Teatro

García Valdés vuelve a la escena del crimen

La rosa y el hacha, en el Español

27 octubre, 2005 02:00

El retorno de Ariel García Valdés a los escenarios después de veinte años ha hecho de la obra que protagoniza, La rosa y el hacha, uno de los espectáculos del Festival de Otoño que más expectación ha despertado. Llega el 27 de octubre al Teatro Español de Madrid.

De origen argentino y afincado en Francia, Ariel García Valdés ha trabajado en nuestro país en direcciones escénicas de teatro y ópera. Entregado en los últimos años a poner en marcha una peculiar escuela de teatro en Montpellier, vuelve ahora a ponerse la máscara no sin cierta modestia, algo chocante en un actor: "No tengo ni idea de por qué he dejado de actuar, en el fondo nunca me sentí actor, nunca tuve la necesidad de subirme a un escenario; cambié de vida, estuve en México y en Barcelona. No quería volver a actuar y al principio dije no a este proyecto, era algo peligroso y podía resultar patético, como esos futbolistas o boxeadores que vuelven tras haberse retirado. Pero me lo pidieron para inaugurar la Maison de la Culture de Grenoble y de alguna manera era como retomar el hilo donde lo dejé". Se refiere García Valdés a su vinculación con esta ciudad francesa donde, junto con Georges Lavaudant y otros, se estableció con su compañía teatral a principios de los 70 para luego, en la década de los 80, instalarse en la citada Casa de Cultura: "Fue un momento de gran efervescencia artística. En 1979 montamos en apenas tres semanas y a gran velocidad La rosa y el hacha, una versión de Carmelo Bene sobre Ricardo III y su relación con las mujeres". Más tarde, en 1984, estrenó en Aviñón el texto de Shakespeare, también dirigido por Lavaudant y volviendo a ser el malvado y contrahecho personaje con el que se despediría de la interpretación.

Además del atractivo de ver a García Valdés, La rosa y el hacha supone también la escenificación en Madrid de un texto de Carmelo Bene, a quien el Teatro Odeon de París que dirige el propio Lavaudant le ha dedicado un ciclo. Bene, -actor, autor, director y realizador de películas-, era una personaje singular en la Italia de los 60, un actor histriónico inclinado hacia el teatro ritual, "una especie de Antonin Artaud de su tiempo (1937-2002)", aclara García Valdés. Pero también era un investigador; sus primeros trabajos se movieron en el ámbito "underground", cuestionaban los estereotipos teatrales. Más tarde se dedica a hacer películas (Notre Dame de los Turcos, Don Juan, Salomé, Un Hamlet menos), para volver a los escenarios en 1974. Es entonces cuando adapta, o crea, obras a partir de textos de Shakespeare (Romeo y Julieta, Otelo, Mcbeth y Hamlet), defendiendo la infidelidad como punto de partida. Otra obra que no dejó de representar fue Pinocho.

"Demasiado inocente"
Aunque ha visto sus películas, García Valdés dice no conocer las teorías dramáticas de Bene, lo que para un actor es casi mejor, la inspiración vuela más libremente. Sobre la composición de su personaje, señala que "a veces una sola frase del texto proporciona al actor algo al que asirse. ‘Soy demasiado niño, demasiado inocente para este mundo’ es la que yo he elegido para interpretar a mi personaje". Ricardo III actúa como un niño, se sirve de su malformación física para conquistar el poder, a lady Ana, todo lo que se propone; lo hace a una velocidad mental mayor que la del resto y cuando consigue lo que busca, lo desprecia. Un toque clown, en la línea bufonesca de Bene, es el que García Valdés da a su personaje. Lavaudant, que vive una fase de revisitar montajes que hizo antaño, coincide con García Valdés en la forma de abordar al perverso personaje: "Ricardo ejerce el mal como un arte. Nosotros navegamos entre la santidad y la burla, es como la infancia que es cruel y no distingue entre el bien y el mal. No creo que el mal en Shakespeare pueda ser analizado solamente en téminos políticos o sociológicos".

Marta Carrasco
Marta Carrasco vuelve a Madrid bajo el paraguas del Festival de Otoño con un espectáculo optimista, pues esta inspirado nada menos que en la risa: Ga-gà, título que da nombra a un lugar imaginario, especie de paraíso donde el mejor pasaporte es el humor. Tiene este espectáculo algo de working progres, los personajes acaban desmontando el escenario y actúan como si se tratara de ensayos. Se presenta en La Abadía, desde hoy y hasta el día 30.