La sala Beckett atenta a la escritura teatral nos presenta a Martin Crimp (1956) con el estreno de El campo (The country) y le dedica un ciclo que comprende el estreno de Atentados contra su vida y la lectura dramatizada Cruel y tierno y De cara a la pared. Los textos de Crimp se abren a la puesta en escena, ofreciendo todas las posibilidades de lo que se ha llamado "teatralidad del enigma". Entre el absurdo y Pinter, The country podría parecer casi una obra convencional si no fuera porque el thriller sexual y psicológico choca con la visión idílica de la naturaleza como fuente de serenidad y armonía para arrojarnos, en cambio, a un campo que es tan salvaje, duro y gélido como la ciudad de la que los protagonistas parecen haber huído. La historia es sencilla y sus raíces pinterianas son evidentes: un médico y su mujer huyen con sus niños de las neurosis de la vida urbana con la ilusión de cambiar su vida. Pero su propia relación y sus condiciones personales viajan con ellos y un elemento externo e incógnito añade incomodidad a la situación. El marido ha traído a casa el cuerpo de una mujer aparentemente accidentada. ¿Quién es esta mujer? ¿Cuál es su relación con la pareja? ¿Qué ha sido de la relación con la pareja? La culpa recae tal vez en la corrupción de nuestro medio social, en la necesidad de supervivencia, en el miedo. Todo es un rompecabezas hecho de pistas que el autor dosifica con inteligencia.

Crimp afirma querer ofrecer a los directores de escena textos "abiertos", inspirados en la realidad. Tony Casares ha sabido cuidar los detalles, entender que el protagonismo del texto recae en los actores y delimitar las interpretaciones de los tres personajes para hacernos respirar la atmósfera de esa memoria incierta que angustia a la pareja. El espectáculo es sobrio y violento, lucido y cruel. Sólidas las tres interpretaciones, con cierto misterio la joven María Ribera, seguro Xavi Mira, fuerte, versátil, magnífica Rosa Cadafalch en esa mujer de su casa y de sus hijos que sufre una profunda crisis y una enorme transformación interna que la lleva a una fingida ignorancia de la realidad. En la línea del teatro de introspección psicológica, de silencios y de subtexto, The country es un interesante texto del que Tony Casares consigue hacer un excelente espectáculo.