Image: Cervantes a escena, con tres nuevos montajes

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Teatro

Cervantes a escena, con tres nuevos montajes

Fernando Fernán-Gómez: “La España que Cervantes retrató no era de quijotes”

8 enero, 2004 01:00

Fernando Fernán-Gómez. Foto: Mercedes Rodríguez

La proximidad, el año que viene, de la celebración del cuarto centenario del Quijote ha animado varias producciones sobre la gran obra de Cervantes: es el caso de Morir cuerdo y vivir loco, segunda incursión dramática que hace Fernando Fernán-Gómez en la novela y que ahora, además, dirige para el Centro Dramático de Aragón en compañía de un amplio elenco capitaneado por el actor Ramón Barea en el papel del famoso hidalgo Alonso Quijano; también Santiago Sánchez estrena su versión que protagoniza Vicente Cuesta y que, según dice, pretende recordar los corrales del XVII. Si la primera se estrena en el teatro Principal de Zaragoza el día 13, la segunda llega hoy al Círculo de Bellas Artes de Madrid. Pero aún hay un tercer espectáculo, el último trabajo de Els Joglars, cuyo director, Albert Boadella, ha preferido adaptar muy libremente uno de los entremeses más populares de nuestro autor, El retablo de las maravillas, para confeccionar sus Cinco variaciones sobre un tema de Cervantes. Su estreno, mañana en Sevilla, en el Lope de Vega, se presenta como una cita ineludible para sus fieles pues la compañía vuelve a satirizar sobre cuatro asuntos que le son muy familiares: la religión, la política, el arte de vanguardia y la cocina experimental.

Veinte años ha tardado Fernando Fernán-Gómez en volver a los escenarios como director. Lo hace con una obra propia, adaptación de la segunda parte de El Quijote que ha titulado Morir cuerdo y vivir loco. Respetuosa con el estilo y el espíritu cervantino que tanto admira, Fernán Gómez ha escrito una pieza divertida y llena de enseñanzas por la que desfilan una veintena de personajes acompañando a la ilustre pareja que interpretan Ramón Barea y Enrique Menéndez. Es una producción importante, sufragada por el Centro Dramático Nacional y el Centro Dramático de Aragón, que rescata para la escena a uno de los escasos ejemplos de artista trinitario -autor, director, actor- que queda en nuestro teatro. Pero también a uno de los mejores conocedores de El Quijote, pues sus incursiones en la obra, ya como intérprete o como autor, son numerosísimas (la película Don Quijote cabalga de nuevo, doblajes para series de animación, grabaciones de la obra...). Como es sabido, el artista es reacio a los interrogatorios -eufemismo con el que se refiere a las entrevistas-, pero accedió a responder este cuestionario para El Cultural mientras ensayaba en Madrid.

-Su vuelta a los escenarios es toda una sorpresa. ¿Quién o qué le ha convencido para dirigir teatro?
-Francisco Ortega, director del Centro Dramático de Aragón. No le costó mucho trabajo convencerme. Por un lado, desde hacía veinte años no recibía ninguna oferta para dirigir teatro, y por otro, acababa de escribir Morir cuerdo y vivir loco y estaba encariñado con el tema.

-Esta obra, como en Defensa de Sancho, ha sido también un encargo. ¿Qué ventajas literarias tiene escribir por encargo?
-Cuando se trabaja sobre una idea, un proyecto, que se la ha ocurrido a uno mismo se corre el riesgo de que posteriormente, cuando esté realizado, no le interese a nadie más. Saber de antemano que hay alguien interesado en el proyecto, aunque no garantice el buen resultado definitivo, da bastantes esperanzas.

-Tal y como está el patio en la actualidad ¿es Quijote "el honor y espejo de la nación española" como en la misma obra se dice?
-No recuerdo en qué momento de la obra se dice eso. Pero es contradictorio. Si Don Quijote fuera espejo de la nación española, quiere decirse de los españoles, su comportamiento no habría parecido tan disparatado, no habría sido considerado loco y encerrado en una jaula, y en su caminar habría encontrado muchos españoles como él. La España que Cervantes conoció y retrató no era España de Quijotes.

El cronista Cide Hamete
-Pues me ha fastidiado la próxima cuestión, le iba a preguntar a qué políticos recomendaría especialmente su lectura.
-Ya le digo que no es así: según la visión de Cervantes es todo lo contrario.

-¿Por qué ha recurrido a la segunda parte del libro de El Quijote para esta tragicomedia?
-Por dos razones: la primera, me atraía la figura de Cide Hamete Benengeli y el procedimiento de narración dentro de la narración, y la segunda creo recordar que fue por simple comodidad: así era más fácil llegar al desenlace. Luego ocurrió que el material que podía derivarse de Cide Hamete y la narración dentro de la narración no supe utilizarlo, prescindí de él.

-Cervantes dedicó esta parte de la obra a su mecenas el Conde de Lemos y usted, ¿cree que merece dedicársela a alguien?
-No lo había pensado, pero me da usted una idea. Cuando se edite la obra, lo pensaré.

Comparar Quijotes
-Usted hizo del hidalgo Don Quijote, creo que en una producción mexicana (la película Don Quijote cabalga de nuevo, estrenada en 1972). ¿Cuál es el mayor riesgo que corre un actor a la hora de interpretarlo?
-Fue en una película española, en la que el protagonista era Sancho Panza, interpretado por el genial Cantinflas. Creo que el riesgo que se corre al interpretar a Don Quijote, si se corre alguno, es la comparación con los demás actores que lo han interpretado, desde Chaliapin hasta Juan Luis Galiardo.

-Supongo que las diversas intervenciones que ha hecho sobre la obra le habrán llevado a hacerse una idea propia del autor, a sentir su proximidad ¿Podría revelarnos algo de la personalidad de ese Cervantes que usted imagina?
-Pues no. Quizá he llegado a hacerme una idea propia, aunque un tanto difusa, de los personajes Sancho y Don Quijote. Pero no de Cervantes.Y mucho menos a sentir su proximidad. Y si he llegado a creer que sabía algo de él, ha sido pasajeramente y lo he olvidado. Y siempre fruto de lecturas de comentaristas, no de las obras de Cervantes.

-Por ejemplo, ¿por qué no fue un poeta dramático de éxito?
-Creo que mi respuesta va implícita en la anterior. Nunca me lo he planteado. Y ahora que lo plantea usted, no se me ocurre nada.

-¿Ve alguna ventaja en las celebraciones culturales de aniversarios, como ésta del Quijote que tendrá lugar en el 2005?
-Creo que son muy útiles, que contribuyen a despertar el interés de algunos sectores del público por obras o por autores, no desconocidos, pero que dichos sectores de público consideran inaccesibles. Yo me sentiría muy satisfecho si me enterase de que después de ver una representación de Morir cuerdo y vivir loco algún espectador había decidido leer El Quijote.

-Tiempo atrás declaró que no le gustaba hacer teatro porque no soportaba al público en directo ¿era una boutade o realmente se le hacía insufrible?
-Soporto al público, no faltaba más. Y para mí no es insufrible, sino sufrible. Lo que me ocurre es que trabajo más a gusto en mi oficio de actor cuando no siento la presencia del público, cuando puedo creerme que estoy a solas con el personaje y no que actúo para aquellas personas que me están mirando. Por eso prefiero, como actor, el cine y la tele al teatro. Son muchos los individuos a los que no les gusta que les miren cuando están trabajando.

-¿Cree que haber llevado una vida interesante, aventurera, depende de aplicarse el título de la obra: Morir cuerdo y vivir loco, es decir, lo contrario de lo que hace todo el mundo?
-Creo que aunque exista el libre albedrío y la voluntad sea una fuerza muy poderosa, tanto los locos como los cuerdos dependemos de la casualidad.