Teatro

El hábito diario de ser limpios

La Fronda adapta un manual de buenas costumbres a la escena

3 noviembre, 2005 01:00

Comidas cronometradas, limpieza obsesiva, andares reglados, situaciones que viven los personajes. Foto: Crédito

Un día de 2002 se encontraba Ciro Zorzoli en una librería de Buenos Aires cuando un viejo libro llamó su atención. El título, Manual de urbanidad, de un tal Manuel A. Carreño, y la fecha de publicación, 1853, despertaron la curiosidad del director teatral que lo compró. Poco después, Zorzoli empezó a leer el texto del prócer venezolano y descubrió en las rancias normas de sociedad de hacía casi 150 años un material que le podía servir como base para el nuevo espectáculo que su compañía, La Fronda, empezaría a ensayar y que ahora gira por España.

El ejercicio de investigación que se propuso hacer el director argentino con su formación creció. El material almacenado en las páginas decimonónicas tomó vida hasta llegar a convertirse en una obra, ARS higiénica, que estrenó un año después en el circuito independiente de Buenos Aires, con tan buena aceptación que saltó al resto de Argentina y a otros países de América y ahora llega a Sevilla (Teatro Central; 4 y 5 de noviembre), Granada (Alhambra; días 9 y 10) y Málaga (Cánovas; 12 y 13), tras su reciente paso por el Festival de Teatro Iberoamericano de Cádiz y el de Badajoz.

La obra es una reflexión sobre "la imposibilidad de las personas para poder construir una mirada propia sobre las cosas y la vida", asegura el director argentino. "Las leyes de comportamiento de la sociedad, las normas adquiridas desde muy pequeños, dificultan la creación de un pensamiento propio que, a veces, no existe". De esta manera, el manual opera no sólo como "un corsé que reprime la libertad y creatividad del individuo, sino también como una coraza que resguarda de los supuestos males del exterior". Y del interior.

La forma correcta de dormir
El libro no se limita a indicar la manera correcta de ir por la calle, tratar a los demás -sean superiores, iguales o inferiores- comportarse en un teatro, lugar donde "no hay que reír a carcajadas ni tirar alimentos a los actores". El ímpetu reglamentador del manual alcanza incluso el ámbito privado llegando a indicar cómo es el comportamiento decente mientras ¡se duerme! Así, "no hay que moverse bruscamente en la cama para que el cuerpo no adopte posiciones indecorosas bajo los cobertores (mantas) y frazadas (sábanas)", unas sugerencias que hubieran desatado el interés de cualquier psicoanalista por el ejemplar funcionario venezolano, padre de la pianista Teresa Carreño. El éxito del manual en gran parte de Suramérica supuso sentar las bases de un modelo de sociedad que abarcó los siglos XIX y XX. El resultado fue "una visión europea, no propia" de la realidad de esos países que entroniza a "lo civilizado, igualado a lo bueno, mientras que lo no civilizado lo fue con lo peligroso, que quedó asociado a las pasiones que hay que domar", continúa Zorzoli. Y que, por supuesto, excluía a una gran cantidad de la población iberoamericana que tenía que adaptarse, si podía, para formar parte de la sociedad.

Peor el remedio que la ...
El director resalta "la construcción separadora" que el manual esconde debajo de su aparente inocuidad. "En realidad presenta como natural una situación que ha sido creada de manera arbitraria para mantener un orden determinado". Este tiene "muchos quiebros que aparecen cuando algo se sale involuntariamente de esa rutina o se rebela obligando a una represión dura que provoca más represión". O sea, que es peor el remedio que la enfermedad. El montaje muestra cómo esa rutina puede acabar con benéfico fin que busca. A través de un grupo de nómadas que no paran de asearse y comunicarse sólo para repetir las instrucciones del manual, Zorzoli ha construido una producción "muy física, coral, muy amable de ver para el espectador por su humor, que debe completar el fin de la obra".