Image: Estrenar: misión imposible

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Teatro

Estrenar: misión imposible

Día mundial del Teatro: Los autores opinan

25 marzo, 2004 01:00

Francisco Nieva, Fernando Arrabal, Alonso de Santos y Rodrigo García

Sin los autores, la escena se quedaría huérfana de palabra y voz. Durante estos últimos 25 años, hemos asistido al ascenso, caída y renacimiento del dramaturgo, figura donde comienza el complejo proceso teatral. El Cultural ha reunido a siete autores de primera fila para conocer su opinión sobre cómo ha cambiado su oficio en estos 25 años, qué estilos y temáticas se han sucedido y si la política seguida por el teatro público ha sido suficiente y acertada.

¿Comercial?
No creo que los teatros públicos puedan ser la salvación de los dramaturgos que, además, si necesitan que les salven, malo. Por otro lado, ya es hora de cuestionarnos la expresión "teatro comercial". Es también una etiqueta tópica que se pone sin tener en cuenta los ingresos económicos. Y el público, o parte de él, siempre influirá en el éxito de una representación.

Respecto a las instituciones con responsabilidad cultural en esta área, es evidente que aún no se ha definido con claridad su obligatoriedad de potenciar y defender una dramaturgia nacional. José Luis ALONSO DE SANTOS


El compromiso de las salas alternativas
La industria teatral no vive sus mejores horas. Antes de la democracia una ciudad como Madrid llegó a contar con más de cuarenta teatros de titularidad privada; hoy, si no tenemos en cuenta las salas alternativas, apenas son dieciséis. Esta ausencia de espacios ha provocado una sensible disminución de estrenos tanto de obras contemporáneas como clásicas. El teatro público, al haber cuestionado el concepto tradicional de autoría teatral, tampoco es un lugar de acogida para el dramaturgo español. Los teatros públicos se han convertido en su espacio natural. A esto se añade la decadencia de la figura del dramaturgo como portador de cierta autoridad moral sobre la ciudadanía. La transformaciones de la sociedad, la equivalencia de los discursos... ha vuelto anticuado a este personaje.

En cuanto a los temas y modos de escritura, tengo la impresión de que siempre han coexistido diferentes formas. En cualquier caso, sí parece que en estos momentos se está escribiendo un teatro que aborda conflictos cercanos. Este teatro -incómodo- no encuentra su espacio en los teatros comerciales, reacios al riesgo: y menos en los públicos, por hallarse éstos fiscalizados políticamente.

Por su parte, el teatro público, salvo en el caso de trayectorias ya consagradas, se ha desentendido de la dramaturgia española actual (no es el caso de Cataluña). Han sido y son las salas alternativas las que han apostado por los autores vivos. Esto ha supuesto una engañosa identificación entre teatro contemporáneo y teatro experimental que no siempre se corresponde con la realidad. No tengo ninguna duda de que el teatro español vivo está sobreviviendo en estas catacumbas. Y es allí precisamente, desde una fructífera relación entre autores, directores y actores, donde se está definiendo en la práctica un nuevo concepto escritor de y para el teatro. Ernesto CABALLERO


Contra el esnobismo
Con relación a lo que fue el estatus del poeta dramático, del dramaturgo, comediógrafo o sainetero, antes de la guerra civil, sin duda alguna ha empeorado extremadamente. La vida moderna y los medios de comunicación han cambiado el sistema empresarial y definido de una forma distinta e inédita la carrera vocacional de autor dramático. En la capital de estado, los pocos autores conocidos y acreditados por sus obras no tienen ahora la menor posibilidad de estrenar con regularidad y desarrollar su dramaturgia particular en periódico contacto con el público. En España no escasean los dramaturgos, y pudiera hacerse una cuenta bastante larga de autores españoles, vivientes y de un valor probado que no han llamado la atención de los directores de escena. Estos se han manifestado no pocas veces como jueces supremos, alegando: "Los autores españoles actuales no nos dan pie para ningún espectáculo interesante". ¿A qué ha venido tanto ensañamiento? Es una pose "idiota". Se han instalado en un limbo internacional, de modismos neutros. Pero no los culpemos especialmente, porque a otra cosa no les estimulaba la propia actitud de los gobiernos. En los últimos diez años se ha llegado a lamentar falsamente: "No hay autores, no hay autores". ¿Qué tipo de esnobismo zarrapastroso es este? Si esto no es fruto de una retro-cultura, promovida por un clima político y social muy específico, no sabemos a qué pudiera responder. No conozco ningún país que haga exhibición pública de no tener a ningún autor de valía por descubrir en su teatro. Sin embargo, proliferan los espectáculos parcos de palabra, basados en una idea circense, comedias musicales americanas y teatro muy menor. Si el Estado no puede hacerlo todo, los empresarios independientes están varados en... Casona o poco menos. Son de una pacatería y prudencia extremas, atienden a un público burgués rutinario, reponen un teatro pasado, aborrecen cualquier experimento... El teatro independiente no tiene medios de emulsionar a un gran público y sería contradictorio que lo hiciera, son minoritarios. Podrían ejercer su influencia sobre el teatro de negocio, pero no la ejercen. Están separados.

El círculo al teatro de auténtico discurso dramático se ha ido estrechando cada vez más. La presencia del hombre de letras en esas empresas independientes se pudiera definir de indeseable. La diferencia de calidad con el teatro público es sin duda notoria. Pero en el público se hace un teatro de prestigio obligado, "obtusamente profesional", centrando toda su novedad en las inflexiones de la puesta en escena, para lucimiento competitivo de los directores. ésta es la realidad sin velos políticamente correctos. ¿Qué puede superar este estado de cosas que arrojan un desastroso coeficiente, la sociedad misma o los gobiernos? Francisco NIEVA


Vuelve lo social
Durante estos 25 años, especialmente a mitad de los 80, se ha producido una revalorización del texto con la aparición de jóvenes dramaturgos. Esta oferta, y también demanda de actividad dramatúrgica, se ha encontrado con el problema de que los directores, productores y programadores no se quieren enterar. Respecto a la evolución de nuestro teatro, en los 80 hubo una cierta dejación de los temas sociales en la medida en que pasaron a ser tratados por los medios de comunicación libremente; se pasó entonces a una concepción banal del teatro espectáculo. Pero yo no creo que haya habido experimentación en estos años, quizá una valoración mayor de lo formal, lo estético, lo sensorial. Ahora veo una vuelta a temas sociales. Respecto al teatro público, ha hecho muy poco para absorber a esos autores, aunque en unas autonomías como Cataluña o Andalucía ha habido mayor apoyo. José SANCHIS SINISTERRA


Teatro combativo en la democracia
Como autor dramático siempre he sentido la necesidad de ser crítico, de señalar con el dedo allí donde uno detecta un problema, una injusticia, algo que no funciona bien. En democracia encuentro miles de razones para hacer un teatro combativo. Esta democracia es un punto de partida, algo para cuestionar y mejorar y no un sistema acabado. Respecto a la evolución de los temas y las formas, en mi caso la experimentación formal no está reñida con un contenido claro, que hable de la sociedad en que vivo. Como artista vas de un extremo a otro, de lo poético a lo político. Las formas deben estar a la altura de los tiempos que corren pero las formas son poca cosa si el creador no se detiene a examinar la realidad que le toca vivir. Es lógico que el Estado apoye trabajos comprometidos, que por sí solos no podrían aguantar demasiado tiempo en un teatro comercial. Y también es razonable que exista la diferencia entre teatros privados y públicos, cada cual persigue un objetivo distinto. Uno tiene que ver con la distracción y el divertimento y el otro se empeña en mejorar la vida. Son cosas tan distintas como un supermercado y un hospital. Rodrigo GARCíA


Confusión ceremonial
Cómo me maravilla aprender a mis 72 primaveras que en un universo cuántico de epifenómenos pánicos o patafísicos una posición -la del autor- puede cambiar; como si el gato de Schrüdinger no maullara en nuestras certezas. Entre otras carencias sufro la de no haber conseguido conocer esas temáticas y evoluciones del dramaturgo. Desconocimiento que compartí con mis amigos; por ejemplo con Ionesco, Grotowsky, Beckett, Victor García; o que comparto con los poetas dramáticos de hoy. Eso sí, nos deslumbra y nos aterra el renacimiento actual de la filosofía, el teatro y la ciencia.

El fracaso estrepitoso o el triunfo mundial celebran la ceremonia de la confusión. Concluyo El Mito del tercer milenio (con música de Leonardo Balada para el Teatro Real) en un firmamento de enigmas astrofísicas que con acierto describen Houellebecq o Kundera. El dramaturgo puede participar en la lotería del "éxito" como quien entra en el tubo de la risa. Fernando ARRABAL


Carne de ghetto
En la actualidad hay una inflación de autores, en mi opinión, metidos todos en el mismo paquete y juzgados de la misma manera. La historia del país explicaría por sí misma la evolución del autor en estos años. En las últimas tres décadas ha habido que hacer los cambios que otros países habían desarrollado durante todo un siglo. Personalmente, yo he hecho siempre el mismo tipo de cosas, es decir, lo que me daba la gana en ese momento, sin importarme lo que se llevara.

Yo, que soy beneficiario directo de los teatros públicos, creo que ha sido un error como política que no haya habido comunicación entre público y privado. ésto ha conducido a un callejón sin salida: los teatros comerciales no nos quieren (¡Ni se toman la molestia de conocernos!) y la llamada "nueva escritura" se ha convertido en carne de ghetto. En cuanto al por qué del abismo que separa ambos estamentos, necesitaría mucho espacio para contestar. Pero, como escribió Eduardo Marquina: España y yo somos así, señora mía... Ignacio GARCíA MAY