Image: Eric Lacascade

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Teatro

Eric Lacascade

“Quise que Huppert reprodujera sus personajes del cine”

28 abril, 2005 02:00

Eric Lacascade. Foto: Tristan Jeanne Valès

A Isabelle Huppert le gusta medirse regularmente en los escenarios. Y Eric Lacascade, uno de los directores de moda de la escena gala, llevaba tiempo buscando un texto que les permitiera trabajar juntos. Lo tuvo claro cuando releyó Hedda Gabler, de Ibsen porque, según dice, sintetiza gran parte de las patologías de los personajes que la actriz ha hecho suyos en las películas de Chabrol: "Mujeres en un universo burgués y al borde de la locura, con muchas sombras". La obra llega a Barcelona, al teatro Lliure, los días 4 y 5 de mayo.

Pasa por ser uno de los innovadores de la escena gala, especialmente después del éxito de su ciclo sobre Chejov. Perteneciente a la generación de directores de más de 40 años, sus antecedentes se sitúan en la década de los 80, cuando fundó con Guy Alloucherie la compañía Ballatum siguiendo las ideas de quienes considera sus maestros, Grotowski y Guy Debord. Así se explica su interés por desarrollar una gramática escénica que, alimentada por los grandes textos clásicos, experimenta en laboratorios teatrales. Desde 1997 dirige el Centro Dramático Nacional de Normandía-Comédie de Caène, en el que ha creado un centro de investigación (CRET) al que acuden artistas para hacer, según dice, "ejercicios de creación sin necesidad de trabajar para ‘vender’ el producto".

-¿Cuándo y dónde estrenó Hedda Gabler? ¿Es lo primero que vemos en España de usted?
- Estrené el espectáculo el 3 de enero de 2005 en el Théâtre de l"Odéon de París e hicimos aproximadamente 45 representaciones. No es la primera vez que visito España pero hacía casi unos diez años que no venía, cuando hice un ejercicio llamado Double inconstante de Marivaux en el Festival de Teatro de Granada, en los jardines de la Alhambra.

-Usted ha pasado de Chejov, del que hizo un ciclo, a Ibsen. Aparte de vivir en el mismo tiempo ¿qué más tienen en común estos dos autores?
-La verdad es que he trabajado mucho con Chéjov. He hecho Ivanov, Círculo de familia para tres hermanas, Platonov, La Gaviota … y la verdad es que no tiene mucho en común con Ibsen, pero estaba buscando un autor para trabajar con Isabelle Huppert y encontré que Ibsen era el más adecuado. Chejov e Ibsen son completamente distintos. Chejov es de una desesperanza optimista, incluso alegre diría yo; hay cierta elegancia, cierta belleza, cierta voluntad optimista con un predominio de la razón. Ibsen es más realista, más frío. Chejov es más pasional, tiene mucho de la desmesura eslava, del exceso de sentimientos.

-¿Por qué Hedda Gabler fue la elegida? ¿Por qué este personaje es tan adecuado para una actriz como la Huppert?
-Tanto Isabelle como yo queríamos trabajar juntos y yo estaba buscando un autor, una obra, una situación teatral que me permitiera reproducir un poco los personajes que Isabelle ha interpretado en el cine. Quería, más que nada, ver cómo Isabelle reproducía en un escenario el tipo de personajes que ha hecho con Haneke o con Chabrol. Y al final encontré a Ibsen y a Hedda Gabler, una heroína trágica al estilo de los personajes de Chabrol: mujeres en un universo burgués, pero al borde de la locura, con muchas sombras, casi al borde de la depresión; son mujeres con muchas fantasías en la cabeza pero que, a la vez, rehuyen cualquier contacto físico, rehusan la sexualidad. Además, estoy muy orgulloso del resultado final, ambos lo estamos, tanto Isabelle como yo.

-Sostiene que Hedda Gabler no es un drama burgués, sino una tragedia. ¿Por qué? ¿Ha sido ese su punto de partida?
-Es, efectivamente, un drama burgués, pero con atisbos de tragedia en su interior. De hecho, los personajes de Hedda Gabler son personajes trágicos en el interior de un drama burgués. Lo que más me ha interesado de esta obra es ver cómo la protagonista se da cuenta de la situación de heroína trágica sujeta a un destino y cómo ella se deteriora a la vez que lo hace la tragedia con algo que sucedió en el pasado. En los dramas burgueses todo se centra en el presente, pero en Hedda Gabler y en la protagonista en concreto aflora el peso del pasado. Hedda es una heroína trágica en un drama burgués que es conducida al suicidio.

Espectáculos que no se venden
-¿Cree que el público comprende y se solidariza con la infelicidad de Hedda o, por el contrario, no despierta en ellos un sentimiento amistoso?
-La verdad que no sabría decirle. Creo que el público experimenta un sentimiento de catarsis con la protagonista, se identifica con ella y con su sufrimiento. Pero me gustaría creer que he establecido una cierta distancia que hace que el espectador pueda escoger libremente.

-Desde 1997 dirige La Comédie de Caen, donde ha creado el Centro de Investigación y Experimentación Teatral (CRET). ¿En qué consiste su labor y con quién trabaja?
-El CRET es un centro de experimentación teatral donde los actores pueden ensayar sus creaciones y compartir sus "experimentos" con otros creadores, estudiantes, bailarines, performances... Son ejercicios de creación sin necesidad de hacer ningún trabajo de producción, ninguna necesidad de trabajar para "vender" el producto, es decir, el objeto teatral no es producto de venta, no es necesario que la creación en la que se está trabajando acabe en los circuitos comerciales. Acostumbro a trabajar con Thomas Richards que trabajó mucho con Grotowski (la editorial Alba ha publicado en España Trabajar con Grotowski sobre las acciones físicas) o con Rodrigo García o Romeo Castellucci (director de la compañía italiana Rafaello Sanzio) o Jan Fabre, con gente del mundo de la danza o con gente muy joven que empieza.

Infiel al texto
-¿Es partidario de ser fiel a los textos o de que éstos sean un punto de partida en la creación del espectáculo?
-Me interesa la situación que proponen los textos, los conflictos que hay en su interior, los estados físicos y psíquicos de los personajes, cómo el objeto del texto nos conduce a experiencias comunes. Seguir el texto fielmente no me interesa, me interesa la intimidad profunda del texto haciendo eco con nuestra intimidad y nuestra vida personal más profunda, con la vida de los actores y del director.

-Después de Hedda Gabler, ¿qué ha estrenado?
-Dos cosas: un espectáculo-performance con canciones, Tête ailleurs, que he hecho con la Comédie de Caen -cooperativa de actores que dirijo y en la que trabajo muy a menudo con propuestas que me hacen- y con Norah Krief, y que se ha representado en el Théâtre de la Ville de Paris. También con otro actor de la cooperativa, Dario Lippi, con el que trabajo desde hace una docena de años, estamos representando en Lausanne una obra que se llama Fetiche nightmare for mechanique goll.


Isabelle Huppert, del cine al teatro
La presencia de Isabelle Huppert en Barcelona coincide con el estreno en nuestro país de su última película Las hermanas enfadadas, dirigida por Alexandra Léclère. La actriz lleva rodadas unas 60 películas y entre sus trabajos teatrales figura Medida por medida, de Shakespeare, dirigida por Peter Zadek; Un mes en el campo, de Turguenev, por Bernat Murat; 4.48 Psicosis, de Sarah Kane, por Claude Régy; Medea, de Eurípides, dirigida por Jacques Lassalle. Entre sus próximos proyectos teatrales figura retomar la citada pieza de Sarah Kane para representarla, en inglés, en Nueva York, Los Angeles y Chicago. De Hedda Gabler, la actriz ha dicho que coincide con el autor cuando afirmaba que era "un personaje que sería mejor comprendido en el futuro. Cuando hoy la interpreto hay notables figuras femeninas, tanto del cine como de la literatura, que la preceden y que contribuyen a aclarar el personaje".