Image: Canto a la vida

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Teatro

Canto a la vida

Matarile llega a Madrid con su mejor obra

22 septiembre, 2005 02:00

La obra conjuga música, danza y teatro. Foto: Mónica Couso

El espacio madrileño dirigido por José Luis Gómez, La Abadía, vuelve a inaugurar su temporada con un paseo por la "periferia" de la escena que, este año, llega de la mano de Matarile Teatro. La compañía de Santiago de Compostela presenta el día 28 Historia natural (eloxio do entusiasmo). La obra, su "apellido" ya lo dice, es "una reivindicación de la vida, de la frescura, del entusiasmo", asegura con convicción su creadora y directora, Ana Vallés. "Sin entusiasmo no hay creación ni tampoco arte", añade con ánimo de principiante esta mujer que va a cumplir 20 años al frente de la compañía y 15 en su espacio compostelano del Teatro Galán.

Durante todo ese tiempo la formación ha buceado por muchos lugares hasta crear su propia línea de trabajo, que pasa por hacer un teatro con gran inclinación por el movimiento y la danza y poca por la palabra. "El teatro todavía está muy atado a la literatura", continúa la directora, quien considera la escritura dramática como una actividad que "no se puede hacer desde la mesa de un despacho, sino que hay que hacerla sobre el escenario". Las tablas tampoco deben ser el lugar donde unos actores se visten de personajes para ejecutar una actuación ante el público. Vallés reniega de los primeros, de quienes quiere desprenderse para cambiarlos por "personas que hablen de personas ante personas".

La suma de ambos postulados pasa, en Historia natural por crear "una fiesta, una romería" que "resalte lo efímero del teatro". Los "actuantes", término que Vallés prefiere al de actores para destacar su condición de intérpretes, bailarines e incluso músicos, dialogan sobre "la necesidad de entenderse y el disfrute de encontrarse y compartir cosas" sin valerse de un hilo narrativo. Cada escena va tejiendo una parte aislada que al final adquiere sensación de conjunto al formar una prenda en la que todos los elementos escénicos tienen su importancia.

Vallés destaca la luz y la imagen. Aquélla "no es teatral, sino cinematográfica", mientras que ésta busca crear "una sensación pictórica, de fotografía de los años 30, para atrapar imágenes irrepetibles", a los que se suman una música -que va desde el bolero al rock de King Crimson- interpretada en directo. Los textos son de la propia Vallés y de Peter Handke. El elenco lo integran once personas, algunas ajenas pero con las que Vallés tenía "ganas de trabajar desde hace tiempo", entre los que se encuentran Daniel Abreu, Helen Bertels, Guillermo Weickert y Mariu del Amo. Esta última es una actriz ciega a la que la directora no ha "querido disfrazar su condición".