Teatro

Teatro a salto de mata

Comienza el Festival de Improvisación de Madrid

1 diciembre, 2005 01:00

En el festival participan equipos de cuatro países: Mexico, Colombia, Argentina y España

El público nunca sabe qué va a ver, pero los actores tampoco saben qué van a hacer. Así ocurre en las ligas de improvisación teatral, donde dos equipos se enfrentan en la representación de la misma historia. Una historia que, en cierta forma, escriben los espectadores, ya que son ellos quienes dan el argumento y quienes finalmente proclaman al equipo vencedor. A esta modalidad interpretativa se dedica el I Festival Internacional de Improvisación Teatral de Madrid, que se celebra en la Casa de América y en el Círculo de Bellas Artes.

Un actor va a salir al escenario. Hasta ese momento no conoce cuál es la obra o el personaje que va a interpretar. Ni siquiera si será en verso o no, comedia o drama, si tiene que cantar o bailar. Tan sólo sabe que justo un instante antes de pisar las tablas, con suerte 20 segundos, le indicarán el género y la situación y, a partir de ahí, tendrá que crear supersonaje . ¿La pesadilla del actor? No, el placer por el riego, por lo desconocido, que 24 "locos" por las tablas de España, Argentina, México y Colombia van a realizar durante ocho largos días en Madrid dentro del Festim 05 (Festival Internacional de Improvisación Teatral de Madrid, 2005).

El Festival, que se celebrará entre el 9 y el 18 de diciembre, es un certamen de improvisación teatral que reunirá en la Casa de América y el Círculo de Bellas Artes de la capital española a cuatro compañías de los países citados especializadas en "el más difícil todavía sobre un escenario".

Las ligas de improvisación teatral fueron ideadas en 1977 por Robert Gravel en Canadá, y luego tuvieron un gran eco en Inglaterra y Francia. Se crearon como una forma de combatir la esclerotización del teatro; la improvisación teatral buscaba en origen "desafiar a los actores, sorprender a los espectadores y conseguir que el teatro fuera, como los deportes, un tema del que se hablara fuera de su espacio natural", asegura Pablo Pundik, integrante de Impromadrid, la compañía española que organiza y participa este Festival.

Dos equipos enfrentados
El juego de la improvisación sorprendió primero, luego gustó y más tarde cuajó atrayendo a un considerable público que difícilmente congregan los espectáculos tradicionales al juntar "la originalidad y dificultad de los trabajos con la lucha entre los actores". Porque la idea no se quedó en mostrar las habilidades de unos intérpretes que actuaban sólo a partir de un tema, el que sea, propuesto por los espectadores. Eso era demasiado fácil. Sino que se optó por enfrentar a diferentes equipos de actores en una suerte de justa escénica en la que competían por el favor del público, que es quien proclama al ganador del duelo.

Una vez sentadas las bases, la idea se propagó por el mundo creándose dos escuelas, según los padres fueran canadienses o ingleses. De estas escuelas surgieron espectáculos de improvisación que contaban con alguna variación en sus reglas pero que compartían el mismo gusto "por el riesgo, el desafío y la dificultad de enfrentarse a lo los leones creando una obra en un instante". Y no es una exageración hablar de echarse a las fieras, porque es lo que hacen estos locos por el teatro.
Los espectáculos de improvisación presentan variantes, pero suelen tener un esquema general. Segundos antes de empezar cada escena de la que se compone el espectáculo, los actores conocen el tema que por sorteo les ha tocado como, por ejemplo, "un cactus en el desierto".

Combinación imposible
Pero por si alguien pensara que construir un cesto con tan abundantes mimbres no es tan difícil, a veces las indicaciones obligan a representar la escena "con texto en verso combinado con teatro del absurdo y con los intérpretes uno sentado, otro de pie y el tercero entre ambas posturas, cambiando las posiciones, sin coincidir ninguno en el mismo plano espacial y con una parte cantada como en ópera". Hay ocasiones, como se verá en Madrid, que los artistas crean una obra de una hora con una única palabra como punto de partida, pero es una modalidad poco frecuente.

Todo depende del actor. "Sin tiempo para preparar nada, sin poder hablar entre nosotros, te lanzas y empiezas a actuar sobre la marcha hasta que la campana te indica el final", que es el inicio de una nueva escena que seguramente no tendrá nada que ver con la anterior y para la que, sea como sea, no se podrán repetir los recursos empleados en las producciones precedentes.
Hacer lo anterior requiere, evidentemente, de una preparación especial por parte de los actores. Ese entrenamiento busca "tener una solución vertiginosa para cada problema presentado". Para ello trabajan "mucho con lo físico (la voz, el cuerpo, lo imaginario) porque en los espectáculos no hay ni vestuario ni escenografía". También preparan "la variación, la versatilidad y la respuesta a los estímulos de los demás" componentes del espectáculo. Para complicar aún más las cosas, algo por lo que sufren total adicción los practicantes de este juego-arte-deporte, tienen que hacer algunas escenas con miembros de las compañías rivales como parejas en los "match" mixtos de improvisación.

El resultado suele ser un espectáculo de lo más original, curioso y divertido. Los actores cada poco tiempo crean una historia diferente sobre temas muchas veces disparatados, en ocasiones los más fáciles de hacer, escogidos al azar de entre los propuestos por el público antes de empezar la función. Las variaciones de los temas y los estilos que indican la forma de representación añaden, ademá, la posibilidad de pasar en apenas unos instantes de registros dramáticos a cómicos para luego regresar a los primeros, proporcionando a los espectadores un paseo por prácticamente todos los géneros teatrales en una misma función.

Algo que el público suele agradecer y que crea también adicción.

En España, uno de los espectáculos de mayor éxito ha sido Imprebís, que ha ha alcanzado las 800 representaciones y que fue ideado según las reglas que dominan los match de improvisación. Se anunciaba como "¡Usted nunca sabrá qué va a ver! ¡Ellos tampoco saben qué van a hacer!". Elocuente reclamo en el que dos actores creaban en el escenario situaciones dramáticas que el público escribía en un papel. Representado por la compañía valenciana del mismo nombre que dirige Santiago Sánchez, el montaje se ha escenificado también por el extranjero y pronto empezará una nueva gira por la península.

El éxito de Imprebis
Fuera de España existen ligas nacionales de improvisación, caso de Italia o Francia, en las que compiten compañías de diferentes ciudades en polideportivos cedidos para la ocasión que llegan a reunir a cerca de 2.000 espectadores para ver sus producciones o que, incluso, son retransmitidas por televisión.

La situación en España, excepto el citado éxito de los valencianos capitaneados por Santiago Sánchez, no alcanza esos logros. La Liga Nacional de Improvisación es un proyecto que desean crear grupos de seis comunidades para la temporada próxima. Pero mientras llegue una programación de carácter regular, en Madrid se ha organizado este primer Festim 05, que congregará a veteranas compañías de cuatro países.

El Festival reunirá las distintas variantes que se han ido creando en torno a los match. Por un lado estará la competición en sí, que enfrentará en una liguilla previa a los colombianos de La Gata, los mexicanos de Improtour, los argentinos de Titanes de la Impro y los españoles de Impromadrid. De sus encuentros, regidos por árbitros y en los que el público proclamará a los respectivos ganadores puntuando cada una de las escenas, saldrán dos vencedores. Estos se enfrentarán en la final para obtener "la satisfacción del título de campeón y la copa de ganador", sin premios económicos de por medio. Esta final se celebrará el domingo, día 18, a las 18.30 horas, en el Círculo de Bellas Artes.

El otro apartado en el que se vertebra el Festival ofrece la exhibición de montajes de cada una de estas compañías. En estos espectáculos los actores integran un buen número de las variantes de la improvisación, pero son espectáculos cerrados y algunos, como Chup Suey, de la compañía madrileña Impromadrid, han ganado premios como el San Miguel 2004 de Tárrega, que otorga el público. Habrá, pues, actuaciones en las que un solo actor monta una obra de una hora, o espectáculos creados a partir de una sola palabra, u otros dirigidos a niños, como Teatruras. Incluso, se impartirá un curso sobre improvisación teatral para quienes quieran iniciarse. (www.impromadrid.com ofrece más información).