Teatro

Ultracuerpos

Portulanos

2 marzo, 2006 01:00

Doctor, afloje la camisa de fuerza, por favor. Se lo repito: no estoy loco. Lo que le cuento es absolutamente cierto, por increíble que parezca. Hay mariogases por todas partes. No, no es una cuestión de flatulencia. Se trata de un actor y director de teatro. ¿Cómo? ¿Qué usted no va nunca al teatro? ¡Ah, claro, debí haberlo imaginado! Bueno, no importa, es lo normal. ¿Recuerda usted a ese actor calvo que hace de Gandhi en el cine? Bueno, mariogas es el que le pone la voz en el doblaje. En fin, como le iba diciendo, están por todas partes... ¡No, Gandhi no! Me refiero al otro, al del teatro. Quiero decir que bajo a la calle a comprar el periódico y mi quiosquero tiene cara de mariogas. O entro en el Supersol a encargar la compra y la señorita de la caja es mariogas. Con cola de caballo y uniforme de cajera, y una tarjetita en el pecho que pone srta. Magdalena, pero mariogas tal cual.

Y esta mañana, yendo a trabajar, cogí un taxi, y el taxista se volvió hacia mí para preguntarme dónde iba y allí estaba: mariogas. ¿Qué? ¿Cómo dice usted? ¡Oiga, que yo soy heterosexual y a mucha honra! ¡De fijación erótico-compulsiva nada! Le digo que es verdad. ¿Recuerda usted aquella película de los ultracuerpos? Había una en blanco y negro y otra versión en color, pero el argumento era el mismo: unos extraterrestres intentaban conquistar la Tierra sustituyendo a los seres humanos por personas idénticas a ellos. Sólo que no eran personas, sino una especie de judías enormes criadas en sus vainas mientras los pobres desgraciados dormían tranquilamente. ¿Y si estuvieran haciendo lo mismo, pero con mariogases? Cuando la gente se va a dormir le ponen una vaina debajo de la cama y se va gestando el mariogas correspondiente. Y a la mañana siguiente: zas, ahí está. ¡No, por favor, no llame a seguridad! ¡No vuelvan a meterme en esa celda acolchada! ¡Puedo probar lo que digo! ¡Abra un periódico por la cartelera, verifíquelo usted mismo! ¡Vaya al teatro, a la ópera, ponga la tele, mire los Gax, digo los Max! ¡Suéltenme! ¡Están por todas partes! ¡No digan que no lo advertí! ¡Socorro!