Estrenado en la última edición del Festival de Almagro, El auto de la Sibila Casandra, del portugués Gil Vicente, es una de esas piezas de nuestro teatro renacentista que rara vez llegan a escena. El mérito de que hoy se presente en La Abadía es de la joven directora Ana Zamora, más si cabe todavía por tratarse de una producción privada de su compañía Nao D’amores vinculada a Noviembre Teatro (Eduardo Vasco). Dice Zamora que su interés por el teatro de los siglos XV y XVI, un teatro que predice la gloriosa producción dramática del Siglo de Oro, nace "de que son textos más líricos que dramáticos, lo que deja al director de escena un campo de acción más amplio que una obra mucho mejor construida que, por ejemplo, de Lope". Para El auto de la Sibila la directora se ha aplicado en dos frentes: "De un lado, rehacer una dramaturgia cuya acción he tenido que reforzar. La obra es un Auto de Navidad aunque no nos damos cuenta de ello hasta bien avanzada o. Inicialmente, lo que nos plantea es la negativa de una mujer a casarse, algo muy novedoso para la época". Por otro lado, "en la obra de Gil Vicente el aspecto musical es muy importante y éste ha sido el reto para nosotros, integrar la música en la dramaturgia y que fuera narrativa. Además, en la obra hay cántigas y villancicos cuyas partituras se han perdido, por lo que Alicia Lázaro ha tenido que hacer una importante labor de investigación para reinventar algunas y arreglar otras". Un equipo de músicos las interpreta con instrumentos de la época, y Elvira Cuadrupani, José Vicente Ramos, Fernando Sendino, Daniel Albadalejo y Francisco Rojas componen el elenco que da vida a este delicioso auto.