Oriol Broggi, casi en sus comienzos como director de escena, ya nos mostró un Jordi Dandin (1999) y un Tartufo (2000) de gran dignidad. Le interesa Molière y sus espectáculos sobre el gran autor del barroco francés nos interesan porque sabe darle ese valor contemporáneo que tienen los grandes clásicos. Broggi nos muestra un Alcestes cuya misantropía proviene de su personalidad sencilla, honesta y desencantada de la sociedad hipócrita y nos muestra a un personaje enamorado de Celimena pero poco dispuesto a formar parte de la frivolidad de la clase a la que pertenece. Es la reivindicación de un ideal de honestidad. Es un ser que, derrotado, se refugia finalmente en la soledad de un libro, de una biblioteca. Y aquí se halla uno de los aciertos de este excelente espectáculo: su representación en un espacio inusual, en una sala gótica de la Biblioteca de Cataluña, un espacio al que Broggi provee de una bella profundidad espacial. El excelente nivel de los intérpretes, consiguen el resto. El Alcestes de Ramon Vila alcanza la perfección. y Celimena, la amante de Alcestes, es una sorprendente y potente Rosa Gàmiz. Excelente Misántropo.