Un tal Pedro (El Peer Gynn que Ibsen hubiese querido escribir)
Director: Alberto Castrillo-Ferrer
13 mayo, 2004 02:00Por lo demás, y hecha abstracción de esa supuesta "morcilla" circunstancial Un tal Pedro (El Peer Gynn que Ibsen hubiese querido escribir) es una pieza moderna, ágil, bien construida en su complejidad y bien desarrollada sobre el sencillo y polivalente espacio escénico, y con un planteamiento actoral sólido y poliédrico. Actores y actrices demuestran una excelente escuela y una frescura antiacadémica encomiable. No sé si es el Peer Gynn que a Ibsen le hubiera gustado; pero refleja, con la relativa autonomía que le permite la libre referencia ibseniana, una visión de la vida próxima a un nihilismo atormentado. Se percibe en la obra de Ramírez de Haro (acaso también en Me cago en Dios) más desesperación que crítica, más desolación que heterodoxia; pasión, en especial.
En Un tal Pedro hay pandilleros, macarras, sueños de poder, mujeres traidoras antes que traicionadas, reyes "cabrones" y caníbales. Y, por encima del cinismo y la mentira, una aspiración de comprensión y armonía. Pedro es un hombre eter- namente errante que no encuentra ni su identidad ni su destino; de ahí el acierto de un actor distinto para cada episodio del mismo protagonista. Es una poética de la locura y una obra de antihéroes más víctimas que verdugos.