Teatro

Blanca Portillo e Israel Elejalde, cara a cara

Paseo romántico en Alcalá de Henares

15 junio, 2006 02:00

Blanca Portillo e Israel Elejalde. Foto: Antonio Heredia

Hoy se inaugura en la ciudad complutense el Festival Clásicos en Alcalá con Paseo Romántico, una lectura dramatizada de textos decimonónicos españoles. Pocos ambientes hay más apropiados para un espectáculo como éste que el Jardín de Jovellanos del Colegio Mínimos de Santa Ana, donde se representará hasta el domingo, 18 de junio. Dirigido por Laila Ripoll, la lectura tiene por protagonistas a Blanca Portillo, José Coronado, Israel Elejalde y Marcial álvarez. El Cultural ha enfrentado a dos de estos actores, pertenecientes a la misma generación y que viven uno de sus mejores momentos profesionales.

-En una lectura dramatizada, ¿cuál es el personaje del actor? ¿No es una interpretación a medias?
-I. Elejalde. La función del actor en una lectura es la de encarnar el texto para que llegue al espectador de forma clara y precisa, y dar las suficientes pistas para que el público imagine el resto. Es cierto que la creación de un personaje debe ser también física, pero este aspecto puede ser sugerido con una buena utilización de la palabra y de una gestualidad, mínima pero necesaria, que acompaña a todo actor cuando lee. Así que yo diría que es una interpretación total en lo referente al texto, y sugerida en los demás aspectos, pero suficiente para mostrar diferentes caracteres.
-B. Portillo. Evidentemente, al no hacer la obra completa, hay una parte que falta, pero el actor sigue siendo vehículo comunicador de emociones, aunque sea en fragmentos.

-Larra, Espronceda, Duque de Rivas, Rosalía de Castro, Bécquer ¿A cuál prefiere de todos? ¿Cree que nuestro tiempo comparte algo del espíritu romántico?
-B.P. Me gusta Rosalía de Castro. Y teatralmente el Duque de Rivas. El espíritu del Romanticismo no es sólo algo asociado a las grandes pasiones. Hay algo de aquella época de análisis, a veces fatalista, de la situación social. En cualquier caso, creo que las grandes pasiones, las preguntas del hombre frente a su destino, son innatas al ser humano.
-I.E. Si tengo que elegir, me quedaría con Larra y Rosalía de Castro. El primero, por su gran capacidad crítica, llena de sarcasmo, al analizar los usos y costumbres de una sociedad que no le satisfacía en absoluto. La segunda, por su enorme sensibilidad y sencillez a la hora de escribir. Aunque no compartimos ya ese espíritu melancólico del romanticismo, pues nuestra sociedad sólo mira al futuro, olvidando no sólo el pasado sino incluso el presente, en el terreno político seguimos arrastrando parte de los problemas de ese periodo. Nuestro conflictivo siglo XX y nuestra actualidad tiene sus raíces en el caos del XIX. El problema de los nacionalismos, por ejemplo, se empieza a fraguar en ese periodo y hoy sigue vigente.

-Como intérpretes que últimamente se prodigan bastante en la escena madrileña, ¿sienten que forman parte en estos momentos de nueva generación de actores?
-I.E. Afortunadamente, creo que sí. De unos años a esta parte ha surgido una generación de actores jóvenes que empiezan a tener papeles de responsabilidad. Creo que es bueno y necesario, no sólo para los actores, sino también para los directores que tienen un abanico más amplio donde elegir y que permite crear elencos amplios sin que se resienta el nivel. En países como Francia e Inglaterra la regeneración es constante y natural. Parece que aquí comienza a serlo también.
-B.P. No estoy muy segura de si es una "generación". Lo es en tanto que somos gente que ha nacido más o menos en las mísmas fechas, cinco años arriba, cinco años abajo. De ahí a hablar de "generación" con lo que tiene de ideología común, intereses comunes, puntos de vista similares, pues... no sé... ojalá sea así. Lo que sí creo que compartimos es un profundo amor por el teatro. Somos gentes que, a pesar de desarrollar nuestra profesión en diferentes medios, el escenario siempre nos llama de manera especial. Hay un cierto compromiso teatral que nos une.

- ¿Cómo ha influido en su formación los trabajos de actores precedentes?
-B.P. Nuria Espert es el paradigma de lo que yo entiendo por una Persona de Teatro, más allá de una actriz. Su calidad como intérprete es incuestionable, siempre arriesgando. Y, además, es una persona comprometida con la cultura de su país, que ha creado proyectos, que nos ha traído a España a los mejores directores... Para mí es un referente indiscutible. Es de esas personas de las que puedes decir "yo quiero ser así".
-I.E. La influencia es grande, pero no por una elección, sino por una necesidad. ¿De quién voy a aprender una profesión tan difícil como ésta, si no es de los grandes actores que ya existen? Mi aprendizaje está basado en mis maestros, en los consejos de mis compañeros de reparto que saben más que yo. Después, claro, uno elige y poco a poco va procesando esa información para crearse una identidad propia. En esta profesión que se mueve entre el arte y lo artesanal, el pasado es importante. Podría destacar a muchos que me han influido, pero Jose Luis Gómez es mi referente, ha sido mi maestro.

-Para ser un buen intérprete ¿es necesaria una buena formación intelectual? Y la experiencia ¿qué valor tiene en su labor?
-I.E. Qué casualidad, porque Larra ya hablaba de esto en su época y se quejaba de la falta de preparación intelectual de los actores. Para él, el actor debía tener "casi tanto talento y cultura como el poeta", sólo así podría llegar allí donde la pluma no alcanza. Yo estoy de acuerdo: es necesaria, porque es útil. La experiencia también es importante y facilita el trabajo, pero se puede suplir, bien nutriéndose de experiencias de otros, bien utilizando la imaginación.
-B.P. La mezcla de ambas cosas es fundamental. Sin formación intelectual no puedes tener punto de vista. Sin punto de vista un actor no existe. La experiencia personal es un campo nutritivo, generador...

-¿Qué resulta más enriquecedor: colaborar con un director consagrado o con uno más joven que permite la experimentación?
-B.P. Las dos cosas. Creo que es igual de interesante la sabiduría de un maestro que acumula años de experiencia que el riesgo, la energía y la vehemencia de alguien que está en proceso de búsqueda.
-I.E. Lo idóneo es alternar ambas experiencias, la posición del actor cambia mucho, tu nivel de responsabilidades es diferente y hay que medirse en ambas situaciones.

-¿Por qué muchos actores siempre hablan de los sacrificado que es el teatro?
-I.E. Porque es verdad. Es muy difícil estar en un escenario para representar el mismo personaje, con las mismas ganas, la misma precisión, durante semanas, meses, a veces años, pase lo que pase a tu alrededor, estés enfermo, contento, haya público o no y todo como si ese instante nunca hubiera ocurrido antes y no supieras nada de lo que ocurrirá después. A veces cuando uno se para y lo piensa, el teatro no es que sea duro, resulta absurdo. Maravillosamente absurdo.
-B.P. Requiere un trabajo de preparación profundo, de muchas horas. Luego, la responsabilidad del día a día sobre el escenario cae directamente sobre tus hombros. Es sacrificado, pero inmensamente gratificantes.


El Teatro Cervantes es el escenario principal de Clásicos en Alcalá. En él, se van a representar, entre otros, Romeo y Julieta por la compañía flamenca Nuevo Ballet Español (día 20); la ópera de cámara de Tomás Marco El caballero de la triste figura (día 22), el montaje de Comediants de Las mil y una noches (24 y 25); y el concierto De Manolo a Escobar (2 de julio). En otros espacios, como el Corral de Comedias, se verán el Tirso dirigido por Carlos Aladro Desde Toledo a Madrid (16 y 17), y Los Ulen con Ave Sosia (27 y 29). En calles y plazas también actúan grupos y orquestas.