Image: Café

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Teatro

Café

Autor: Susana Sánchez, Luis G-Araus, Javier G-Yagöe. Director: G-Yagöe

3 marzo, 2005 01:00

Los actores de Café se apropian de varios personajes

Intérpretes: Frantxa Arraiza, Esperanza Elipe, Asu Rivero, José Melchor, Pérez-Acebrón. Cuarta Pared. Madrid

Será difícil repetir la fuerte sensación que produjo la Trilogía de la juventud. Pero acaso Café pueda conseguirlo. La Trilogía supuso el salto cualitativo de una sala como la Cuarta Pared marcada por la calidad de sus montajes, y ayudó a conquistar un inhóspito tercer espacio entre lo puramente alternativo y lo descarnadamente comercial. De hecho, sin perder la perspectiva de un teatro emergente y descarado, la Trilogía invadió el espacio del circuito comercial. Con Café insiste la Cuarta Pared en un teatro de tirón juvenil con una poética propia y un sello de calidad sin concesiones. Es difícil el reto pues el humor, al menos la mayor parte del humor que se lleva por estos pagos, tiende a no complicarse la vida y a complacerse en lo insustancial. El humor de Café se asienta en los diálogos y en la estructura de un texto ágil (Susana Sánchez, Luis García-Araus y Javier G. Yagöe) que es un caramelo envenenado. Cada carcajada encierra una dosis letal sobre los problemas que abruman al individuo. Que la drogodependencia y la represión se centren en la prohibición del consumo de café es, posiblemente, una forma de quitarle virulencia y tragedia al proceloso y siniestro mundo de las drogas irreversibles. Más el sentido crítico queda reforzado por esta trivialidad.

Acaso por centrarse en algo sustancialmente inocuo como el café, el control del individuo por parte del Estado y sus agentes represores es más intenso. No se percibe como una amenaza más evidente. Puede que el texto y la acción de Café necesiten todavía algún reajuste puntual de ritmo y ensamblaje. Pero el conjunto es espléndido y sugerente. Un espacio escénico arropado y envuelto por el público con un fondo funcional y laberíntico de puertas y armarios, de corte, en cierta medida, constructivista. Esa localización y yuxtaposición de puertas facilita el ritmo de vodevil con que frecuentemente se anima la acción. Lo que parece ya perfectamente ajustado es el despliegue de interpretación, gozoso y fresco. Las tres actrices, -Frantxa Arraiza, Esperanza Elipe y Asu Rivero- , y los dos actores, -José Melchor y Javier Pérez-Acebrón-, se apropian de varios personajes, no sólo dispares, sino antagónicos, que exigen una gran capacidad de desdoblamiento. Pueden Café repetir el éxito de la Trilogía. La farsa, grotesca en algunos momentos, es un camino poco explorado en la Cuarta Pared, aunque puede ser rentable y jubiloso, a la vez que crítico y reflexivo.