Image: Desembarco de grandes en Málaga

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Teatro

Desembarco de grandes en Málaga

El 9 de enero comienza el Festival de Teatro

8 enero, 2004 01:00

Albert Vidal, ideólogo del arte telúrico

La Cubana, Steven Berkoff, Mattias Langhoff, Plank K, son algunos de los convocados al Festival de Málaga. Comienza mañana con un artista peculiar, Albert Vidal, que vuelve después de siete años.

El teatro Cervantes y el Alameda reúnen a partir de mañana y hasta el mes de febrero un interesante cartel con destacadas compañías y artistas de la escena nacional y extranjera. Se podrán ver desde los espectáculos recién estrenados por La Cubana (Mamá quiero ser famosa) o El Joglars (El retablo de las maravillas), a figuras de gran relieve internacional como Steven Berkoff (One Man), Matthias Langhoff (Borges) o Philippe Noiret (Les contemplations). El festival se abre mañana con Danza macabra, obra de Strindberg que protagonizan José Sacristán, Mercedes Sampietro y Juan Gea y que ha dirigido Mercedes Lezcano. Y también mañana actúa uno de los artistas que despierta más curiosidad; el mimo, músico y performer Albert Vidal, una de las biografías más novelescas de nuestra escena. Vuelve a los escenarios españoles después de siete años, tiempo que ha pasado en Mongolia -posiblemente el único residente español de Ullanbbatar- y en el Himalaya investigando sobre las tradiciones chamánicas y los cantos guturales mongoles. Su espectáculo, Cantos, danzas y discursos del príncipe cristaliza la evolución de lo que denomina "arte telúrico": "El protagonista es el príncipe, un personaje arquetipo que yo he creado y que sitúo dentro de un discurso dramático y existencial", porque para Vidal la ficción del espectáculo es su propia realidad y a la inversa. "Está concebido como un mítin que doy sobre el movimiento telúrico internacional, en el que hablo de muchos asuntos, de arte, cine, hay momentos de humor, esperpénticos y resulta muy interactivo con el público. Y por supuesto hay cantos y danzas telúricas". En definitiva, dice este discípulo de Jacques Lecoq, Dario Fo y del maestro de danza butoh Kazuo Ohono, "el príncipe es una composición de alta escuela de teatro, un ejemplo del arte de la mentira que al final es verdad, un personaje positivo que busca la luz, la sabiduría, lo que se traduce en un espectáculo optimista". L. P.