Mar y cielo (Mar i cel) será sin duda el espectáculo familiar de las fiestas navideñas. Emblemático como primer musical catalán, hoy conmemora los treinta años de Dagoll Dagom. Su protagonista es un gran barco que surca con ágil elegancia los mares embravecidos de la Sala Gran del Teatro Nacional de Cataluña. Partiendo de la expulsión de los moriscos en España y tratando del amor imposible del pirata Saïd y la cristiana Blanca, podría decirse que su tema es de gran actualidad pero la clave del éxito está en la espectacularidad, en esos actores nuestros de hoy capaces de cantar sin desafinar, de bailar, de moverse, de hacer todo tipo de acrobacias en torno a los mástiles y las velas del barco en el que Saïd y Blanca viven ese imposible amor que les unirá sólo en la muerte, cuando sus cuerpos desaparezcan bajo las olas de ese mar cambiable y variado en el que gira y se mueve el barco. Rosadas nubes, firmamentos estrellados, atmósferas de tormenta…la escenografía es brillante (Isidre Prunés y Montse Amenós) y también lo es la iluminación (Ignasi Morros). Quizá a veces tape la orquesta algo de las voces. Pero acaso no importe. Son diez escenas, el sueño de fusión de culturas, el trágico amor de un Romeo y una Julieta. Elena Gadel, tras OT, es una gran Blanca, Carlos Gramaje, es un magnífico Saïd. Destacan Ferran Frauca, Pilar Capellades, Anna Argemí, Xavier Ribera-Vall… Nadie desentona en este espectáculo que gustará a todos los públicos y a todas las edades.