Image: Viaje aventurado del cine a las tablas

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Teatro

Viaje aventurado del cine a las tablas

Lola Herrera y Ángela Molina suben al escenario con sus hijas en "Solas" y "El graduado"

24 febrero, 2005 01:00

Lola Herrera y Natalia Dicenta en Solas

El graduado y Solas son dos obras que se presentan esta semana en Madrid y Sevilla, respectivamente. Ambos títulos comparten el estar interpretados por dos actrices de fama, Lola Herrera y ángela Molina, y sus hijas en la vida real, Natalia Dicenta y Olivia Molina, y que en la ficción dramática ejercen como tales. También son dos éxitos cinematográficos que son ahora adaptados al teatro.

Dos éxitos cinematográficos incontestables, uno, El graduado, de ámbito mundial y otro más recatado, Solas, están en los escenarios españoles convertidos en teatro. El primero se estrena el 24 de febrero en el Coliseum de Madrid, el segundo se representa en el Central de Sevilla. El graduado fue el despegue de Dustin Hoffman en 1968 en medio de la ignición de aquellos días de emergencia universal con epicentro en Europa: mayo y París. Resultó la película más taquillera del año y Anne Brancrof fue el desasosiego de los adolescentes. A Mike Nichols le dieron el Oscar de dirección y la interpretación arrasó en otros concursos. Solas, de Benito Zambrano, se convirtió hace pocos años en una referencia del nuevo cine español y supuso la consagración de una actriz alejada de estos menesteres y dedicada a la enseñanza: María Galiana.

Se tiene la sensación de que la conversión en cine de una obra de teatro es un proceso técnico y estético expansivo, mientras lo contrario, ir del teatro al cine, supone un proceso de carnalidad y síntesis. No lo sé, pues se trata de dos lenguajes diferentes, con sus tiempos y sus claves propias. La traslación a la escena encierra, en principio, la secreta esperanza de captar para el teatro a los espectadores que se conmovieron con la película. En El graduado no es seguro, pues "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"; y vaya usted a saber cómo reaccionarán los jóvenes ante ese juego de seducción, ante la turbadora sensualidad de una mujer madura y el indefinido horizonte de un adolescente. En 2000 Kathelen Turner estrenó en Londrés la versión de Terry Johnson y la mantuvo, con éxito, tres años en cartel. ángela Molina, en teatro, es una hermosa e incierta aventura; hermosa por sí misma e incierta por averiguar si Andrés Lima, uno de los pilares de Animalario, será capaz de sacar de ella las elegantes, turbulentas, conmovedoras e intensas vibraciones, según los casos, que ésta emitía en películas como Ese oscuro objeto de deseo, Carne trémula, Bearn, La mitad del cielo o La sabina, por citar sólo algunas de su currículo. Juan Díaz, un valor emergente de las jóvenes generaciones, será Benjamín Braddock. La circunstancia de reeditar un éxito tiene el riesgo de que los factores de ese éxito pesen en exceso sobre la nueva peripecia que siempre se espera venturosa. En estos dos casos, esos factores se llaman Dustin Hoffman, Anne Brancoff, Kathelen Turner, María Galiana, Ana Fernández.

Poema sobre la soledad
El éxito de Solas, con la resignada tristeza de Maria Galiana, la madre; la amargura rota de Ana Fernández, la hija, o el desvalimiento de Carlos álvarez, el vecino, están más cerca: éxodo del pueblo al suburbio hostil de la ciudad. ¿Cómo pesarán sobre este tenso "neorrealismo" las necesidades del espacio escénico? José Carlos Plaza gobierna esta aventura con la garantía de dos actrices de buena escuela, Lola Herrera y Natalia Dicenta, madre e hija en la vida y en la ficción. Carlos Alvarez, espléndido en la película, repite en la versión teatral. Y Plaza se plantea ésta como "un poema moderno sobre la soledad".