Image: 7 autores revisan Los siete pecados capitales

Image: 7 autores revisan Los siete pecados capitales

Teatro

7 autores revisan Los siete pecados capitales

Alfonso Zurro lleva a escena la obra escrita por siete dramaturgos

8 enero, 2004 01:00

El director Alfonso Zurro lleva a escena Los siete pecados capitales, obra escrita por siete dramaturgos, entre los que destacan Antonio Alamo y Antonio Onetti, que aportan una visión actual de los pecados capitales. El montaje se estrena el 14 de enero en el Teatro Central de Sevilla.

Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Nadie está a salvo de ellos, ni siquiera el teatro. El Bosco se los imaginó, pincel en mano, en su "Mesa de los pecados capitales". También Santo Tomás de Aquino, San Gregorio el Grande y San Buenaventura, así como la mayoría de los teólogos de la Edad Media, vertieron ríos de tinta sobre estos "vicios" que se enfrentaban a las "virtudes teologales" de humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia. El cine, la música o el teatro tampoco se ha resistido a tratarlos.

El director y dramaturgo Alfonso Zurro también ha caído en la tentación de llevarlos a escena. Con el Centro Andaluz de Teatro como productor y el apoyo de su director, Emilio Hernández, Zurro ha convertido su idea de representar los pecados capitales en un interesante proyecto dramatúrgico. "Quería reunir a algunos de los autores teatrales más destacados de Andalucía. Así que recurrí a aquellos más representados por las compañías andaluzas independientes en la década de los 80 y 90. Poco a poco fueron surgiendo los nombres, que dan cierta unidad al trabajo", dice Zurro, quien se ha reservado la escritura sobre la lujuria.

Diccionario de vicios
Antonio álamo (ira), Juan García Larrondo (soberbia), Fernando Mansilla (envidia), Antonio Estrada (avaricia), Jesús Domínguez (pereza), Alfonso Zurro (lujuria) y Antonio Onetti (gula) aportan su particular visión sobre el tema sin moralinas ni sermones. Zurro sólo les impuso una condición: que la acción transcurriera en una estación de tren abandonada. A partir de ahí, cada uno redefinió su pecado. "Odiar es odiarse, escribe Castilla del Pino. Y la ira es la exteriorización de ese odio", comenta Antonio álamo, que ya trabajó con Zurro en Los borrachos. La obra, que se titula "La vida, a poco que salga bien, es maravillosa, pero no es el caso", comienza con un estallido de ira. "Alguien destruye lo que más quiere con la intención de aniquilar el objeto de su odio", dice álamo.

Zurro esboza en su pieza su particular visión de la lujuria: "Una cara de la lujuria se nos muestra festiva, liberadora de fantasmas añejos; mientras, los mercaderes de la lujuria ofertan sexo al por mayor, prostitución infantil, pedofilia... Entonces, todo empieza a tambalearse". Para Antonio Onetti, la gula más que un pecado, "es una patología de nuestro tiempo. Además del ansia desmedida por comer y beber se refiere a todo deseo de trascendencia por deglución y consumo, y aquí entran todo tipo de drogas". Juan Larrondo cree que, como casi todos los pecados, "la soberbia también puede ser una virtud si la despojamos del simbolismo judeocristiano y se la practica con mesura". Y Jesús Domínguez cree que la pereza actúa, "como todos los pecados capitales, con nosotros: definiendo lo que ha pasado, ilustrando detalles de nuestro presente, construyendo nuestra suerte y nuestra memoria de futuro, marcando la actitud de un pueblo".

Conjugar siete piezas de escritura diversa y, en algunos casos, muy distinta, ha sido complicado, pero Alfonso Zurro asegura que "sólo los proyectos donde hay riesgo y atrevimiento" merecen la pena. El espectáculo estará en el Central hasta el 15 de febrero.