Primo Levi, guardián de la memoria de Auschwitz
Manuel Galiana interpreta al autor italiano en la adaptación de Mercedes Lezcano
26 mayo, 2005 02:00Manuel Galiana (derecha) da vida a Primo Levi y Víctor Valverde a Ferdinando Camon
En Conversación con Primo Levi el actor Manuel Galiana adopta la personalidad de Primo Levi para, desde los escenarios, rememorar el trágico itinerario que le llevó a Auschwitz e intentar explicar cómo fue posible el genocidio perpetrado por los nazis. Le acompaña en escena Víctor Valverde en el papel de Ferdinando Camon, amigo del escritor italiano y autor de una larga entrevista que resume el pensamiento y las experiencias de Levi y que ha servido de base a esta obra. Adaptada y dirigida por Mercedes Lezcano, se estrena el 28 de mayo en el Juan Bravo de Segovia.
El material del que parte Lezcano es Conversación con Primo Levi, una larga entrevista que el autor italiano mantuvo en varios periodos con su amigo y también escritor Ferdinando Camon y que fue publicada en Italia en 1987, el mismo año en que falleció presumiblemente por suicidio. En la entrevista Primo Levi da cuenta del itinerario que siguió hasta llegar a Auschwitz, de cómo era la vida en los Lager y de que el azar decidió que fuera uno de los pocos supervivientes del campo; también reflexiona sobre el antisemitismo milenario, los métodos que empleó el nazismo para llegar y mantenerse en el poder y sobre otras cuestiones que todavía siguen abiertas y que este año, con motivo del 60 aniversario de la liberación de Auschwitz, han sido aireadas: ¿Sabían los alemanes el genocidio que sus gobernantes estaban llevando a cabo en los campos de concentración? ¿Lo sabían los demás gobiernos europeos? Y los judíos ¿por qué no se resistieron? Levi habla también en la entrevista del gobierno de Menahen Begin, ya que el autor fue muy crítico con la matanza de palestinos que las milicias libanesas perpetraron en el sur de Líbano (Sabrah y Chatila) sin que el ejército de ocupación israelí moviera un dedo para evitarla. Pero también pone de manifiesto que siente a Israel como su segunda patria y que le duele el escaso apoyo que le presta Europa. Es esta parte la que Lezcano aprovecha para su causa.
Resumen de su trilogía
Frente al espeluznante relato que Levi hace de cómo era la vida en los Lager en Si esto es un hombre (que publicó en 1947) y en Los hundidos y los salvados (1986) y de su liberación en La tregua (1963), la entrevista de Camon tiene la virtud de ser un resumen de esta trilogía que hurga no sólo en el testimonio vivido por Levi, sino que ordena su pensamiento después de la Shoah.
La entrevista es más larga que la adaptación de Lezcano, quién dice haberse guiado por su intuición teatral para reducirla, a la vez que se ha apoyado en los textos mencionados y otras obras del autor. "Cuando uno escribe tiene que elegir y si lo que el texto cuenta a mí me atrae y conmueve, supongo que también cautivará al espectador", explica.
De todo lo tratado entre Levi y Camon hay dos hechos que han impresionado a Lezcano: "La falta de solidaridad entre los prisioneros y el aislamiento lingöístico. También es muy emocionante su exigencia de neutralidad a la hora de juzgar al pueblo alemán". Levi sostiene que el idioma era una herramienta importante para sobrevivir en el campo, él sabía un poco de alemán y eso le ayudó, pero el sistema concentracionario reunía a prisioneros de toda Europa, era una Babel monstruosa que resultaba difícil de entender para el recién llegado. Sorprende el dato que da: que la mayoría de los supervivientes hablaban alemán. Nada complaciente con las víctimas, Levi señala la falta de solidaridad como otro rasgo que definían las relaciones de los encerrados. Donde no hay ley se impone la del más fuerte y siempre aparece el prisionero que hace carrera a costa de otro. Su concepción heroica de la historia y "la naturaleza incurable de la ofensa cometida por los nazis" son otros asuntos que hacen de la entrevista un material de gran interés.
Un gran conversador
El actor Manuel Galiana encarna al escritor, quien, según Lezcano, era "un hombre amable, educado, irónico, gran conversador, preciso en sus respuestas y con una emotividad a flor de piel cuando evoca lo vivido". La réplica se la da Víctor Valverde en el personaje de su amigo Camon: "Camon sentía una profunda admiración y respeto por Levi pero, no olvidemos, que Camon es católico practicante y Levi un laico. Tienen distintas sensibilidades y se perciben diferentes grados de dureza a la hora de juzgar, por ejemplo, al pueblo alemán". Porque lo sorprendente de Levi es que después de la gran ofensa vivida se niega a condenar de forma generalizada al pueblo alemán, lo que no equivale a perdonar a los verdugos.
Para el montaje la directora ha elegido apoyar las escenas con la proyección puntual de imágenes documentales de desfiles del partido nazi, violentos discursos de Hitler, la deportación de los judíos en trenes, imágenes que no ha tenido reparos en unir a la de soldados israelíes que golpean a los árabes porque"tenemos que mostrar cómo la Historia se repite con otros actores. Esta vez los verdugos son los judíos". Pasaría por una pintada nazi, pero es una acotación de la autora en el texto.
Es difícil reponerse del espeluznante relato de Primo Levi (Turín, 1919-1987) sobre los campos de exterminio de Auschwitz. Pero como el propio Levi dice, hubo dos tipos de supervivientes: los que optaron por no hablar del tema, de extirpar el dolor, y los que no quisieron olvidar y, sobre todo, "no quieren que el mundo olvide (...) que los Lager no fueron un accidente, un imprevisto en la Historia". Levi se impuso la tarea de escribir su cautiverio a su regreso a casa (y publicó en 1947 Si esto es un hombre) y, aunque "los recuerdos me quemaban por dentro", fue lo que le hizo escritor, tarea que compaginó con su trabajo de químico.