Teatro

El peso de la paja

Director: Xavier Albertí

2 diciembre, 2004 01:00

Intérpretes: J. Manrique, L. Barba, l.Lambert, X. Pujolràs. Romea. Barcelona

A la salida se hacía broma con el peso de la paja, esa plaza que albergaba "el nido de oro", cercana a la calle Ponent en la que Ramón Moix pasó su infancia. Para ser luego Terenci, para cobijar y albergar su mito, su Egipto, su cine, su sexualidad, su mitomanía. Le conocí en el camerino de Nuria Espert y pasé noches jugando al parchís con él. Viendo El peso de la paja me pregunto qué sensación tendrá ante el espectáculo quien no le haya conocido. Estamos ante una síntesis de El cine de los sábados y El beso de Peter Pan, con algunos añadidos de El día en que murió Marilyn. Son la mirada de un adulto hacia la niñez y la adolescencia, hacia las peculiaridades de un entorno y una personalidad singular. Mucho de lo vivido por Terenci en los años 40 y 50 puede resultarnos familiar a algunos, retablo informativo a otros más jóvenes. Quizá Cunillé podía haber sido menos respetuosa y más teatral, recortando y amenizando una velada que se excede en longitud. Todo es un monólogo de Julio Manrique, un excelente actor que sin imitar, se convierte en Terenci y se hace con su personalidad. Albertí dirige a Manrique en una primera parte casi monologal; dirige una segunda parte más amena, salpicada de frescos de la época, de cuadros visuales o musicales, brillantemente interpretados por una fantástica Lurdes Barba, por una elegantísima Lina Lambert, por un impagable Pirondello y por un excelente Xavier Pujolrás. Hay más Terenci que Albertí y que Cunillé, hay más homenaje que dramaturgia, pesa la paja, pero todos los que le conocimos, salimos del Romea con la emoción y el recuerdo de ese extraño y entrañable ser que fue Terenci Moix.