no debería a los artistas.

-¿Qué tiene que criticarle a la gastronomía?
-A mí eso de que la comida se convierta en un ritual extraño con 40 platos, que tienes que tener un orgasmo con cada uno y con una persona al lado explicándote cómo comértelos me parece ridículo.

-¿Ha comido en El Bulli?
-Sí. Me interesó el espectáculo, el negocio, y menos la cocina.

-¿Por qué esta obra marca un punto de inflexión en su trayectoria?
-Tiene una forma de ser contada que no es muy característica de la compañía. No busca el gag, es muy sutil y culmina con un lenguaje actoral -hay 50 personajes- y visual que es casi único.

-Pero seguro que sigue arremetiendo con fuerza...
-Me desvío de los cañonazos y entro en una postguerra más sutil.

-¿Se está haciendo mayor?
-Sí. Con la edad uno se acostumbra a dar en la diana con menos dardos. En la juventud das palos de ciego, acertados unos y erróneos otros. Con la edad, uno tiene que acertar con menos artillería.

El Quijote de Imprebís
"De haber oído la comedia artificiosa y bien ordenada, saldrá el oyente alegre con las burlas, enseñado con las veras, admirado de los sucesos, discreto con las razones, advertido con los embustes, sagaz con los ejemplos, airado contra el vicio y enamorado de la virtud; que todos estos afectos ha de despertar la buena comedia en el ánimo del que la escuchare [...] que es imposible dejar de alegrar y entretener, satisfacer y contentar". Palabras del propio Cervantes sobre el teatro que han inspirado a Santiago Sánchez -miembro fundador de la compañía L’Om Imprebís- este montaje de Quijote que se estrena hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Protagonizada por Vicente Cuesta y Sandro Cordero, la obra está dirigida por Sánchez y la adaptación teatral corre a cargo de Juan Margallo y del propio director. "Este montaje nació porque creemos que la sociedad actual está necesitada de utopías, de sueños, y no hay ningún personaje literario que simbolice eso mejor que don Quijote". Siguiendo la máxima de Peter Brook "haz la obra sólo cuando tengas los actores ideales", Sánchez se ha rodeado de intérpretes de su confianza. "Vicente ha creado un Quijote muy humano, subrayando el valor de su personaje". La labor de adaptación ha sido complicada. Margallo y él han eliminado las narraciones intercaladas, resumiendo el argumento, de tal forma que el espectáculo final tiene una duración de dos horas y media. Otra de las características de la obra es su fidelidad al espíritu del Siglo de Oro. "Recuperamos algunos recursos del teatro del XVII porque me interesaba que el montaje fuese fiel a ese espíritu. Por eso hemos creado un Quijote popular, propio de aquella época".