Image: Un anarquista en Barna

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Teatro

Un anarquista en Barna

El CDN estrena Flor de Otoño, de Rodríguez Méndez

22 septiembre, 2005 02:00

José María Rodríguez Méndez (sentado) y el director Ignacio García. Foto: Mercedes Rodríguez

José María Rodríguez Méndez vuelve al Centro Dramático Nacional 27 años después de que lo inagurara con Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga. Y lo hace con su obra más conocida, Flor de Otoño, que como aquélla también es una obra coral, con más de 20 actores en escena: "Para que íba a estar haciendo ahorros de personajes", dice, "si, por lo general, no me estrenaban". Acaba de ver el ensayo de la obra y ha sacado una buena impresión del trabajo de Ignacio García, joven director del que el año pasado pudimos ver la zarzuela La eterna canción: "Ha respetado el texto, algo muy de agradecer en estos tiempos, y ha sacado los entresijos de la obra de forma concienzuda". Y explica que esta obra tiene riesgos; su protagonista, Flor de Otoño, es un desclasado abogado, hijo de la burguesía catalana, que por la noche se trasviste en la estrella de un cabaret del Paralelo de la Barcelona de los años 30. Hubiera sido fácil derivar el mensaje de la obra hacia la reinvidicación homosexual, tan "políticamente correcta" en los tiempos actuales. Pero, apunta el escritor, "el mensaje anarquista manda y se nos transmite con fuerza y delicadeza a la vez. Hay también un trabajo musical e interpretativo excelente", capitaneado por Fele Martínez como Flor de Otoño, y Jeannine Mestre, felizmente recuperada para la escena.

Esta obra tiene mucho de retrato social de una Barcelona que a Rodríguez Méndez le fascinaba. Nacido en Madrid en 1925, el autor vivió en la ciudad catalana a partir de los años 40, donde formó grupo de teatro y entró en contacto con la escuela Adrià Guall. "Iba mucho al Liceo y pude observar de cerca a la burguesía catalana, que siempre me pareció terrible, tan austera, tan moralista, tan racista; pero también me encantaba pasear por el barrio chino, donde me contaron la historia de La Asturianita que me sirvió de inspiración y a quien conocí después de que la obra se estrenara". En 1972 escribió Flor de Otoño, con hampones del barrio chino que se mezclan con gentes del Ensanche barcelonés y viceversa, pero fue censurada y sólo se publicó en Primer Acto. Más de la mitad del texto está escrito en catalán, aunque de forma inteligible; sin embargo, Ignacio García ha optado por traducirla al castellano, algo con lo que el autor está de acuerdo "ya que la versión que Antonio Díaz Zamora dirigió en los 80, en el Español, no se entendía bien". A la pregunta de si la Barcelona de la posguerra era muy distinta al resto de ciudades españolas, dice: "No lo era, ellos se creían más cultos, más modernos, pero era falso. Ahora se creen una nación pero históricamente nunca lo fue, aunque tienen un idioma consolidado". Precisamente "la asfixia que me producía el tema de la lengua catalana" le llevó en 1978 a establecerse en Castilla,"para reciclarme en el castellano", y luego en Madrid. Dramaturgo y novelista, actor, abogado, alférez de complemento, espía... ha escrito su extraordinaria existencia en unas memorias todavía inéditas.